Qué hacer en Florianópolis si estás de visita

Si estás pensando viajar a Florianópolis, este recorrido te ayuda a decidir qué zonas visitar, cómo moverte y qué tener en cuenta antes de llegar.

Ubicada en el sur de Brasil, Florianópolis despliega una combinación poco frecuente de paisajes costeros, cerros cubiertos de vegetación, barrios residenciales apacibles y lagunas interiores que reflejan el ritmo calmo de la vida isleña. Aunque para muchos turistas sigue siendo sinónimo de sol y verano, la ciudad ofrece mucho más que playas y bronceado estacional. Aquí, una guía orientativa para quienes llegan por primera vez y quieren aprovechar su paso por la capital del estado de Santa Catarina sin perderse lo esencial.

Praia Mole y Joaquina, entre el surf y la arena sin prisa

En la costa este de la isla se concentran algunas de las postales más conocidas. Praia Mole, con su larga franja de arena dorada y sus olas constantes, atrae tanto a surfistas experimentados como a quienes solo buscan un lugar cómodo para pasar el día. El ambiente es informal y descontracturado, con puestos ambulantes, bares sencillos y alquiler de sombrillas o reposeras. Es habitual ver grupos de jóvenes, mochileros o visitantes que simplemente se dejan estar, sin mayores planes que mirar el mar y estirarse al sol.

A solo unos minutos en auto o incluso caminando desde allí, Joaquina despliega una fisonomía similar pero con personalidad propia. Las olas son potentes, por lo que también es un punto destacado para practicar surf. Además, sus famosas dunas —de arena blanca y fina, esculpidas por el viento— ofrecen la posibilidad de deslizarse en sandboard, una actividad que no requiere experiencia previa. Hay tablas en alquiler en el lugar, sin necesidad de reservas.

Ambas playas están bien señalizadas, con acceso por rutas asfaltadas y conectividad por transporte público. En temporada alta, conviene salir temprano para evitar el embotellamiento típico hacia el este de la isla.

Lagoa da Conceição y un equilibrio entre lo natural y lo urbano

La Lagoa da Conceição es una de las áreas más multifacéticas de Florianópolis. Se trata de una laguna de agua dulce rodeada por cerros frondosos y un pequeño núcleo urbano que ofrece desde tiendas de diseño hasta opciones gastronómicas de todo tipo. Durante el día, las calles que bordean la laguna son ideales para caminar, hacer compras o simplemente sentarse a tomar algo frente al agua. De noche, el entorno se transforma en un punto de encuentro relajado con bares que ofrecen música en vivo o tragos al aire libre.

Para quienes disfrutan del movimiento, pero sin agobios, esta zona es ideal para alojarse. Su ubicación estratégica permite acceder rápidamente tanto a las playas del este como a otras zonas de la isla, lo que la convierte en una base práctica para quienes quieren explorar.

Además, desde los muelles de la laguna salen pequeñas embarcaciones que recorren sus rincones menos accesibles, ofreciendo vistas distintas del paisaje. También hay senderos por la zona boscosa, que invitan a paseos tranquilos sin mayores exigencias físicas.

Si el objetivo es cuidar el presupuesto, optar por viajar en fechas intermedias fuera del pico estival puede marcar la diferencia. Muchos paquetes a Florianópolis incluyen hospedaje en esta zona por su versatilidad y buena conectividad.

Canasvieiras e Ingleses, playas para quedarse varios días

En el norte de la isla, el ritmo es más sereno. Aquí se agrupan varias playas de aguas tranquilas, frecuentadas por familias con niños, personas mayores y turistas que priorizan la comodidad. Canasvieiras, sin duda una de las más populares, ofrece un mar calmo, ideal para nadar sin sobresaltos. Sus alrededores están repletos de supermercados, farmacias, cafeterías y restaurantes, lo que facilita la estadía sin depender del transporte.

Una alternativa cercana es Ingleses, con un perfil algo más juvenil. Aunque mantiene el espíritu familiar, el ambiente suele ser más dinámico, especialmente en verano, cuando llegan turistas brasileños del sur del país. Ambas zonas cuentan con buena infraestructura, alojamiento de distintas categorías y servicios turísticos durante todo el año.

Además, tanto en Canasvieiras como en Ingleses hay opciones de accesibilidad: pasarelas, rampas y sillas anfibias que facilitan el ingreso al mar para personas con movilidad reducida.

Santo Antônio de Lisboa y el ritmo pausado de otro tiempo

Entre el bullicio del centro y el movimiento del norte, aparece Santo Antônio de Lisboa, un barrio que parece detenido en el tiempo. Las casas bajas pintadas con colores suaves, las calles adoquinadas y la costanera que se abre sobre la bahía conforman un paisaje sereno, ideal para recorrer a pie sin apuro.

La zona es conocida por su tradición en el cultivo de ostras, por lo que muchos llegan hasta aquí para probarlas frescas, acompañadas por vino blanco o cerveza artesanal. También hay restaurantes especializados en frutos de mar y platos locales. En paralelo, pequeños talleres de artistas y ferias de artesanía ofrecen productos originales que se alejan del souvenir típico.

La influencia de la inmigración azoriana aún se percibe en la arquitectura, en ciertas costumbres y en las festividades que se celebran en el barrio. Aunque no tiene grandes playas, sí regala una vista abierta sobre el agua, con atardeceres memorables que tiñen el cielo de tonos cálidos. Algunos visitantes incluso eligen esta zona como lugar de alojamiento para desconectarse, sin perder el acceso al resto de la isla.

Lejos de exigir un plan estructurado, la isla se deja descubrir paso a paso. Algunos llegan sabiendo exactamente qué quieren ver; otros apenas con el deseo de cambiar de aire. Sea cual sea el caso, la experiencia de estar en Florianópolis no suele ser de una sola vez. Hay quienes regresan sin buscarlo, como si la isla dejara algo pendiente. Lo cierto es que, en este rincón del sur brasileño, todo parece dispuesto para que uno quiera volver.