Durante su primera estadía en México, Mistral fue portadora de un mensaje de la Federación de Estudiantes de Chile, FECh, a sus pares mexicanos. En un multitudinario auditorio, la poeta se dirigió al público y entregó las palabras que contenían los ideales de toda una generación de estudiantes: «toda juventud debe ser una superación de las generaciones precedentes, imprimir nuevas formas a la realidad y sentido nuevo a la vida. Depende pues de nuestro esfuerzo que el porvenir sea más bello, más justo, más bueno que el pasado y que el presente».
El 23 de junio de 1922, en el puerto de Valparaíso, la joven poeta Gabriela Mistral se embarcó en el Vapor Orcoma en un destino incierto, pero con propósito claro. Partía como educadora invitada por el Secretario de Educación Pública de México, José Vasconcelos a colaborar en la reforma educacional del gobierno de dicho país. A su vez, aprovechó la instancia de su arribo para ser la portadora de un mensaje de saludo y de esperanza de la juventud chilena, encomendada por la entonces denominada Federación de Estudiantes de Chile (FECh).
Este viaje representaba para la poeta su primera residencia en el extranjero con vistas a que México le entregaría el reconocimiento profesional y la estabilidad económica que en ese entonces no encontraba en nuestro país. Una oportunidad única de poner en práctica su ideario pedagógico en un país que buscaba reconstruirse desde la educación a más de una década de revolución.
Al embarcarse en estos nuevos horizontes, Mistral no viajaba sola. Acompañada de la escultora Laura Rodig y la maestra Amantina Ruiz en sus pertenencias transportaba cartas de saludo de distintas organizaciones chilenas, entre ellas la Cámara de Diputados, asociaciones obreras y la FECh.
En los albores de la década de 1920, Mistral se despedía de un país que atravesaba un periodo marcado por la efervescencia política y una profunda desigualdad social, bajo un sistema cerrado a las demandas populares. Es bajo este escenario que la FECh había surgido, desde 1906, como uno de los actores más críticos de aquel periodo, no solo buscando servir a los intereses de las y los estudiantes universitarios, sino que contribuir con las causas de los movimientos obreros y populares.
Durante este periodo, la FECh fue objeto de distintos hechos represivos. Uno de estos ocurrido en 1920 cuando simpatizantes del gobierno de Juan Luis Sanfuentes destruyeron la sede de su Federación. Otro episodio fue la detención y muerte del estudiante de Derecho de la U. de Chile, José Domingo Gómez Rojas, ese mismo año, quien fue el primer mártir de los estudiantes organizados en la Federación. Todo esto provocó que el vínculo con las causas sociales se profundizara aún más.
Es en este escenario que la FECh fortaleció sus redes internacionales buscando formar vínculos con otras agrupaciones de juventudes latinoamericanas con un mensaje claro: la educación debe convertirse en un derecho colectivo y no ser exclusivo de la élite. Una visión que era compartida por Gabriela Mistral y que, por medio de su voz, encontraron un canal de comunicación con sus pares mexicanos.
En la revista Claridad, órgano de difusión de la Federación de Estudiantes, el 1 de julio de 1922 se lee: «Nuestros queridos amigos, se va Gabriela Mistral, la maestra en el sentido profundo de la palabra, ha partido a la República de Méjico llevando un mensaje de nuestros estudiantes a sus hermanos de allá. Su despedida dio lugar a una manifestación, cálida y pura, de cariño de parte de quienes le aman. ‘Claridad’ envía a la gran poetisa su despedida y su más sincera simpatía».
Dicho mensaje fue entregado por el presidente de la FECh, Eugenio González Rojas y el secretario de la organización, Raúl Silva Castro. Al respecto, Gabriel González, coordinador del Área de Gestión y Extensión Cultural del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile, señaló que «con toda probabilidad, este mensaje fue entregado entre el 20 y 21 de junio, durante las celebraciones previas a su embarque en el vapor Orcoma. En ese contexto, se habían iniciado las movilizaciones estudiantiles de gran envergadura que culminaría en una de las primeras “tomas” de la Casa Central de la Universidad de Chile. Los estudiantes, agrupados en la FECh, buscaban reorientar el papel de la universidad, abriéndola a los sectores más postergados de la sociedad y fortaleciendo, con ese objetivo, las iniciativas de extensión universitaria».
Con este mensaje, Gabriela Mistral llega al puerto de Veracruz (México) el 19 de julio de 1922, luego de importantes escalas en el Callao del Perú y en La Habana, Cuba. Finalmente, el 21 de julio de 1922, Gabriela Mistral llegó a Ciudad de México, siendo recibida en el andén de la Estación San Lázaro por una comitiva encabezada por el Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos y altos funcionarios de este departamento.
Durante los días siguientes, Mistral fue recibida en diversas escuelas y compartió con múltiples delegaciones y periodistas. Asimismo, fue homenajeada por distintas instituciones culturales, participando en la inauguración de una escuela que llevó su nombre. En medio de estas vivencias la poeta se preparaba para dar el significativo mensaje de la FECh a la Federación de Estudiantes Mexicanos.
El discurso y el mensaje de la FECh a los estudiantes de México
El 1 de agosto de 1922, llegó el día. En el Teatro Principal de la Ciudad de México la esperaba una solemne ceremonia, organizada por la Federación de Estudiantes de dicho país. Una ocasión en que se declaró feriado nacional para asegurar la participación de las y los jóvenes.
Y así sucedió. En dicho auditorio tanto las plateas, los palcos y asientos de la galería fueron colmados por alumnos y alumnas de los principales planteles de enseñanza junto a diversas autoridades educativas. En medio de esta desbordante alegría del público por conocer a la poeta, Mistral tomó asiento en el ala izquierda del coliseo. La actividad comenzó con las palabras del Rector de la UNAM, Antonio Caso, quien dio la bienvenida a la famosa invitada.
Mistral se levantó para dirigirse al escenario en medio de un caluroso aplauso. Sostuvo en sus manos la carta que contiene los ideales y el llamado de los jóvenes chilenos. Mientras miraba a quienes la saludaban, la poeta comenzó a leer el mensaje de la FECh a los estudiantes de México.
«Compenetrados como vosotros del ritmo actual, llenos de optimista inquietud os enviamos un saludo de fraternidad y la exteriorización de nuestra fe en el triunfo definitivo de las aspiraciones comunes que sustentamos. Hemos comprendido las imperativas responsabilidades que las circunstancias de la época nos imponen y servimos con entusiasmo todo nuestro tiempo y esperanza los ideales de renovación social y humana».
«Toda juventud debe ser una superación de las generaciones precedentes, imprimir nuevas formas a la realidad y sentido nuevo a la vida. Depende pues de nuestro esfuerzo que el porvenir sea más bello, más justo, más bueno que el pasado y que el presente. Y en esta labor estamos con vosotros, con la juventud entera del continente, con la juventud toda del mundo, formando una sola voluntad en la acción y un solo corazón en el ideal».
Una vez terminada la lectura, el presidente de la Federación de Estudiantes de México hizo uso de la palabra. En un discurso con frases vibrantes, agradeció a los jóvenes estudiantes chilenos y a Mistral por su envío. La velada continuó con un número artístico presentado por las alumnas de varias escuelas, (entre ellas la Corregidora de Querétaro), poniendo en las manos de la poeta chilena un ramo de flores. Momentos después, se inició el acto principal y el momento que el público estaba esperando: las palabras de Gabriela Mistral.
«Voy a hablar de la Federación de estudiantes de Chile, cuyo mensaje acabo de poner en vuestras manos. Entre las instituciones de cultura que tiene mi país, son dos las características vigorosas y rectas de ésta: un alto idealismo y un acercamiento al pueblo que es casi fusión perfecta. Creo que, en poco más o menos, las demás federaciones hispanoamericanas destacan estas mismas líneas de acción. La aproximación hacia el pueblo, de parte de los estudiantes, ha sido muy discutida. ¿Es un mal el que los jóvenes universitarios se hagan dirigentes obreros?».
En el discurso Mistral respondió con seguridad: «yo no sólo acepto esta colaboración, sino que la alabo cálidamente. Todo lo que arranque al estudiante del ambiente libresco, todo lo que lleve a mezclarse en la vida, a sentir su aliento quemante sobre la faz, me parece inmenso bien». Asimismo, en sus palabras la poeta declara distanciarse de una educación puramente académica y celebra que los jóvenes se salgan de ese “rito frío” para tomar contacto con la realidad social de su país.
Por varios minutos Mistral prosiguió con su discurso y para concluir con emoción, dijo: “estoy entre vosotros por gracia y voluntad de vuestro gobierno, empiezo a conoceros, me siento vuestra, y os amo, juventud que sois toda hermosura al ser el fervor y la alta idealidad”.
Para Gabriel González, uno de los aspectos más destacables del discurso es el respaldo público que la poeta ofrece a los jóvenes estudiantes de Chile. «Mistral ofrece su respaldo a las iniciativas estudiantiles y a la rebeldía creativa, la cual, aunque reconoce que puede tener tropiezos, le resulta preferible a la inercia, ya que considera que enriquece la experiencia humana en un sentido colectivo. Si bien, ella se distancia del ideario político de los jóvenes dirigentes de la FECh —en este caso, anarquistas—, valora y destaca las iniciativas de extensión universitaria y el vínculo directo que estos mantienen con los obreros”.
Además, González añade que «en este contexto, Mistral pone de relieve los beneficios sociales de una juventud idealista. Aunque introduce ciertos matices respecto a las formas en que esa juventud busca su sentido y su identidad, no deja de reconocer el valor del enriquecimiento espiritual que los jóvenes aportan al pueblo, así como su contribución a la renovación de las ideas y la cultura».
Es así que en esta declaración pública de respaldo a los ideales de los jóvenes chilenos, Mistral no sólo habló como poeta, sino que fue voz como intérprete de toda una generación de jóvenes chilenos que se encontraban en medio de una fuerte disputa con el Consejo de Instrucción Pública, órgano que dirigía la educación del país.
Una revisión actual a las palabras de la FECH
Monserrat Lagos, estudiante de Derecho e integrante de la Secretaría de Cultura de la FECH, señaló que este hecho es sumamente relevante, «sobre todo en una línea internacional y latinoamericanista, pensando en que los estudiantes históricamente han luchado porque sus voces sean escuchadas, y poder generar este vínculo, esta conexión entre países a la vez cercanos, pero muy lejanos geográficamente, creo que es sumamente importante para la historia de los estudiantes, pero también de un movimiento mucho más profundo».
Asimismo, añadió la importancia de conocer más las distintas facetas de la Premio Nobel. «Yo creo que en realidad falta profundizar mucho en lo que es la figura de Mistral acá en Chile esencialmente y sobre todo lo que conocen los estudiantes, que es lo que nos enseñan en el colegio, lo que obtenemos también de la cultura, pero tenemos que lograr entender que Mistral es una figura mucho más compleja y que merece ser estudiada”.