Con el reloj en contra, pero con el alma a favor: Universidad de Chile se quedó con el Clásico 200

A veces el fútbol se escribe con lápiz fino y otras, como esta noche, se talla a martillazos sobre el tiempo. Universidad de Chile ganó el Clásico Universitario número 200 cuando todo indicaba que la historia quedaría en blanco. Lo hizo al borde del final, cuando los relojes ya no marcan táctica, sino coraje. Lo hizo con lo más viejo del fútbol: un error rival y la astucia de un delantero encendido.

Imágenes de Sebastián Ñanco.

Fue Rodrigo Contreras, en el minuto 97, quien aprovechó una desinteligencia defensiva de la UC y anotó el 1-0 definitivo. No fue un gol bonito. Fue un gol importante. De esos que se gritan con la garganta rota y el corazón hinchado. De esos que dicen más que una tabla de posiciones.

La U lo había intentado todo. Con una línea de tres en el fondo, laterales que fueron alas, y presión alta en campo rival. Católica respondió con un bloque compacto y transiciones rápidas. El partido fue tenso, cerrado, clásico. Pero el fútbol no premia solo la estrategia: premia la insistencia. Y Universidad de Chile insistió más, creyó más, quiso más.

Imágenes de Sebastián Ñanco.

Con este triunfo, la U no solo estira su racha a siete partidos sin perder: reafirma una idea. Este equipo ha vuelto a ser competitivo, protagonista, incómodo para cualquiera. Ha vuelto a ganar partidos que antes empataba. A sostener resultados con personalidad. A cerrar duelos con temple. Eso, en torneos largos, hace la diferencia.

El Clásico 200 no fue una postal. Fue un recordatorio: Universidad de Chile está de regreso. No solo en la cancha. También en la conversación por el título.

Imágenes de Sebastián Ñanco.