Santiago 17 de abril 2025 – A ratos fue vértigo, en otros paciencia. Universidad de Chile vivió una noche intensa en Ñuñoa y volvió a demostrar que este equipo no solo gana, sino que también emociona. Con un fútbol valiente y una actitud de equipo grande, los azules se impusieron 3-1 ante un Deportes La Serena que vendió cara su derrota.
El primer golpe vino temprano. Israel Poblete, con un disparo de media distancia cargado de intención y confianza, encendió a un Nacional lleno. Luego, Charles Aránguiz, el «Príncipe», volvió a vestirse de líder: templado, preciso, marcó el 2-0 desde los doce pasos tras una jugada que él mismo empezó y Hormazábal terminó provocando la falta.
La visita reaccionó. Con Henríquez marcando el descuento, hubo un breve temblor. Pero la U no titubeó. Siguió jugando con convicción, cerró espacios y volvió a pegar cuando más lo necesitaba: Rodrigo Contreras sentenció la historia con un penal ejecutado con frialdad, devolviendo la calma a los más de 35 mil hinchas presentes. Finalizado el partido el delantero analizó su primer gol en el torneo y agradeció a Charles Aránguiz, quien le cedió la pena máxima: “Me hacía falta. Lo importante es que el equipo ganó, sumamos de a tres que nos hacía falta en el torneo y seguimos con el envión anímico que es muy positivo para lo que viene“.
Contreras agregó que “lo había buscado todo el partido, pero agradecido por el gesto de Charles. Habla lo que es él como capitán, referente e ídolo del club. Que tenga ese gesto conmigo me pone contento“.
Más allá del marcador, la U volvió a mostrar identidad. Un equipo que presiona, que juega con dinámica, que no le teme al protagonismo. Y eso, en este torneo tan apretado, vale más que los tres puntos. Es una declaración.