Sr. Director:
La contratación de guardias de seguridad se ha incrementado en un gran porcentaje, lo que ha permitido dar trabajo a muchas personas y en especial a mujeres y personas de tercera edad. Lamentablemente estos servidores públicos, están expuestos a un sin fin de situaciones que atentan contra su integridad física e incluso su vida. El guardia de seguridad es el pariente «pobre» de la seguridad, pues están también los guardias privados quienes tienen mejores ingresos y además, están autorizados para portar armas, lo que les permite tener por lo menos, la posibilidad de defenderse ante cualquier agresión personal o atentado contra los bienes que protegen.
El guardia de seguridad, cuando debe intervenir en cualquier acto delictual, lo hace prácticamente con las con las manos amarradas y aquí podemos aplicar la famosa ¿ Y ahora quién podrá defendernos? La respuesta es bastante clara! Nadie ¡La necesidad de un trabajo, la responsabilidad y el profesionalismo de muchos de estos guardias, los hace arriesgar más de lo que deben y muchas veces, por una remuneración poco acorde con los riesgos.
Jorge Valenzuela Araya