El fármaco contra la presión arterial rilmenidina retrasa el envejecimiento en los gusanos, lo que teóricamente podría ayudar a los humanos a vivir más tiempo y mantenerse sanos. No obstante, por ahora se debate si esto es aplicable a la biología humana.
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Estudios anteriores mostraron que la rilmenidina imita los efectos de la restricción calórica a nivel celular. En varios modelos animales está se ha comprobado que la reducción de la energía vital a la vez que se mantiene la nutrición del organismo aumenta la longevidad. Encontrar la manera de obtener los mismos beneficios sin el costo de una reducción calórica extrema puede conducir a nuevas formas de mejorar la salud en la vejez.
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En un estudio publicado en enero, gusanos Caenorhabditis elegans jóvenes y viejos tratados con el fármaco —que normalmente se utiliza para tratar la hipertensión arterial— vivieron más tiempo y presentaron mediciones más altas en una variedad de parámetros de salud. Esta especie de gusanos es una de las preferidas para los estudios, ya que muchos de sus genes tienen similitudes con los del genoma humano.
«Por primera vez hemos podido demostrar en animales que la rilmenidina puede aumentar la longevidad. (…) Ahora queremos explorar si puede tener otras aplicaciones clínicas», afirma el biogerontólogo molecular Joao Pedro Magalhaes, de la Universidad de Birmingham, del Reino Unido.
Asimismo, los investigadores comprobaron que la actividad genética asociada a la restricción calórica podía observarse en los tejidos del riñón y el hígado de los ratones tratados con rilmenidina.
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Otro descubrimiento fue que un receptor de señalización biológica llamado nish-1 era crucial en la eficacia de la rilmenidina. Esta estructura química concreta podría ser el objetivo de futuros intentos de mejorar la duración de vida y ralentizar el envejecimiento.
«Descubrimos que los efectos de la rilmenidina sobre la prolongación de la vida se suprimían cuando se eliminaba el receptor ‘nish-1’. (…) Y lo que es más importante, el restablecimiento del receptor ‘nish-1’ devolvía el aumento de la longevidad tras el tratamiento con rilmenidina», señalaron los científicos en la publicación.
Las dietas hipocalóricas son difíciles de seguir y conllevan diversos efectos secundarios, como debilitamiento del cabello, mareos y fragilidad ósea. De este modo, este fármaco contra la hipertensión podría conferir los mismos beneficios que una dieta hipocalórica y, al mismo tiempo, ser menos agresivo para el organismo. Además, esta medicina puede tomarse por vía oral, ya se prescribe ampliamente y sus efectos secundarios son escasos y relativamente leves (incluyen palpitaciones, insomnio y somnolencia en unos pocos casos).
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