Una galaxia enana recién descubierta pone en entredicho la sabiduría convencional

Un equipo de astrónomos de Arizona identificó una galaxia enana que no debería existir con nuestra comprensión actual del universo.
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Las galaxias enanas son clasificadas como galaxias con menos de 100.000 millones de estrellas. La Vía Láctea tiene más de 200.000 millones de estrellas y las galaxias más grandes pueden tener más de 100 billones.
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Sin embargo, la galaxia en cuestión, identificada como PEARLDG en un estudio publicado recientemente en The Astrophysical Journal Letters, es única en el sentido de que ya no está produciendo nuevas estrellas, pero tampoco está interactuando con ninguna galaxia más grande.
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Aunque las galaxias enanas son las más comunes en el universo observado, normalmente son jóvenes y siguen produciendo nuevas estrellas, o interactúan con una galaxia mayor, provocando una ‘desactivación’ de su producción.
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Fue descubierto un pequeño número de galaxias enanas que ya no producen estrellas y no interactúan con otras, como PEARLDG, pero permanecen cerca de una galaxia distinta y los científicos supusieron en gran medida que interactuaron con otra galaxia recientemente y esto detuvo su producción estelar.
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Según el estudio, la PEARLDG es especial porque no está tan cerca de una galaxia, lo que implica que, o bien un factor interno hizo que dejara de producir estrellas, o bien interactuó con otra galaxia a una «velocidad muy alta» en algún momento del pasado.

«No [cabría] esperar que la PEARLDG existiera dada nuestra comprensión actual de la evolución de las galaxias», afirmó el investigador científico adjunto de la Universidad Estatal de Arizona, Tim Carleton.

El descubrimiento de la galaxia mencionada, descrito como «fortuito» en el estudio, fue captado por el telescopio espacial James Webb, pero no era el objetivo principal cuando se capturaron las imágenes. Sorprendentemente, las fotos permitieron a los investigadores estudiar estrellas individuales dentro de la galaxia y utilizarlas para determinar su distancia a la Tierra: unos 98 millones de años luz.
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Luego de descubrir la PEARLDG, los investigadores siguieron observándola con el espectrógrafo óptico de rendija larga DeVeny del telescopio Lowell Discovery, situado en el Bosque Nacional Coconino, en Arizona.