- El buen manejo de la inflación fue uno de los indicadores utilizados por The Economist para posicionar a Chile como la séptima economía de mejor desempeño entre los países de la OCDE durante el 2023. Especialistas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile analizan las proyecciones para este 2024 en base a los cuatro principales indicadores macroeconómicos ponderados por la revista: inflación, crecimiento, empleo y mercado bursátil. Los profesores Manuel Agosin, Gabriela Clivio, Roberto Álvarez y Lorena Flores entregan sus observaciones sobre estos y otros aspectos que serían incidentes en el desempeño económico del país este año.
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En caída libre terminó la inflación el año 2023, indicador asociado al alza de precios que en diciembre anotó una variación mensual de -0,5% y cerró el año con un 3,9%, muy distante del 12,8% acumulado que anotó en 2022 y del peak inflacionario del 14,08% que alcanzó en agosto de ese año, el mayor registrado en las últimas tres décadas. Esta contención del crecimiento en el costo de la vida, determinada principalmente por el aumento en la tasa de política monetaria por parte del Banco Central, fue apuntada como un indicador clave en la buena evaluación de la economía chilena durante el 2023 realizada por The Economist, publicación que ubicó al país como el séptimo de mejor desempeño entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Crecimiento, empleo y mercado bursátil fueron los otros indicadores macroeconómicos ponderados por la prestigiosa revista inglesa para analizar el desempeño de los 35 países que integran la OCDE, que -en términos globales- observó un alza del Producto Interno Bruto (PIB) y de los mercados bursátiles, la estabilidad del mercado laboral y una inflación a la baja. Grecia, Corea del Sur, Estados Unidos, Israel, Luxemburgo, Canadá, Chile, Portugal, España y Polonia fueron los 10 países mejor evaluados por The Economist. En relación a nuestro país, el semanario destacó, en particular, que “los bancos centrales de países como Chile y Corea del Sur subieron la tasa de interés de forma agresiva en 2022, antes que muchos de sus pares de países de altos ingresos y ahora parecen estar cosechando los beneficios”.
En base a estos mismos indicadores, Manuel Agosin, Gabriela Clivio, Roberto Álvarez y Lorena Flores, académicos de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, entregan sus observaciones sobre estos y otros aspectos que serían incidentes en el desempeño económico del país este año.
Crecimiento
Manuel Agosín, Ph.D. en Economía de la Universidad de Columbia y especialista en economía internacional, macroeconomía y desarrollo económico, plantea en general que “el año en curso será mejor que el que acaba de terminar. La economía tocó fondo, habrá algo más de empleo y la inflación continuará en descenso hacia el rango meta del Banco Central. Sin embargo, habrá poco que celebrar. La recuperación será más débil que en el pasado y la tasa de desempleo continuará exasperantemente más elevada que en recuperaciones pasadas”.
Sobre las perspectivas de crecimiento, en específico, afirma que las proyecciones son menos positivas. “La inversión privada, clave para el crecimiento, seguirá bajo un manto de incertidumbre, en buena medida por el entorno desfavorable que debe enfrentar, producto de la animadversión soterrada de las autoridades gubernamentales hacia la empresa privada. A pesar de las declaraciones de la autoridad de que comenzará a atacar la llamada ‘permisología’ (un término bien gráfico para señalar la multitud de permisos ambientales y de resguardo de un supuesto patrimonio cultural, entre otros), en la práctica el gobierno está arrastrando los pies con respecto a este importante tema”, sostiene el académico.
Gabriela Clivio, directora académica del Programa Intensivo en Fundamentos Financieros para Directivos del Centro de Alta Gerencia de la FEN, apunta que “si bien durante el año 2023 el crecimiento fue 0%, en el año 2024 la economía debiera crecer entre 1,25% y 2,25%”. En línea con estas proyecciones, señala que “el principal desafío para el país durante el año 2024 seguirá siendo retomar la senda de crecimiento en una economía que se encuentra estancada en un contexto en el cual la demanda externa se encuentra débil”.
“Me parece que las recientes medidas del proyecto de ley para reducir la permisología van en la dirección correcta para lograr materializar inversiones y estimular el crecimiento”, añade la académica. Destaca, asimismo, que “mejorar la productividad, que se encuentra estancada hace décadas, e impulsarla es otro gran tema pendiente en Chile, al igual que avanzar en la creación de empleos formales y aumentar la participación laboral femenina. Me parece que estos son los temas fundamentales. Evitar reformas económicas que comprometan aún más retomar la senda del crecimiento económico es algo que se debe tener muy presente”.
Roberto Álvarez, Ph.D. en Management de la Universidad de California, Los Angeles, quien se ha desempeñado como consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y economista senior del Banco Central de Chile, destaca como una señal muy positiva que se vuelva a hablar de crecimiento “para alimentar las expectativas respecto a una tasa de crecimiento más alta de las que hemos experimentado en los últimos años”. No obstante, advierte que existen desafíos fundamentales en torno a inversión y productividad. “Si no somos capaces de mejorar en esas dimensiones en más de un 2 o 3%, es bien difícil que la economía crezca a tasas superiores. Ahí hay un desafío muy importante para volver a crecer a tasas altas y, en ese sentido, creo que no son muy buenas las expectativas para los próximos años, dado que no se ha hecho mucho por impulsar el crecimiento”.
En base a las proyecciones del Banco Central y del Fondo Monetario Internacional, el académico concluye que “una cota superior probablemente sea un 3% de crecimiento del PIB. Es muy complicado crecer a una tasa más alta si no hay un fuerte impulso al crecimiento. La aritmética aquí es relativamente sencilla. Si no aumentamos la inversión y si no crece la productividad a tasas más altas de lo que ha venido sucediendo es muy difícil crecer a una tasa superior de lo que hemos observado durante los últimos años”.
Inflación
En relación al costo de la vida, la profesora Clivio enfatiza que durante el 2023 “se avanzó de manera muy importante en la resolución de los equilibrios macroeconómicos que se acumularon en los últimos años. En particular, la demanda interna siguió su proceso de ajuste y la inflación volvió a ubicarse dentro del rango meta del Banco Central”. Respecto a este año, en tanto, indica que “en la actualidad, el Banco Central, que ya redujo la TPM 300 puntos base, me parece que debiera acelerar el ritmo de los recortes de la tasa de política monetaria, dado que esta se encuentra hoy en día en niveles contractivos, mientras que la economía no crece”.
Manuel Agosin, por su parte, subraya que “el Banco Central es nuestra institución más sólida y la confianza que tenemos en ella se verá confirmada por su éxito en dominar una inflación que, en términos mensuales, ya estaba en dos dígitos desde comienzos de 2022. En diciembre pasado ya había cerrado en 3,9% (diciembre 2022-diciembre 2023), lo que indica que la inflación está convergiendo hacia la meta del Banco (2-4%) en forma más rápida que lo anticipado. Ello permitirá que el Banco Central reduzca también de manera más acelerada su tasa de interés, con efectos positivos sobre la inversión y el mercado inmobiliario”.
El profesor Álvarez, en tanto, complementa que “la inflación bajó más de lo que se había considerado a principio de año y eso, obviamente, es un logro bien importante y algo que hace que Chile aparezca con un buen desempeño relativo a otras economías. Va a ser difícil repetir eso porque la inflación ya está cerca del 3%, que es el número alrededor del cual se establece la meta de inflación por el Banco Central. Ahí no hay mucho más que se pueda hacer. Así que si The Economist repite el ejercicio eso no va a ser una fuente de diferenciación respecto de lo que hagan otras economías en las cuales la inflación no ha convergido a los valores a los que están acostumbrados. Entonces, la tarea va a ser mantener la inflación controlada, y eso se ve relativamente factible”.
Mercado laboral
Lorena Flores es la directora ejecutiva del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, unidad que se encargaba de levantar la Encuesta de Ocupación y Desempleo del Gran Santiago, quien afirma que es posible ser optimistas para este año. “El mercado del trabajo durante el 2023 se mostró resiliente. Si bien fue el primer año sin cuarentenas, se observaron inflaciones elevadas y estancamiento económico en muchos países y Chile no fue la excepción. Por ello, se esperaba un mayor impacto en el empleo, sin embargo, la mayoría de los empleos perdidos durante la pandemia se han ido recuperando. Ciertamente aún nos queda tarea pendiente, pero es posible seguir avanzando, ya que gracias a los datos de la encuesta de empleo podemos ver que quiénes aún no han recuperado sus niveles de empleo son los jóvenes y los mayores de 55 años”, detalla.
Para el 2024, añade, “se pueden focalizar las políticas de empleo hacía estos dos grupos. En los mayores de 55, la reconversión puede jugar un rol importante, para lo cual la capacitación es fundamental. Además, en ambos grupos se pueden implementar medidas como el IFE laboral. Si el Gobierno pone los énfasis ahí, es posible mejorar. También será importante estar atentos a los sectores deprimidos. La construcción, por ejemplo, es fundamental, pues además moviliza muchos otros sectores. Por lo tanto, es de suma urgencia poner atención y tomar medidas si fuera necesario, dado que es intensivo en mano de obra, lo que significa que ofrece muchas plazas de empleo”.
El profesor Álvarez complementa que es probable que el mercado laboral pueda registrar “algo de crecimiento en los sectores exportadores, que ya se están recuperando bastante de los efectos negativos de la pandemia, pero -en general- el empleo agregado no debería presentar cambios importantes respecto de lo que se está viendo hoy”. Por otra parte, subraya que uno de los problemas importantes en este ámbito es el crecimiento de la informalidad producto de la pandemia, así como los bajos salarios asociados a una pobre productividad.
Mercado bursátil y otras variables
Otro de los indicadores utilizados por The Economist fue el desempeño del mercado bursátil de cada país. En este ámbito, la profesora Gabriela Clivio sostiene que “el 2024 debiera ser un buen año para la bolsa local, dado -por un lado- los precios atractivos y -por otro- el tema de las rebajas de tasa que se esperan. Un escenario de rebajas de tasas de descuento es un escenario positivo para los activos de renta variable”.
Roberto Álvarez recuerda que a inicios del 2023 se comentaba lo difícil que sería mantener el crecimiento de la bolsa en torno al 20% que registró en 2022. “Uno podría decir lo mismo ahora, dado que llevamos dos años creciendo. Pero 2024 debería ser un mejor año de lo que fueron los años anteriores, sobre todo teniendo en cuenta que hubo una discusión sobre la nueva Constitución y, aunque eso podía tener efectos negativos sobre las expectativas, la bolsa siguió creciendo”. De todas formas, enfatiza que “la representatividad de la actividad económica en la bolsa es bastante pequeña, son pocas las empresas que transan, la mayoría no lo hacen. Entonces, es bien acotado como indicador de crecimiento”.
Respecto a otros factores relevantes para la economía del país, Manuel Agosin aborda el reciente acuerdo Codelco-SQM para la explotación conjunta del litio en el Salar de Atacama, “que, si bien es cierto, ha despejado algunas dudas, todavía no se anuncia una reglamentación general para nuevas empresas que quieran entrar en este negocio. Y sin una actividad privada (nacional y extranjera) pujante en el litio, en ese Salar y en otros, las grandes reservas de litio que tiene el país van a continuar sin dar los réditos económicos que se espera de ellas”.
Gabriela Clivio pone sobre la mesa también la necesidad de avanzar en una mayor eficiencia del gasto público. “En materia de política fiscal, me parece que erróneamente se propone todo el tiempo un aumento de los ingresos y no se mencionan medidas para avanzar en mejorar la eficiencia del Estado, ni en eficientar el gasto del mismo”, señala. Comenta, además, que “también es importante mejorar la calidad de la educación y fomentar la adopción de tecnología, así como resolver el tema de la inseguridad, que está afectando no solo a los negocios y la inversión, sino también a las personas”.
Por último, Roberto Álvarez releva como variable fundamental para la economía chilena el comportamiento del precio del cobre, que depende en gran medida del crecimiento económico de China. En este sentido, subraya la necesidad de fortalecer la innovación mediante mayor inversión en I+D para, de esta forma, incrementar la productividad, favorecer el aumento y diversificación de las exportaciones, crear nuevos productos y llegar a nuevos mercados. “Parece que nos convencimos de que era suficiente con la demanda interna, pero eso no es así. Hay que fortalecer ProChile, generar nuevas políticas e instrumentos, porque el crecimiento económico chileno pasa muy estrechamente por el crecimiento de sus exportaciones. Debemos aprovechar los acuerdos comerciales que tenemos con la entrega de información a las empresas de cuáles son los beneficios, cómo se usan, de cuáles son los productos en los cuales estas desgravaciones son importantes”, concluye.