- Academic Ranking of World Universities (ARWU), QS World University Rankings, Nature Index o Times Higher Education son algunas de las clasificaciones internacionales de universidades más conocidas hoy ¿En qué se diferencian? ¿Qué miden? ¿Son una fuente confiable para decidir dónde estudiar? ¿Cómo le fue a la Universidad de Chile y a otras instituciones nacionales el 2023? Estas y otras interrogantes son abordadas por académicos y especialistas, quienes enfatizan que estos instrumentos analizan distintos aspectos del amplio quehacer de una universidad y, por lo tanto, son solo una referencia dentro de muchas otras para evaluar a una institución de educación superior.
.
21 años consecutivos de liderazgo en el país cumplió la Universidad de Chile en el Academic Ranking of World Universities (ARWU) en su edición 2023, la clasificación global de instituciones de educación superior de mayor prestigio por su trayectoria, objetividad y transparencia, donde se posicionó como el único plantel nacional dentro de los 500 mejores del mundo y entre los más importantes de Latinoamérica. Junto a la medición general de universidades, este ranking entrega una versión por disciplinas, cuyos resultados 2023 fueron dados a conocer el pasado 27 de octubre. En este listado, donde figuraron 17 planteles del país, la Universidad de Chile nuevamente fue la institución N°1 por séptimo año consecutivo, alcanzando el liderazgo en 14 disciplinas y posicionándose entre las mejores universidades del planeta en 19 áreas del conocimiento.
Este no fue el único ranking encabezado por la “Casa de Bello” durante el 2023. También fue la mejor del país en clasificaciones basadas en indicadores objetivos de desempeño institucional, como el prestigioso Nature Index, del grupo Nature, que evalúa la producción científica de instituciones de todo el mundo sobre la base de artículos publicados en 82 revistas especializadas de alto impacto. En esta ocasión, la Universidad de Chile nuevamente destacó como el mejor plantel del país por octavo año consecutivo y obtuvo la cuarta posición en Sudamérica.
El pasado mes de junio, en tanto, se dio a conocer una nueva edición del CWTS Leiden Ranking, elaborado por la Universidad de Leiden, la más antigua de Holanda. Esta medición, basada en la evaluación de la productividad académica de instituciones de educación superior de todo el mundo, posicionó a la Universidad de Chile por decimotercer año consecutivo como el plantel N°1 del país en cuanto a volumen total de su producción científica, la cantidad de publicaciones que alcanza las revistas más importantes del mundo y la proporción de su investigación que registra mayor impacto global, entre otros indicadores. A nivel nacional, además, lideró también en indicadores como colaboración local e internacional, vinculación con la industria, open access y equidad de género.
Otra de las mediciones donde la Casa de Bello destacó como primera del país fue el University Ranking by Academic Performance (URAP) 2023-2024, publicado el pasado mes de diciembre, clasificación que analiza a más de 3 mil instituciones de todo el mundo en base a indicadores como productividad científica, volumen de citaciones, publicaciones en revistas de alto impacto y colaboración internacional. La institución N°1 del país en esta medición nuevamente fue la Universidad de Chile, que alcanzó el lugar N°418 a nivel global y se ubicó en el noveno puesto de Latinoamérica. Fue seguida dentro de las 1.000 mejores de este listado por la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Concepción. En la última edición por disciplinas de este ranking, por otra parte, la Casa de Bello alcanzó el liderazgo a nivel nacional en 27 áreas del conocimiento.
A estos rankings se suman otras clasificaciones basadas en indicadores objetivos, como el Ranking Web of Universities, también conocido como Webometrics, donde consolidó 20 años como la institución Nº1 del país en cuanto a la calidad y difusión de su actividad científica en la web. Esta medición, elaborada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, posicionó a la U. de Chile en el sexto lugar a nivel latinoamericano y en el puesto 300 del mundo. Por último, UNIRANK Latin America, también ubicó a la Universidad de Chile como la cuarta principal institución de educación superior de Latinoamérica y la primera del país.
Otros rankings
Sin embargo, también existen rankings internacionales que destacan otros aspectos de distintas instituciones de educación superior, como el QS World University Rankings 2024, dado a conocer el pasado mes de agosto. Entre las cinco mejores instituciones latinoamericanas en esta medición, elaborada por la consultora Quacquarelli Symonds, destacaron un plantel brasileño, uno mexicano, uno argentino y dos universidades chilenas: la Pontificia Universidad Católica (103) y la Universidad de Chile (159); mientras que el tercer lugar del país en esta ocasión fue ocupado por la Universidad de Santiago (410). Reputación (45%), citaciones por académico (20%) y relación o ratio profesor/alumno (10%) son algunos de los indicadores ponderados por este ranking.
Otra de las clasificaciones que ha buscado posicionarse como referente en el análisis de las instituciones de educación superior es Times Higher Education, cuya medición específica para Latinoamérica utiliza como fuentes de información encuestas de reputación académica (33%), datos sobre citaciones por académico (20%) y otras fuentes de información provistas por las mismas universidades que participan en él. En su edición 2023, este ranking ubicó como primera del país a la Pontificia Universidad Católica, en segundo lugar a la Universidad de Chile, en tercer lugar a la Universidad de Concepción y en cuarto lugar a la Universidad de Santiago.
¿Qué diferencia a los principales rankings internacionales?
Frente a esta amplitud de rankings universitarios internacionales, una de las principales preguntas que surge tiene relación con las diferencias entre unos y otros y cómo trabajan cada uno de ellos. Paulina Berríos, jefa de la Unidad de Análisis Institucional y Datos de la U. de Chile, explica que “los rankings internacionales, por lo general, son una combinación de indicadores cualitativos y cuantitativos que miden y posicionan a las universidades dentro de una escala global. Estos indicadores se refieren a la reputación académica, a la tasa de profesores por estudiantes, resultados de investigación en términos de proyectos y publicaciones, citas por profesor, diversidad internacional, y reputación entre empleadores”.
Sergio Celis, académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile y especialista en educación superior, complementa que “hay algunos que tienen un énfasis muy fuerte hacia métricas relacionadas con investigación, porque hay mucha métrica asociada a la investigación que es muy abundante y fácil de procesar; mientras que otros tienen una visión más de privilegiar percepciones o áreas más cualitativas de cómo el medio percibe a la universidad. Ahí hay toda una ecología de rankings que usa más o menos un énfasis”.
En esta línea, dentro de la categoría que trabaja principalmente con indicadores objetivos de investigación, destaca el caso paradigmático del ranking ARWU, “que nació como un intento de ver el posicionamiento de las universidades chinas en el mundo, que fue muy exitoso y hoy es adoptado por muchas naciones como un parangón”. En el otro extremo, plantea, figuran rankings como QS y THE, “que tienen algunos parámetros de investigación, pero principalmente se abogan al componente de las percepciones, ya sea de personas del mundo de la academia y de empleadores, así como de cuán influyentes son o el aporte de esa universidad en distintas áreas”.
Por otra parte, advierte que estos rankings han adquirido protagonismo no solo a nivel mediático, sino que incluso son utilizados en la asignación de becas y en la entrega de financiamiento, lo que ha generado una especie de mercado para el posicionamiento de estas clasificaciones. De esta forma, enfatiza que “cada ranking muestra una realidad, un ángulo que tiene que ser mirado críticamente y con mucho cuidado, porque todos van generando sesgo. Muchos de estos rankings tampoco son inocentes y tratan de privilegiar ciertas visiones de lo que debiese ser la universidad o de las áreas que debieran desarrollarse más o menos. Entonces, son problemáticos en ese sentido, pero son inescapables en la realidad que tenemos del sistema de educación superior hoy en día”.
Debido a esta razón, los especialistas subrayan la importancia de ponderar distintas fuentes de información, no solo los rankings, a la hora de elegir dónde estudiar. Paulina Berríos afirma que “las y los estudiantes deberían considerar los aspectos específicos que mide cada uno de los rankings y qué tan alineados están con sus propios intereses sobre las carreras que están buscando estudiar”. Agrega, asimismo, que “la experiencia de elegir una carrera universitaria también va acompañada de una experiencia de vida que se traduce en relaciones con grupos de pares o de interés, uso de los espacios e infraestructura física y tecnológica, práctica de actividades deportivas o de trabajo con asociaciones, y esas son dimensiones que los rankings no necesariamente van a captar como información». Por ello, plantea que los estudiantes también deben informarse y profundizar sobre cada institución a través de diversas fuentes.
El sello formativo de la U. de Chile
El liderazgo que la Universidad de Chile ha mantenido en la producción de conocimiento y en los principales rankings asociados a investigación es reflejo de la importancia que esta labor tiene a nivel institucional, campo que se desarrolla en conexión con todas las otras áreas del quehacer universitario en este plantel, sobre todo a nivel formativo. Por esta razón, los indicadores en este ámbito no pueden ser observados como una métrica aislada de desempeño en investigación, sino que más bien son un reflejo de la calidad y el sello formativo de la Casa de Bello.
Al respecto, Claudio Pastenes, vicerrector de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile, explica que “nuestro Modelo Educativo es muy claro al establecer explícitamente, como una de las Competencias Sello de nuestra docencia, la capacidad de Investigación, Innovación y Creación. Más aún, en el postgrado, no es posible formar graduados y graduadas capaces de comprender los fundamentos de sus respectivos campos de acción y de desarrollar investigación independiente si el cuerpo académico que les guía no cuenta con esas habilidades”. Añade, en este sentido, que “la investigación e innovación son fundamentales en los procesos formativos. Los y las docentes deben dominar la disciplina que enseñan desde la frontera misma y ser capaces, a partir de ello, de establecer una relación recíproca entre la investigación y la docencia”.
En la misma línea, Rodrigo Fuster, director de Investigación de la Universidad de Chile, plantea que este liderazgo en la generación de conocimiento “le da una fortaleza especial a nuestro plantel, puesto que esta investigación tributa directamente a la formación de profesionales en la amplia diversidad de disciplinas en las cuales nos hemos destacado, tanto en la adjudicación de proyectos de ciencia básica, aplicados y de innovación como en la publicación de estos resultados en las revistas correspondientes”. Sostiene, por otra parte, que esta labor ha permitido contribuir de manera decisiva a la construcción del país. “Como institución pública, nos debemos al país y en ello la investigación, creación e innovación que desarrollamos y que nos posiciona en los diferentes rankings tiene una fuerte orientación hacia la resolución de problemas sentidos por nuestra sociedad”, asegura.
Sergio Celis, por su parte, comenta que “aquellas universidades que hoy están liderando el desarrollo tecnológico y social, que están preservando el patrimonio cultural de la humanidad, y que están generando grandes transformaciones son instituciones donde la creación de conocimiento es central. La unión de la misión de formar y de crear conocimiento es lo que distingue a la universidad contemporánea”. Señala, en esta línea, que “esa formación de calidad no se puede dar si uno no tiene ese foco en investigación y la Universidad de Chile tiene una larga trayectoria en este ámbito. En la investigación y el conocimiento que generamos participan también los estudiantes que están en proceso de formación. Esto es obvio en la formación doctoral, pero también sucede a nivel de magíster y pregrado, con estudiantes que se van desarrollando al alero de muchos centros de investigación y proyectos. Eso va permeando a toda la institución y es algo bien único en el país, que deberíamos preservar y cultivar”.
Finalmente, Paulina Berríos comenta que “los rankings de investigación son importantes para instituciones como la Universidad de Chile porque reflejan la contribución de la universidad al conocimiento global e innovación, y aporta tanto a la reputación de la Universidad como a la atracción de los mejores estudiantes y profesores internacionales”. Este desempeño, añade, es reflejo del compromiso con la excelencia del trabajo académico y la generación de conocimiento, así como del trabajo colaborativo, “tal como lo demuestran sus redes de colaboración internacional, y el impacto de la investigación aplicada en distintos ámbitos relevantes de la sociedad. Lo anterior genera un círculo virtuoso ya que esta gran capacidad que demuestra tener la Universidad de Chile la vuelve también atractiva para atraer oportunidades de financiamiento, alianzas, y talento extraordinario”.