¿Por qué en Europa reina un «ambiente sombrío» antes de Navidad?

Europa está sumida en el pesimismo ante la necesidad de dar a Ucrania el dinero prometido y cumplir con otros compromisos. Mientras tanto, los países de la UE también tienen problemas internos: los índices de los políticos que se oponen a Bruselas, como Viktor Orbán y Geert Wilders, están subiendo, afirma ‘The Economist’.
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De acuerdo con el diario británico, «es poco probable» que 2023 termine con una nota optimista para Europa. El primer ministro húngaro, Viktor Orban muy pronto podría conseguir un nuevo aliado, después de que el Partido por la Libertad de Geert Wilders —quién reclamó el fin de las ayudas a Kiev— ganara las elecciones generales el 22 de noviembre en los Países Bajos.
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La situación se ve agravada por el hecho de que el desastre presupuestario en Alemania amenaza con causar estragos en las finanzas de la UE, que ya están sometidas a una gran tensión, destaca el medio.

«Se suponía que la cumbre [de la Comisión Europea] prevista para los días 14 y 15 de diciembre iba a colmar a Ucrania de torrentes de dinero y prometerle la ansiada admisión en el ‘Club Europeo’, pero ahora las posibilidades de adhesión y financiación son cada vez menores«, pronostica The Economist.

En las últimas semanas, «el hastío y el abatimiento se han apoderado de Europa», continúa el artículo. En junio de 2023 se prometieron a Kiev 50.000 millones de euros para evitar que el Gobierno ucraniano «entrara en bancarrota», pero a «juzgar por las conversaciones con personas informadas, los funcionarios europeos podrían posponer la asignación de dinero y los planes de ampliación, o incluso hacer algo peor», subraya el medio.
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Con respecto a los fondos, Hungría lleva meses señalando que se opone a dar más dinero a Ucrania, «y eso es un problema», ya que una decisión requiere el acuerdo unánime de los 27 miembros de la UE. Pero aunque Budapest ceda, «los montones de dinero pueden no ser suficientes esta vez», reconoce el periódico británico, puesto que hay «otro palo en las ruedas»: Alemania.
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El 15 de noviembre, el Tribunal Constitucional alemán dictaminó que el uso de fondos extrapresupuestarios, con los que el Gobierno eludió el «freno a la deuda» autoimpuesto, era inconstitucional, paralizando el gasto público del país. Esto, a su vez, pondrá en peligro el aumento previsto del presupuesto de la UE, del que procede el dinero para financiar a Ucrania, declara The Economist.
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«Gobiernos inspirados en el Tío Rico, como el holandés y el sueco, se oponen a los fondos adicionales. Alemania también dudó, y ahora dice que tiene las manos atadas. Asignar 50.000 millones a Ucrania será políticamente difícil, y llegar a un acuerdo sobre todo el paquete de ayuda antes de que acabe el año lo es aún más», enfatiza el medio.
Conforme con el diario, incluso en caso de que Ucrania reciba el dinero, estos fondos pueden llegar demasiado tarde, porque existe el riesgo de que las autoridades de Kiev se enfrenten a una escasez de dinero ya a principios de 2024.
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Esto, en opinión de los periodistas británicos, minará la confianza en la UE, especialmente si también se aplaza el inicio de las negociaciones de adhesión de Ucrania al bloque, en medio de la amenaza de veto de los húngaros y del opositor a la ampliación, Geert Wilders, cuyos diputados tomarán posesión a comienzos de diciembre.
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La lucha por el dinero y la ampliación pone en peligro la unidad y la cohesión dentro de Europa, advierte The Economist. Y dado que el apoyo de Estados Unidos también es incierto, está claro que esos factores auguran «nada bueno a largo plazo» para Europa, y las Navidades serán mucho más alegres en el Kremlin que en Kiev, resume.