Columna de Scott Ritter | Los tanques Abrams podrían convertirse en «ataúdes de acero móviles» para las tropas ucranianas

Al parecer, EEUU comenzó a entregar a Ucrania los principales carros de combate Abrams. Estos tanques forman parte de un paquete de 31 vehículos aprobado por la Administración Biden a principios de este año, cuya entrega sufrió un retraso significativo.
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El retraso en la entrega de estos tanques se atribuye a la necesidad de formar a las tropas ucranianas en el manejo y mantenimiento de estos vehículos de 68 toneladas, cada uno de los cuales está tripulado por un equipo de cuatro personas.
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Unos 500 soldados ucranianos siguieron un curso intensivo de 10 semanas sobre el manejo y mantenimiento de los Abrams en las instalaciones de entrenamiento del Ejército estadounidense en Grafenwohr (Alemania Occidental). Este se deriva de la fase negra del curso para operadores de Abrams que se lleva a cabo en Fort Benning, (estado de Georgia, en EEUU), y que está diseñado para entrenar a los soldados para la especialidad ocupacional militar 19K, Tripulante Blindado.
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La formación 19K incluye un tiempo significativo en el parque móvil, donde se enseña a los alumnos a realizar lo que se conoce como mantenimiento de 10 niveles (organizativo), es decir, el tipo de trabajo que realiza una unidad operativa en el día a día en apoyo de sus propias operaciones. Esto incluye lubricar, limpiar, conservar, apretar, sustituir y realizar ajustes autorizados.
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Sin embargo, los ucranianos no recibirán instrucción sobre el mantenimiento de nivel intermedio, que incluye el diagnóstico y el aislamiento de averías. Este tipo de mantenimiento se realizará en un depósito fuera de Ucrania (probablemente en Polonia).
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Una vez que los aprendices ucranianos conocen los fundamentos de cómo realizar el mantenimiento diario de los Abrams, se les enseña lo que se espera de ellos como conductores de tanques y qué pasos y acciones deben seguir para preparar el vehículo para la operación. Como parte de esta formación, los soldados pasarán muchas horas en el simulador de conducción de tanque, una maqueta a escala real del puesto de conductor del carro de combate que permite al alumno sentir cómo se maneja el tanque antes de conducirlo realmente.
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Después de un tiempo en el simulador, el alumno pasa al curso básico de conductores, donde aprende a conducir un tanque real en condiciones de carretera. Una vez que el soldado está cualificado para conducir el vehículo blindado, recibe formación sobre el manejo del sistema de carga del cañón. También aprende a manejar las radios y el sistema de comunicaciones del tanque. Al final de la fase negra, el aprendiz se presenta al llamado examen de tripulante de blindados, que abarca las tareas de preparación de los puestos de conductor y cargador. También se realizan ejercicios básicos de mantenimiento y seguridad.
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Los alumnos ucranianos seleccionados recibirán formación adicional para que puedan actuar como artilleros y comandantes de carros de combate.
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Los Abrams destinados a Ucrania son antiguos modelos del paquete de mejora de la potencia de fuego (FEP, por sus siglas en inglés) del Cuerpo de Marines estadounidense. Este sistema incluye una mira térmica de segunda generación, la capacidad de la localización de objetivos lejanos (FTL) y un telémetro láser de seguridad ocular. La FTL proporciona a las tripulaciones de los tanques una localización precisa de objetivos hasta 8.000 metros. Las capacidades FEP/FTL, no obstante, representan otra capa de complejidad para los ucranianos, que ya se verán desbordados por los retos asociados al mantenimiento del motor de turbina de gas Honeywell AGT1500 que permite a los Abrams alcanzar velocidades de hasta unos 72 kilómetros por hora. EEUU está proporcionando a Ucrania un importante paquete de piezas de repuesto que serán necesarias para mantener estos tanques en buen estado y apto para el combate.
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Los Abrams utilizados por los marines estadounidenses usaban lo que se denomina blindaje pesado o blindaje especial, desarrollado en el marco de un programa ultrasecreto conocido con el nombre en clave de Green Grape (Uva verde). El blindaje especial consiste en bolsillos de acero situados en la parte delantera de la torreta y el casco del tanque, que a su vez están rellenos de uranio empobrecido.
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Este blindaje, sin embargo, sigue siendo altamente clasificado. Antes de que los tanques puedan ser enviados a Ucrania, el uranio empobrecido debe ser retirado de estos bolsillos y sustituido por tungsteno, que posee el mismo nivel de densidad (19 gramos) que el uranio empobrecido (el acero, en comparación, tiene un nivel de densidad de ocho gramos.) Se desconoce si el blindaje de tungsteno representa una degradación del blindaje de uranio empobrecido.
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Los soldados ucranianos entrenados por el Ejército estadounidense solo poseerán los niveles de destreza más básicos relacionados con el uso de los Abrams. Carecerán de cualquier habilidad táctica u operativa en lo que se refiere al empleo del tanque en combate. Su destreza artillera será rudimentaria (lo más probable es que fallen el blanco en el primer intento, lo que es un beso de la muerte en el combate moderno), y carecerán de la experiencia y la destreza necesarias para solucionar la gama de averías complejas que se producen en la torreta del tanque, los sistemas eléctricos, hidráulicos, de armamento y de control de tiro que conllevan el tipo de operaciones intensivas que se experimentan en combate, pero no durante la formación básica.
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El Abrams, cuando está tripulado por un equipo de soldados experimentados, es un arma letal. Cuando está tripulado por ucranianos que solo poseen conocimientos básicos —especialmente cuando se enfrentan a soldados rusos veteranos equipados con armas modernas que matan tanques— el Abrams es poco más que una trampa mortal, un ataúd de acero móvil para los cuatro hombres que van dentro. Así ocurrió con el Leopard 2A6 alemán, con el Strv 122 sueco y con el Challenger 2 británico. Y será el caso del Abrams estadounidense.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Scott Ritter – es un ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Sirvió en la URSS como inspector implementando el Tratado INF, en el personal del general Schwarzkopf durante la Guerra del Golfo y como inspector jefe de armas de la ONU en Irak. Actualmente escribe sobre temas relacionados con la seguridad internacional, asuntos militares, Rusia y Oriente Medio, así como sobre el control de armas y la no proliferación.

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