El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) considera que el uso de las municiones de racimo representará un serio peligro para la población civil durante años, declaró la portavoz del CICR, Fatima Sator.
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«Independientemente de dónde se usará esa arma [municiones de racimo] traerá serias consecuencias humanitarias para las comunidades durante años. Hemos visto muchas veces a los niños tomando esa munición por juguete, y las lesiones que sufren cambian toda su vida porque matan y mutilan indiscriminadamente, causando sufrimientos humanos en gran escala», comentó la portavoz.
Sator también relató que ese tipo de armas «harán peligroso el regreso de los desplazados a sus casas y de los agricultores a sus campos durante años después de finalizado el conflicto».
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Incluso los congresistas norteamericanos se pronunciaron en contra del suministro de esas municiones a Ucrania.
Los demócratas están preparando una enmienda a la ley sobre defensa que prohibirá el traspaso de esas municiones.
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La política estadounidense Ilhan Omar, diputada del Congreso de EEUU, declaró que el uso de las municiones de racimo viola los derechos humanos.
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A su vez, la oenegé de derechos Human Rights Watch (HRW), señaló que el traspaso de ese armamiento a Kiev conducirá inminentemente a los sufrimientos de la población civil por muchos años.
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El presidente de EEUU, Joe Biden, anunció el 7 de julio los planes de empezar a suministrar a Ucrania municiones de racimo. Según comentó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, esos suministros ponen en peligro la vida de los civiles y buscan alargar la crisis.
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Las municiones de racimo producen una gran área de impacto porque explotan en el aíre dispersando submuniciones. En tanto, los militares norteamericanos afirman entre el 5 y el 14% de esas municiones no explotan por estar almacenadas durante años. En este caso se comportarán como minas que amenazan a la población civil incluso después de terminado el conflicto.