El resultado de las elecciones de consejeros constitucionales en Chile «no deja de ser paradójico»

El 7 de mayo quedará marcado como el gran triunfo del opositor Partido Republicano, liderado por José Antonio Kast, al obtener 23 de los 50 consejeros constitucionales que elaborarán la nueva propuesta de carta magna chilena. Analistas dan las razones del triunfo de los republicanos y la eliminación del centro político.
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Por Alexis Polo González
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El Partido Republicano fue la única fuerza política de la institucionalidad que se mostró contraria a habilitar el proceso constituyente y no participó del Acuerdo por Chile, que dio inicio a este segundo intento de cambiar la constitución impuesta por la dictadura cívico-militar (1973-1990) que encabezara Augusto Pinochet.
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«Lo hemos señalado en distintas oportunidades, nosotros creemos que esta constitución es buena, tiene que tener algunas modificaciones», declaró la secretaria general de esa fuerza política, Ruth Hurtado.
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Pese a lo anterior, el partido liderado por José Antonio Kast, quien disputó el control de La Moneda a Gabriel Boric, se presentó a las elecciones de consejeros constitucionales celebradas el 7 de mayo y se transformó en el gran ganador de la jornada, al quedarse con 23 de los 50 escaños que estaban en disputa.
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«No hay mucho que celebrar porque Chile no está bien», señaló Kast al conocerse los resultados entregados por el Servicio Electoral. «Chile ha derrotado a un Gobierno fracasado, que ha sido incapaz de enfrentar la crisis de seguridad, migratoria, económica, social (…) donde todo sube, suben los homicidios, sube la migración, las listas de esperas y personas viviendo en campamentos».
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La analista política Ana María Gutiérrez Ibacache, posgraduada por la Universidad Complutense de Madrid y académica de la Universidad Tecnológica Metropolitana, explicó a Sputnik que el triunfo del Partido Republicano responde a varios fenómenos, entre ellos la crisis de los partidos políticos tradicionales, que se refleja en los bajos niveles de aprobación que tienen el parlamento y la clase política en general entre la ciudadanía.
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«En esta línea emerge la narrativa de ‘salvadores’ del país de los republicanos, ante el cuestionable discurso de la ‘delincuencia y migración fuera de control’, para lo cual utilizan falsa propaganda política y así el propagar el miedo en la ciudadanía», agregó la académica.
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Los republicanos obtuvieron más de dos tercios de los cupos del Consejo, lo que se traduce en que tendrían poder de veto en la votación de las normas al interior del Consejo Constitucional, puesto que se requieren de tres quintos de los consejeros para su aprobación. Además, si se le suman los 11 cupos obtenidos por Chile Seguro, la derecha podría aprobar las normas sin la necesidad de llegar a acuerdos con las fuerzas afines al Gobierno ni con la centroizquierda.

«El resultado no deja de ser paradójico, un partido que se opuso y boicoteó el proceso constituyente anterior, en la actualidad resulta ser el partido con mayor cantidad de consejeros constitucionales y con poder de veto. La pregunta que surge inevitablemente es: ¿no habrá sido siempre este el objetivo? Es decir, mantener la constitución de Pinochet?», dijo Gutiérrez.

En conversación con el doctor en filosofía y analista político Rodrigo Karmy, de la Universidad de Chile, explicó que esta elección marca el «fin» de las fuerzas políticas que protagonizaron la «transición a la democracia», tras el fin de la dictadura.
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«Los partidos tradicionales, tanto de derecha como centroizquierda, y que participaron en la llamada transición a la democracia que comenzó con el fin de la dictadura, fueron desplazados por el Partido Republicano y por Apruebo Dignidad. Ambos resultaron favorecidos en la elección. Los republicanos le quitaron la hegemonía a la derecha tradicional y Apruebo Dignidad a la centroizquierda», enfatizó el observador político.
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Se eliminó el centro político

«La estrategia de consensos del Gobierno, es decir, el hecho de que el Gobierno se haya transformado en una suerte de ‘concertación junior’, durante el 2022 y lo que va de este 2023, se cayó», añadió.

La Concertación de Partidos por la Democracia fue un conglomerado político que gobernó el país posdictadura, entre 1990 y el 2010. Dentro de los gobiernos de la alianza de centroizquierda se realizaron reformas que profundizaron el modelo económico y político instalado por la dictadura de Pinochet (1973-1990), además de que lo hicieron dentro de los márgenes constitucionales que dejó el militar.
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Karmy explicó que los partidos de Apruebo Dignidad —especialmente el Partido Comunista (PC), el ala más a la izquierda de la coalición oficialista— fueron favorecidos en desmedro de Socialismo Democrático, que formó parte de la Concertación. Ambas coaliciones conviven al interior del Gobierno del presidente Boric.

«La correlación de fuerzas al interior del Gobierno es favorable al ala izquierda de Boric. Las tendencias de centro, que condujeron al Gobierno estos dos años, fueron las grandes derrotadas de la elección», dijo Karmy.

Para el analista político, el PC y el Frente Amplio recuperaron el terreno perdido ante el viraje hacia el centro que ha marcado el Gobierno de Boric. Además, destacó que mientras más el ejecutivo chileno se reúna con los partidos de la ex-Concertación, «peor les va ir».
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«[El Gobierno] debe aprovechar esta oportunidad, desmarcarse de la ex-Concertación. Hay un gran sector de la sociedad chilena que todavía quiere transformaciones importantes a nivel político y social y que se cristaliza de alguna manera en el programa original que tenía en la candidatura de Boric», agregó.
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Más de 2 millones de personas anularon

Un dato no menor en la elección del 7 de mayo fue la gran cantidad de votos nulos que se registraron en el país2.119.506 de sufragios (16,98%). Además, 568.673 personas votaron en blanco, un 4,56%.
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«Lo interesante de este proceso son los votos nulos, ya que representaron el 17% de los votos sufragados, que contrasta significativamente con el 1,5% del plebiscito de salida del 2022«, en el cual triunfó el Rechazo a la propuesta de nueva carta magna de la Convención Constituyente, explicó Gutiérrez.
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La cientista política estimó que este aumento transmite un mensaje de descontento y deslegitimación del proceso constituyente actual. Además de la falta de representatividad o de expresión del poder constituyente en el que se debería sustentar una nueva carta magna.
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La votación de este 7 de mayo fue obligatoria y estaban convocados a sufragar 15,1 millones de chilenos. Sin embargo, solo lo hicieron 12.484.109; entre ellos, 9.795.930 (78,47%) fueron votos válidamente emitidos.
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Karmy explicó que por primera vez, dentro del sistema de voto obligatorio aparece un alza de votos nulos. Entre nulos y blancos suman más del 20% de la elección. «Estos votos, porcentualmente, son mucho mayores a varias coaliciones que quedaron en el camino», indicó.
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«Sin embargo, el alza importante que tiene el voto nulo, en esta ocasión, responde al voto de una izquierda extrainstitucional que podría perfectamente aliarse, dependiendo de las condiciones, con Apruebo Dignidad. Claro, en la medida en que la coalición recupere su hegemonía y que, de alguna manera, ponga sobre la mesa el programa original por el cual se votó por la candidatura de Boric», finalizó.
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En esa línea, Gutiérrez explicó que normalmente se argumenta que los votos nulos son un voto desinformado o que se emite desde la ignorancia.
«En estas elecciones el mensaje político es totalmente opuesto y leerlo incorrectamente es invisibilizar que más de dos millones de personas no legitiman este segundo intento constituyente», concluyó la experta.