Las consecuencias de no cumplir lo que prometes

Si eres el clásico que nunca dice que no pero siempre acaba cancelando por mensajito, te tenemos noticias: cero te saliste con la tuya. Cada que le quedas mal a alguien pierdes puntos con los demás y contigo mismo.
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Por Joseph Estavillo 
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El valor que le das a tu palabra influye directamente en cómo te perciben los demás. Por eso es importante aprender a decir que sí o que no de frente, y no estar cambiando de opinión. Hoy es regalado cancelar, porque gracias a la tecnología y las redes sociales todo sucede de inmediato y no tenemos ni que dar la cara, pero justo esa es la trampa: genera cierta desconexión entre las personas y provoca informalidad; como no pasa a mayores, nos convencemos de que no hay bronca y se nos va haciendo costumbre esa falta de compromiso.
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Pero, aunque es bien fácil desdecirnos de cualquier cosa, no debería ser así. Las palabras y promesas tienen una relación directa con el valor que tenemos como personas en los ojos de otros. Porque no creas que si no cumples pasas desapercibido. Por medio de las promesas que realizamos nos hacemos presentes, impactamos en el entorno y demostramos a los demás el valor que le damos a nuestras palabras y acciones. Un plus es que cuando somos coherentes, también se incrementa nuestra autoestima. El cumplir con algo acordado demuestra quiénes somos y nos hace sentir mejor cuando lo que proyectamos coincide con lo que decimos que somos.
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No es decir que sí a todo…
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Lo que prometes impacta de manera directa e inmediata en la manera en cómo te percibe los demás y, por supuesto, cómo te ves a ti mismo. Al no cumplir una promesa, tu credibilidad es cuestionada y no solo genera enojo, también desconfianza en los demás. Al prometer algo, la otra persona espera un resultado de ti -no importa si es una acción, ir a una fiesta, mandar un papel- y si no se cumple, hay consecuencias.
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Es por tu bien
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Por más que queramos, no nos podemos sentir valiosos si nos la vivimos decepcionando a los demás. El hecho de no cumplir tu palabra demuestra que no te valoras lo suficiente como para actuar con integridad. Ser alguien confiable significa tratar a los que te rodean con respeto y dignidad, porque tú esperas -y mereces- lo mismo de ellos. Así que dando y dando.
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Ya dije que sí, ¿y ahora?
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Una vez aceptada la petición ya hay una promesa que debe ser cumplida. Pero si de plano no quieres, se pueden dar cuatro diferentes situaciones:
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1. Dar seguimiento. Lo primero es estar de acuerdo en lo que se pide y checar que no existan dudas de lo acordado. recuerda que la otra persona cuenta con lo que has prometido. No seas informal.

2. Contingencias. Las promesas se van a cumplir en el futuro, y este no se puede predecir. Si surge algo que te impida cumplir con lo acordado, es importante que comuniques lo antes posible el impedimento o retraso, y entonces tienes que negociar o contraofertar.

3. Revocar. Si de plano no puedes cumplir con lo acordado, dependiendo de la relación con la persona, tendrás que hablar por teléfono o mandar un correo. Algunas personas cancelan por WA al diez para la hora y eso solo demuestra una total falta de seriedad y respeto al tiempo del otro.

4. Satisfacción. Toda petición finaliza con el cumplimiento de lo establecido. Si estamos hablando de temas de trabajo, es importante realizar una evaluación final para ver si se logró lo acordado.
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Te lo firmo y te lo cumplo 
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Cuando no cumplimos con nuestros compromisos, lo que comunicamos a la otra persona es que nos vale. Si queremos formar relaciones sólidas, basadas en la confianza, tenemos que ser consistentes. No debemos ser flojos, complacientes ni dar por sentado que los demás siempre van a estar ahí.
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Lo mejor siempre será comprometerse a menos cosas que prometer demasiado y no cumplir. Nada en la vida nos obliga a decir que sí y a hacer compromisos con otros, sobre todo si van en contra de lo que queremos. Si no sabemos si vamos a ser capaces de cumplir, lo mejor es decir a la otra persona lo que realmente pensamos que va a suceder, para que las expectativas sean apropiadas.
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Tener palabra es un hábito que se puede desarrollar y hará maravillas por tu autoestima.