La reforma judicial en Israel se aplazará hasta julio, así lo acordaron el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el ministro del Interior, Itamar Ben-Gvir. Hasta entonces se dedicarán a las negociaciones con la oposición.
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Netanyahu a cambio aceptó que la formación de una guardia nacional civil, que Ben-Gvir pretende establecer para mejorar la seguridad pública, se apruebe en una próxima reunión del Gabinete, según los medios locales.
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«Soy consciente de las crecientes tensiones en la sociedad israelí y tengo voluntad de resolverlas», declaró el primer ministro en un discurso televisado, pero también afirmó que hay una «minoría extremista» que está «desgarrando a Israel».
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Además, exigió que se detengan las crecientes negativas a servir en las fuerzas de reserva del Ejército y dijo que no está dispuesto a destrozar el país.
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Netanyahu agregó que había pedido repetidamente dialogar sobre sus propuestas de reforma judicial y dijo que hay que evitar «una guerra civil», señalando que hay una crisis grave en la sociedad israelí.
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«Por responsabilidad nacional» se retrasarán las lecturas finales de un muy contestado proyecto de ley de nombramientos judiciales, según el cual la coalición decidiría el nombramiento de casi todos los jueces de Israel, hasta la próxima sesión del parlamento dentro de un mes, ya que entran en receso por fiesta de la pascua judía, Pésaj.
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Cientos de miles de manifestantes tomaron las calles el 26 de marzo después de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, despidiera al ministro de Defensa, Yoav Gallant, tras sus declaraciones de que la reforma judicial estaba poniendo en peligro la seguridad del Estado.
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Luego de una noche de protestas masivas espontáneas en todo el país, el presidente israelí, Isaac Herzog, llamó al Gobierno a «detener el proceso legislativo de inmediato». El ex primer ministro, Naftali Bennett, también pidió al actual mandatario suspender la aprobación de la reforma judicial al advertir que Israel «está en gran peligro».