Columna de J. Patrice McSherry | Una conversación con Nano Stern, cantautor chileno

Nano Stern es un joven trovador de Chile, que tiene una relación especial con la música del país que es más conocida globalmente: la Nueva Canción chilena. Nacido durante la dictadura, Nano creció durante la transición y los gobiernos civiles. Descubrió la música en su niñez y recibió clases de violín como chico. Ahora es multi instrumentista, tocando violín, guitarra, charango, el cuatro y el tiple, así como piano y flauta, entre otros. También es productor, que le permite experimentar con la percusión y sonidos electrónicos. Compuso su primera música en el colegio, instrumental, cuando tocaba con una banda de rock. Tenía trece años. Siempre le gustó improvisar, me dijo, incluso con el violín.

En años más recientes, Nano Stern ha sido conocido por sus canciones de consciencia social. Una bien conocida es «Regalé mis ojos», sobre Gustavo Gatica, el estudiante de Psicología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, quien perdió su visión producto de un disparo de un carabinero durante las protestas del estallido social de 2019. Gustavo le dijo a su madre, «Regalé mis ojos para que la gente despierte», una frase que se hizo viral. Nano Stern cedió las ganancias de los derechos de autor a ese joven.

Me enteré a través del programa ‘Nuestro Canto’ de Miguel Davagnino que Nano estaba preparando un documental sobre la música de la época de los 60-70. Esto captó mi atención, porque he dedicado muchos años de investigación al movimiento cultural-político de la Nueva Canción chilena. Publiqué un libro en inglés en 2015, y en español en 2017, con Lom Ediciones, y varios artículos sobre la época y el significado del movimiento y la música. Es decir, comparto su fascinación con la música y los movimientos populares de la época y su importancia en la historia de Chile.

¿Como descubrió Nano Stern la Nueva Canción chilena? Me dijo que era una pregunta difícil. Viviendo en Chile, era como preguntar como descubría el oxígeno, me dijo. ‘Está allí. En un momento uno se da cuenta que está allí, pero siempre ha estado presente’ explicó. Como niño escuchó mucho a Illapu, porque su mamá siempre lo escuchaba, en casa y en el auto durante largos viajes. Antes de esto recuerda que a su papá le gustaba el Barroco Andino.  Estaba la música de Inti y muchos otros…

A través de su gusto por el rock durante la adolescencia, Nano descubrió a Los Jaivas, y luego a Violeta Parra y Víctor Jara. Un docente en su colegio había tocado con Patricio Manns en su conjunto, quien también tuvo gran influencia en él. Nano fue a la Universidad Católica para estudiar música, pero después de tres semestres se retiró. Decidió ir a Europa, para viajar y explorar sus raíces en Alemania, y tocar música. Cuenta que tenía tres números de contacto cuando aterrizó en Alemania. Resultó que todos eran de Ortiga, el grupo célebre del Canto Nuevo que nació de los talleres creados por Quilapayún en 1971. Algunos jóvenes integrantes de Ortiga habían tocado con Quilapayún, como un grupo ‘clon”, antes del golpe. Ortiga se exilió en 1983 en Alemania. Nano los conoció y fueron muy acogedores. Tocó con ellos en algunas actuaciones y festivales y conoció su historia, así como la historia de esta época en Chile. Gradualmente fue conociendo a otros jóvenes músicos europeos. Tocó en las calles en Alemania y Holanda, y luego en festivales y conciertos en muchos países más, muchas veces con otros músicos europeos.

En 2010 y 2011, de vuelta en Chile, participó en las masivas marchas estudiantiles para la reforma de la universidad y por la educación gratuita y de calidad. Tocó música en las marchas y encontró a músicos del Inti, Congreso, Los Jaivas, Quilapayún y muchos más de esta generación. Fue un privilegio, me dice. “Tengo la certeza de que esta música de la Nueva Canción chilena, al nivel musical, es la más importante que ha pasado por la historia de Chile,’ explica. ‘Es lo más cerca que Chile ha ido a un lenguaje propio…Propio, que como todo lo propio contiene muchísimas cosas que vienen de otros lugares; pero una música que responda a una búsqueda identitaria de mucho tiempo en proceso’. Enfatizó que esta música, tan significativa artística, política y culturalmente, continuó en el exilio e impactó a multitudes de personas en todo el mundo. ‘He hablado con muchos viejos y viejas de la Nueva Canción y me siento, como otros de mi generación, como nieto de este movimiento’, dice. Eso pasa mucho en las familias, observa Nano con un toque de humor, cuando los hijos se rebelan contra sus padres, pero los nietos y las nietas están fascinados con sus abuelos, comparten mucho y se tienen mucho cariño mutuo. Nano cree que esta metáfora se aplica también a la política. Ve mucha identificación de su generación—que está gobernando Chile ahora—con tiempos históricos de Chile y con la generación de la Nueva Canción.

En 2020 Nano publicó un libro sobre el estallido social, titulado Décimas del Estallido. Crónica en Verso de la Rebelión Chilena (Cuño Editor). Es una reseña poética, día por día, del estallido, con un breve párrafo explicando los eventos del día y luego unas décimas expresando creativamente las esperanzas y angustias que le provocaron a Nano. Abre con esto:

A fin del octubre del año

dos mil diecinueve, al fin

en Chile estalló un motín

porque despertó el rebaño.

Cansado de tanto engaño,

el pueblo, con unidad,

avanzó por la ciudad

Y levantó su clamor

por un futuro mejor

de justicia y dignidad.

Sobre el difícil proceso constituyente desde entonces, Nano Stern expresó mucha decepción con los resultados del plebiscito en 2022 y bastante escepticismo sobre el proceso actual. ‘Terrible la oportunidad que se perdió’ dice, ‘realmente trágico’. Considera que el rechazo fue producto de muchos factores, no solamente los ‘fake news’ o la supuesta incompetencia de personas, pero una mezcla de muchas causas. ‘Sea como sea, fue un paso en falso que va a determinar la historia de nuestras vidas y del país…Probablemente no va a pasar un cambio sustancial político o social en Chile, más bien un maquillaje de lo que tenemos ahora…Con la política en las sociedades, por mucho que duela con este asunto de “en la medida de lo posible”, es finalmente lo que es, ¿no?’. Opina que el proceso actual que estamos viendo tiene ‘muy poca ética’ y probablemente están pasando muchas pequeñas negociaciones en los pasillos.

Nano Stern está trabajando ahora en cuatro proyectos distintos. Primero, es un año lleno de giras: a Europa, Argentina, Colombia, Norte América y, por supuesto, conciertos en Chile. Los otros tres tienen que ver con el aniversario 50 del golpe cívico-militar de 11 de septiembre de 1973, este año. Está preparando un disco de homenaje a Víctor Jara y está emocionado y dedicado a este trabajo. Trabaja estrechamente con la Fundación Víctor Jara, con mucho cariño y seriedad. También está involucrada la Usach, el lugar físico e institucional donde operaba Víctor. Ha sido una oportunidad de profundizar su conocimiento de la música y poesía, la vida, la obra y la historia de Víctor, dice Nano, y le interesa cómo todo esto dialoga con nuestros tiempos. Además, está trabajando en un documental sobre la música del periodo de la Unidad Popular, especialmente la música de la Nueva Canción, aunque también otras músicas de la época, docta, rock y la Nueva Ola, Los Jaivas y Los Blops. Ha entrevistado a varios músicos de la época y está examinando archivos tanto de textos y diarios como de videos y reportajes de la televisión. Tiene muchas horas de material. Está colaborando con un documentalista profesional, el tremendo realizador audiovisual Luis Emilio Briceño. Nano encuentra sumamente interesante la parte técnica y tiene un rol central en las investigaciones y el concepto global del documental. Su cuarto proyecto es una colaboración con la Orquesta Sinfónica de Concepción y la preparación de una obra nueva en el marco de los 50 años. Es un reto y una oportunidad artística que le encanta. Nano Stern va a componer la música, y va a trabajar con Tilo González en esto.

¿Y qué significa el aniversario del golpe para Nano Stern? ‘Soy parte de la población que no ha nacido en ese tiempo’ dice él. ‘Primero creo que es una oportunidad para aprender…No sólo sobre el golpe mismo, pero sobre todo el período anterior y que es lo que pasó en Chile. Creo que es muy importante abrir un espacio para una conversación…Tengo una familia con distintas visiones sobre lo que pasó, como la mayoría de las familias chilenas, con opiniones a veces muy duramente enfrentadas. Creo que debe haber un espacio de dialogo, y ojalá una capacidad de parte de todos de alejarse de los relatos blancos y negros. Y sobre todo un aprendizaje para que algo como esto no pase nunca más…Si bien es importante un espacio de diálogo, hay que ser muy claro en la hora de condenar el negacionismo y la actitud celebratoria y eso va a pasar mucho, y raya en una mentira histórica y una falta de humanidad, una falta de dignidad humana con las víctimas y los incontables familiares…En Chile hay muchos casos no resueltos y no ha habido justicia ni verdad’. Nano comenta que para él la mejor frase de la música chilena en los últimos 50 años es de “Vuelvo” de Illapu, y recita: ‘Bajo el rostro nuevo de cemento/Vive el mismo pueblo de hace tiempo/Esperando siguen los hambrientos/Más justicia, menos monumentos’.

Es innegable que en Chile después de 50 años todavía hay un déficit de verdad, justicia, memoria y reparación. Hay muchas personas que todavía sufren la angustia de no saber el destino de sus seres queridos desaparecidos. Al igual, hay que conmemorar y celebrar la belleza y el legado del periodo anterior en Chile, el periodo de Allende y de muchos sueños y esperanzas, y lleno de mucha riqueza cultural. Tenemos que apreciar también la nueva generación de artistas talentosos con memoria y con consciencia política y social.

LA OPINIÓN DE LA AUTORA NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

J. Patrice McSherry – Es doctora de ciencias políticas y profesora emérita de Long Island University. Autora de múltiples artículos y libros y colaboradora del Instituto de Estudios Avanzados, Usach.

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