Los niños del hielo: cuando Argentina y Chile poblaron la Antártida con bebés

Once niños nacieron en la Antártida desde que el continente blanco tiene actividad permanente. Se trata de ocho argentinos y tres chilenos, que llegaron al mundo en el continente más austral entre 1979 y 1985, en el marco de planes de sus países por fortalecer los reclamos de soberanía.
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Por Sergio Pintado
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La presencia humana en la Antártida se había multiplicado desde mediados del siglo XX, cuando la firma del Tratado Antártico sentó las bases para que unos 30 países desarrollaran actividades científicas en la región. Sin embargo, tanto el personal de las bases como las familias que los acompañaban habían nacido en sus países de origen.
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Eso cambió en 1978, cuando la dictadura militar que gobernaba Argentina desde 1976 decidió implementar un plan para fortalecer el reclamo de soberanía que el país sudamericano mantiene sobre más de 1,4 millones de kilómetros de suelo antártico. Además de ordenar que los militares enviados al sur lo hicieran junto a sus familias, el Gobierno de facto tomó una inédita decisión: enviar a una mujer embarazada para que diera a luz al primer humano nacido en la Antártida.
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La elegida fue María Silvia Morello, que junto a su esposo, el capitán Jorge Emilio Palma, y sus otros hijos arribaron a la Antártida en diciembre de 1977. Morello cursaba su último mes de embarazo y a las 8:40 horas del 7 de enero de 1978 nació Emilio Marcos Palma, el primero en nacer en la Antártida y, al mismo tiempo fue el nacimiento más austral del mundo.
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Palma fue inscrito como ciudadano argentino y fue el primero de una serie de nacimientos planificados por el Gobierno argentino para reforzar su soberanía sobre la Antártida Argentina.
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El 27 de marzo de 1978 nació Marisa de las Nieves Delgado, la segunda argentina y la primera niña en llegar al mundo en la Antártida. Ese mismo año, Argentina instaló el Sanatorio Cruz del Sur para brindar asistencia médica a las familias de los efectivos que recalaban en el continente y asegurar buenas condiciones para los nacimientos, que se harían frecuentes.
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En la lista de nacimientos siguieron, de acuerdo a un repaso hecho por la Fundación Marambio, Rubén Eduardo De Carli y Francisco Javier Sosa, nacidos el 21 de septiembre y el 11 de octubre de 1979, respectivamente. El 14 y el 24 de enero de 1980 llegaron dos más: Silvina Analía Arnouil y José Manuel Valladares. El 4 de febrero del mismo año nació Lucas Daniel Posse y el 5 de marzo María Sol Cosenza cerró la cuenta.
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Los chilenos antárticos

Pero la idea de fortalecer la soberanía con niños no fue exclusiva de Argentina. Su vecino Chile pensó lo mismo en la década de 1980 y comenzó a enviar a territorio antártico a parejas jóvenes con la intención de que comenzaran a producirse nacimientos. Así fue que seis familias viajaron en 1984 para inaugurar Villa Las Estrellas, un poblado ubicado al costado de la base científica Eduardo Frei Montalva que contaba con un hospital, escuela, oficina de correos y hasta iglesia.
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Entre aquellos 18 primeros visitantes estaban los padres de Juan Pablo Camacho Martino, el primer chileno nacido y concebido en la Antártida. Haber sido concebido directamente en territorio antártico es también un orgullo para Chile, que consideró en su momento que fortalecía aún más su derecho soberano sobre el continente blanco.
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Su padre era médico y su madre era enfermera en aquel primer poblado. Ambos llegaron en febrero a la Antártida, pero Camacho nació el 21 de noviembre de 1984 con la asistencia de un equipo de médicos que había llegado especialmente para asistir el parto.
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Entrevistado recientemente por el noticiero 24 Horas de Chile, Camacho recordó que su nacimiento fue todo un acontecimiento para la comunidad antártica, ya que era el primer niño concebido directamente en el territorio.

Luego vendrían dos niños más: Gisella Ester Cortés Rojas el 2 de diciembre de 1984 e Ignacio Alfonso Miranda Lagunas el 23 de enero de 1985. Hasta donde se sabe, el de Miranda fue el último nacimiento registrado en la Antártida.
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La vida después de la Antártida

Desde entonces, tanto Chile como Argentina han restringido la presencia de familias en el continente blanco. Si bien continuaron yendo parejas e hijos de científicos y militares, ya no se facilitó la llegada de mujeres embarazadas o permitió que se cursara todo el embarazo en el lugar.
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De hecho, más allá de la curiosidad, nacer en la Antártida también implicaba algunos problemas para los bebés. Las temperaturas extremadamente bajas no son el único problema para los recién nacidos, ya que también deben cuidarse de que la falta de contaminación de la zona no los vuelva demasiado débiles al regresar al continente.
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Por eso, todos los niños acabaron regresando al continente y casi ninguno volvió a tener vínculo con la Antártida, más allá de recibir homenajes e invitaciones a eventos en fechas alusivas. De todas maneras, la legión de niños antárticos guarda algunas peculiaridades, como el hecho de que Emilio Palma y Marisa de las Nieves Delgado, los dos primeros antárticos argentinos, llegaron a ser pareja durante un tiempo en Buenos Aires. En una entrevista con el diario La Razón en 2002, Palma confesó que sus amigos bromeaban con que la pareja eran los «Adán y Eva del paraíso de hielo».

Palma dejó de brindar entrevistas, pero Marisa de las Nieves no, ella aún da charlas y asegura que haber nacido en la Antártida «es una responsabilidad» que aprendió a llevar consigo. Volvió a la Antártida en el año 2000 durante 20 días pero no pudo regresar más.
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En una entrevista para una emisora de Ushuaia, Delgado adelantó que en 2022 comenzó a retomar el contacto con los otros argentinos nacidos en la Antártida con la intención de «empezar a hacer algo» relacionado al continente antártico.
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«Todos tenemos la misma conexión referente a la Antártida y estamos muy interesados en presentar proyectos y ser más activos en la comunidad antártica», comentó.
El tercer argentino nacido en la Antártida, Rubén De Carli, volvió a ser noticia en 2019 cuando, por solicitar su partida de nacimiento al Gobierno de Tierra del Fuego, hizo que las autoridades descubrieran que los registros de 1979 se habían quemado en un incendio y los de 1980 y 1981 se habían extraviado. La gestión de De Carli provocó que las autoridades debieran hacer una convocatoria pública para encontrar a todas las personas que hubieran nacido en la Base Esperanza o a sus familiares con la intención de reconstruir los archivos.
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De lado chileno primó el perfil bajo, aunque Camacho sigue concentrando la mayoría de las entrevistas y homenajes. Actualmente es cirujano, al igual que su padre.