¿Por qué algunas personas no recuperan el sentido del olfato tras el COVID-19?

Es bien sabido ya que padecer COVID-19 puede afectar el sentido del olfato, pero en algunos casos esa función olfativa no se recupera adecuadamente. Una nueva investigación revela la razón.
Según el nuevo estudio, la infección SARS-CoV-2 provoca un ataque continuado del sistema inmunitario a las células nerviosas de la nariz y, a continuación, se produce una disminución del número de esas células nerviosas, por lo que las personas son incapaces de olfatear como lo harían habitualmente.
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Normalmente, muchas personas que tienen alterado el sentido del olfato durante la fase aguda de una infección vírica se recuperan en el plazo de una o dos semanas, pero algunas no lo hacen y pueden permanecer sin olfato durante varios meses.
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El equipo de científicos estudió muestras de tejido nasal —epitelio olfativo— tomadas de 24 personas, entre ellas nueve que experimentaron una pérdida de olfato a largo plazo tras padecer el COVID-19. Este tejido alberga las neuronas responsables de detectar los olores.
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Tras un análisis detallado, los investigadores observaron la presencia generalizada de células T, un tipo de glóbulo blanco que ayuda al organismo a combatir las infecciones. Estas células T impulsaban una respuesta inflamatoria dentro de la nariz.
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Sin embargo, estas células tienden a dañar más el tejido del epitelio olfativo. El proceso inflamatorio era evidente incluso en el tejido en el que no se había detectado el SARS-CoV-2, lo que el neurobiólogo Bradley Goldstein, de la Universidad Duke de Carolina del Norte, calificó de sorprendente, ya que «casi se asemeja a una especie de proceso autoinmune en la nariz«.
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Aunque el número de neuronas sensoriales olfativas era menor en los participantes del estudio que habían perdido el sentido del olfato, los investigadores informaron que algunas neuronas parecen capaces de repararse a sí mismas incluso después del bombardeo de células T, una señal alentadora.
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Los investigadores sugieren que mecanismos biológicos inflamatorios similares podrían estar detrás de otros síntomas de COVID-19, como fatiga excesiva, dificultad para respirar y una «niebla cerebral» que dificulta la concentración. Concluyeron que unos exámenes posteriores permitirán desarrollar posibles tratamientos para quienes sufren una pérdida de olfato prolongada.
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Además, la investigación, publicada en Science Translational Medicine, podría ayudar a comprender el COVID-19 prolongado y por qué algunas personas no pueden recuperarse totalmente de la enfermedad.
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