Peligra celebración del ‘Año Nuevo en el Mar’, una de las mayores fiestas pirotécnicas del mundo

Autoridades de las ciudades chilenas de Valparaíso y Viña del Mar hacen gestiones para evitar la suspensión de los fuegos artificiales de fin de año, un festejo que se realiza desde 1952 y que reúne a alrededor de 800.000 personas. Autoridades constataron que la pirotecnia caducó, pero buscan que el Ejército apruebe su uso de todos modos.
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Empresarios y trabajadores del sector turístico del puerto de Valparaíso y la ciudad de Viña del Mar, ubicadas a 100 kilómetros de Santiago de Chile, se encuentran en vilo ante la eventual suspensión del tradicional espectáculo pirotécnico que desde 1952 se organiza para recibir el Año Nuevo.
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A menos de una semana de recibir el 2023, el espectáculo —que abarca 18 kilómetros de pirotecnia— está en duda debido a que los fuegos de artificio a detonar, se encuentran caducos, informó el medio chileno Radio Cooperativa.
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El vencimiento de los fuegos artificiales fue constatado por la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN), una unidad del Ejército de Chile encargada de fiscalizar el material explosivo. Patricio Carrillo, jefe de la repartición, explicó que los explosivos «excedieron el plazo de dos años que otorga la normativa chilena para su utilización, por lo que están caducos».
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Según el medio local, la DGMN se comunicó con empresas vinculadas al evento para que corrigieran la irregularidad, pero «esa corrección no ocurrió».
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La posibilidad de que el tradicional espectáculo no pueda realizarse desató el pesimismo en el rubro turístico, que cada fin de año apuesta a un evento que atrae a cerca de 800.000 turistas a la región y que en 24 horas llega a generar ingresos por 70 millones de dólares.
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Javier Álvarez, miembro de la Asociación Gastronómica y Cultural Barrio Poniente de Viña del Mar, afirmó que la incertidumbre «es un problema para el sector» debido a que muchos restaurantes y locales de la ciudad «ya arrendaron vajillas extras y tienen tratos con trabajadores extras».
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El caso llegó hasta Boric

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Procurando evitar la suspensión del festejo, la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, inició gestiones para intentar destrabar la situación y poder utilizar la pirotecnia.
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«Quedan pocos días y es imposible normativamente poder distribuir ese dinero en otras cosas; hay contratos asociados a ellos, públicos y privados. Y hay una serie de microemprendedores y emprendedores que requieren de este evento para poder cumplir con lo que han entregado en términos de hotelería, restaurantes, etcétera», alertó la jerarca.
Por ese motivo, las autoridades pidieron que el Ejército de Chile hiciera un testeo urgente de la pirotecnia para determinar si su uso era seguro. Las pruebas se iniciaron el 26 de diciembre en el desierto de Atacama, ubicado en el norte del país y a más de 1.000 kilómetros de Viña del Mar. Los resultados, explicó el general Carrillo, no son inmediatos y no serán apurados por la unidad porque «está en juego la vida de las personas».
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La importancia del evento es tal que el caso llegó hasta el mismísimo presidente, Gabriel Boric. El mandatario recibió una carta del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, abogando por la aceleración en el proceso de certificación del material pirotécnico.
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En la misiva, el alcalde afirmó que «la realización de la fiesta de fin de año junto al lanzamiento de fuegos artificiales, para Valparaíso y Viña del Mar, asegura una activación de la economía local que viene deprimiéndose por años producto de todos los eventos sanitarios que se produjeron en el país».
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