La primera ministra británica, Liz Truss, anuncia su dimisión

La primera ministra británica, Liz Truss, declaró que deja su cargo menos de dos meses después de su nombramiento como líder del Partido Conservador y jefa del Gobierno británico.

«Reconozco que, dada la situación, no puedo hacer frente a las responsabilidades del mandato para el que fui elegida por el Partido Conservador. Por lo tanto, me puse en contacto con su majestad el rey [Carlos III] para informarle que dimito como líder del Partido Conservador», informó.

Truss comunicó que la próxima semana se realizará la elección del nuevo líder de los conservadores y, en consecuencia, del país.
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La emisión fue presentada por la cadena de televisión Sky News.
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El Gobierno de Truss será aparentemente el más corto de la historia del país. Lleva 45 días en el cargo y permanecerá durante algún tiempo hasta que se nombre a un sucesor.
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Anteriormente, el récord pertenecía a George Canning, quien murió en 1827 en el día 119 de su mandato.
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El 19 de octubre un diputado conservador británico había destacado que las próximas 24 horas serían un «infierno» para Truss, en medio de las conversaciones sobre un voto de censura, informó el periódico Telegraph. Según Sky News, 16 diputados conservadores pidieron públicamente la dimisión de Truss.
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Inews, citando a diputados, publicó que un centenar de miembros del Parlamento británico había escrito cartas al presidente del comité directivo del Partido Conservador (el llamado Comité 1922), Graham Brady, pidiendo un voto de censura para la líder del partido por su fallida política económica.
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El Gobierno británico dirigido por Truss se enfrentó a un aluvión de críticas por el nuevo plan de apoyo económico y el temor a que se aumentara el tamaño de la deuda nacional para aplicarlo. El plan fue presentado en el Parlamento por el ex jefe del Tesoro, Kwasi Kwarteng, y preveía amplias reducciones de impuestos.
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Tras el anuncio, el rendimiento de la deuda pública británica a cinco años subió a su nivel más alto desde 2008, el 4,6%, lo que significa que la demanda de títulos de deuda disminuyó. En consecuencia, la libra cayó bruscamente, alcanzando un mínimo histórico de 1,054 dólares por libra.