La reaparición de otro virus alerta al mundo: la poliomielitis. Una persona con parálisis, y la detección de restos del germen en aguas residuales en Nueva York, encendieron las alarmas y varios países analizan como prevenir contagios. Un virólogo nos explica el tema.
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Hace al menos dos décadas no se detectan casos de poliomielitis en América Latina.
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El tema volvió a estar en debate luego de que en Nueva York un paciente fuera diagnosticado tras contraer una parálisis originada por este virus.
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Las autoridades sanitarias decidieron analizar las aguas residuales de la ciudad, para confirmar si había más personas infectadas en la zona de Rockland y Orange, al norte de la ciudad, donde fue diagnosticado este primer caso.
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«Probablemente, se originó de una persona extranjera vacunada, que estaba replicando el virus y permitió que revirtiera la virulencia», dijo el virólogo Manuel Vargas, profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia.
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«Llegar al caso índice no se puede, probablemente fue una persona que portó el virus durante mucho tiempo. A ella inclusive puede no darle parálisis, puede pasar desapercibida como una enfermedad febril y eliminarlo en las heces sin que sienta manifestación», agregó.
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Desde la década de 1990 no se detectan casos en América Latina. La vacunación fue un factor clave en esto.
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«Nos alerta que pase en este momento y el porqué se da un caso de estos. (…) Tiene que haber una inmunidad de rebaño, una buena parte de la población que esté protegida y de esa manera proteja a aquellos que no han sido vacunados», señaló el experto.
¿Cuál es la situación en cuanto a personas vacunadas en América Latina? Si bien depende de cada país, esta es una de las vacunas incluidas en el esquema estándar.
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Se recomiendan tres dosis más un refuerzo al segundo año de vida o entre los cuatro y los seis años, recomienda la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica.
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Para el especialista colombiano, esta es otra consecuencia de la pandemia del coronavirus. La postergación de la vacunación contra la polio, que hoy está en un 82% de la población latinoamericana, cuando el objetivo para evitar el resurgimiento de la enfermedad, debe ser del 95%, según la OMS.
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Este virus marcó una época. En las décadas de 1940 y 1950 hubo numerosos brotes a nivel mundial, los cuales afectaron a miles de niños, y muchos de ellos sufrieron parálisis en ciertas partes del cuerpo y, en otros casos, derivó en miles de muertes.
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Si bien la enfermedad no estaba erradicada, la disminución de personas infectadas fue notoria desde su aparición en la década de 1950. Según los últimos datos de Naciones Unidas, en 2018 se notificaron 33 casos en todo el mundo.
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Se contagia por vía oro-fecal (contacto vía oral con heces fecales, o al entrar en contacto con objetos contaminados tales como frutas o verduras mal lavadas previo a ingerirse. Por eso se recomienda mantener la higiene de manos con profundos lavados de manos para evitar riesgos.