Estudio caracterizó a los educadores inmigrantes: en su mayoría venezolanos y más de la mitad se desempeña en establecimientos particulares subvencionados

Un estudio de investigadoras del CIAE de la U. de Chile y de las Universidades de Santiago y Arturo Prat analizó los datos del Directorio Oficial de Docentes del MINEDUC entre 2015 y 2020 para caracterizar la inserción de los educadores inmigrantes en el sistema escolar chileno.

La presencia de docentes extranjeros en las aulas chilenas es baja en comparación con la que se observa en otros países (Donlevy et al., 2016). A 2020, había 3.200 educadores de otras nacionalidades en los establecimientos del país, lo que representa el 1,3% del total de educadores en ejercicio en el sistema escolar chileno. Sin embargo, su participación aumentó en un 218,9% entre 2015 y 2020, con un acelerado crecimiento en establecimientos particulares subvencionados (50,8% de los educadores extranjeros trabajaban en establecimientos de esta dependencia en 2020), y en el número de educadores provenientes de Venezuela (49,3% de los educadores extranjeros en 2020), resultados congruentes con las tendencias de inmigración reciente en Chile (INE, 2018).

Estos son algunos de los resultados de un estudio realizado por investigadoras del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, del CIAE de la Universidad de Chile y del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat, que analizó los datos del Directorio Oficial de Docentes del Ministerio de Educación para caracterizar la inserción de los educadores inmigrantes en el sistema escolar chileno.

«La diversificación de la profesión docente, que permite contar con educadores étnica y culturalmente diferentes, puede generar importantes beneficios, como la mejora de las experiencias académicas y sociales de los estudiantes inmigrantes o pertenecientes a minorías étnicas, y el desarrollo de actitudes positivas hacia la diversidad en sus comunidades educativas. Considerando esto y la proyección del déficit de profesores en el país, es importante promover la adecuada inserción laboral de los educadores inmigrantes», explica la Investigadora del CIAE, y una de las autoras del estudio, Lorena Ortega.

El estudio encontró que, en general, los educadores inmigrantes se desempeñan, en una proporción mayor que sus pares chilenos, en establecimientos urbanos, de nivel socioeconómico alto, y particulares subvencionados y privados, tendencia contraria a la de los estudiantes inmigrantes, quienes en su mayoría (57,5% en 2018, según datos de Mineduc) asisten a establecimientos públicos. Además, los docentes inmigrantes trabajan, en mayor medida que sus pares chilenos, como docentes de aula sin cargos de liderazgo, en enseñanza media, en asignaturas con déficit de docentes y de idioma extranjero, y con contratos temporales.

El estudio encontró, además, que su inserción en el sistema escolar chileno se da de manera segmentada, distinguiéndose cuatro grupos que se desempeñan en distintos contextos socioeconómicos, y con roles y condiciones de estabilidad laboral marcadamente diferentes:

1) Educadores inmigrantes de países latinoamericanos, en establecimientos del sector público y de nivel socioeconómico medio-bajo, desempeñándose como docentes de aula en áreas sin escasez, y precarizados (contratos no-indefinidos y alta movilidad). Este grupo representa un 14,9% de la población de educadores inmigrantes en el sistema escolar chileno.

2) Educadores inmigrantes de países latinoamericanos, en establecimientos del sector privado subvencionado y de nivel socioeconómico medio y medio-bajo, desempeñándose en áreas de escasez y precarizados (contratos no-indefinidos y alta movilidad). Son el 44,5% de los educadores inmigrantes.

3) Educadores inmigrantes de países latinoamericanos y otros, en establecimientos del sector privado subvencionado y de nivel socioeconómico medio y medio-alto, desempeñándose como directivos y docentes de áreas sin escasez, y con contrato indefinido y menor movilidad. Corresponden al 11,2%.

4) Educadores inmigrantes de países no latinoamericanos, en establecimientos del sector privado no subvencionado y de nivel socioeconómico alto, desempeñándose en áreas de idioma extranjero y otras, con contrato indefinido y movilidad moderada. Son el 29,4% de los educadores inmigrantes.

«Estos datos dan cuenta de que algunos educadores inmigrantes son contratados con fines curriculares específicos y para la enseñanza de segundas lenguas; mientras que otros son contratados en áreas donde hay escasez de docentes», explica Natalia Ferrada, académica de la Universidad de Santiago, quien lideró el estudio.

Marcela Tapia, académica de la Universidad Arturo Prat, añade que los resultados sugieren que la región de origen juega un rol importante en la inserción segmentada de los educadores inmigrantes en el sistema escolar chileno. Por ejemplo, los docentes de países no latinoamericanos son contratados en el nivel socioeconómico alto. «Preocupa particularmente la relativa precarización laboral y subordinación de los roles de los educadores inmigrantes que trabajan en contextos socialmente desaventajados», añade la investigadora.

Para Lorena Ortega, «en un contexto donde se prevé que la población inmigrante continúe aumentando, se torna importante contar con instrumentos de política orientados a asegurar el adecuado acceso, desarrollo profesional, retención y promoción de los educadores inmigrantes, y en las que se considere, reconozca y valore su experiencia y sus antecedentes culturales, a la vez que garanticen una inserción laboral justa que les permitan proyectar un futuro profesional en nuestro país».

El estudio, titulado «El acceso diferencial de los educadores inmigrantes al sistema escolar chileno: Características de un fenómeno emergente» será publicado en la revista Estudios Pedagógicos (Valdivia).