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«La evidencia muestra que en casos de personas que sufren autismo, síndrome de down, parálisis cerebral u otro tipo de discapacidades, el ser acompañados por canes mejora la respuesta y la contención emocional, por lo que decidimos dar este paso de manera de entregarles una atención odontológica más cariñosa», aseguró la autoridad.
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Esta innovación se enmarca en el trabajo que desde hace doce años realiza la Clínica Odontológica de la U. de Chile en materia de atención especializada para pacientes que requieren cuidados especiales, y que permanentemente busca nuevas alternativas para que las barreras contextuales desaparezcan durante la atención odontológica. Es en ese marco que la Terapia Asistida por Animales llamó la atención del equipo de la Unidad de Cuidados Especiales, específicamente por los beneficios comprobados que tiene introducir animales en la atención de salud, como perros o caballos entrenados.
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Así lo explicó el profesor Marcelo Valle, quien tuvo su primera experiencia con canoterapia en el Hospital Exequiel González. «Yo atiendo niños con necesidades especiales desde hace más de 20 años, lo que combino con mi formación en teatro, y en realidad nunca consideré el uso de perros como algo llamativo hasta que pude vivirlo en el Hospital Exequiel González Cortés, y es una herramienta impresionante«, aseguró el médico.
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El profesor Valle destacó, además, que el efecto positivo que generan los canes entrenados no se limita a los pacientes y sus familiares, sino que incluye al resto del personal médico. «Todo el que esté en relación con los perritos tiene una modificación psicoemocional impresionante, y permite modificar un ambiente clínico que muchas veces se asocia con experiencias de dolor o ansiedad».
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La iniciativa es un esfuerzo conjunto entre la Facultad de Odontología de la U. de Chile y la Fundación Tregua, que facilita los canes entrenados para la terapia especializada. Al respecto, Camila Arteaga, directora ejecutiva de la Fundación, quien valoró la alianza entre ambas instituciones, aseguró que «esta es una gran puerta de entrada que permitirá que los estudiantes de la Universidad de Chile accedan a esta herramienta maravillosa, que esperamos pueda difundirse hacia el futuro».
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Arteaga explicó que los perritos son criados «desde cachorros para socializar y que puedan disfrutar de este trabajo, en base al refuerzo positivo, para que puedan acompañar a las personas en el sillón dental. Son facilitadores para que los odontólogos puedan hacer un trabajo más eficiente, pero también para que los pacientes puedan estar tranquilos e incluso pasarlo bien durante la atención».
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En la oportunidad, Rosa Rodríguez, quien es mamá de Francisco, un joven paciente de la clínica, aseguró que la experiencia de su hijo había sido «maravillosa, porque es algo que nunca pensamos que pudiera usarse en este contexto, los perritos relajan mucho a los niños«.
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La Sra. Rodríguez recordó que su hijo tuvo muchos problemas para lograr tener atención dental, pero que al llegar a la Clínica Odontológica hace una década todo cambió. «Acá, gracias a los doctores, todo ha fluido, se entregó y lleva muchos años atendiéndose. Incluso cuando llegamos hablé con el Dr. Valle por el uso de sedación pero me dijo que aquí no usaban ese método, entonces los primeros meses fueron de adaptación, con mucha paciencia, y ahora además con los perritos está feliz».
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En la misma línea comentó Jaqueline Urbina, madre del pequeño Jorge, quien a sus nueve años lleva cinco atendiéndose en la Facultad de Odontología. «Para nosotros esto es una felicidad y una tranquilidad también, porque a Jorge le gustan mucho los perritos y hoy venía con muy buen ánimo, y ha podido estar tranquilo a pesar de que hay ruido y más gente de lo normal, es un muy buen aporte», aseguró.