La mayoría de los entramados empresariales de Argentina pertenecientes a las familias más ricas del país vieron aumentar su patrimonio en 2020 y 2021, explicó el director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que publicó un informe al respecto.
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«Es un documento que aporta datos y argumentos de cómo se estructura el patrimonio comercial de los grandes millonarios de Argentina, por qué, y cómo se valoriza ese patrimonio», refirió Hernán Letcher.
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Ocho de los 11 empresarios familiares de los que en 2020 se registran datos aumentaron su patrimonio en dólares, mientras que los otros tres tuvieron una caída en su patrimonio.
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El conglomerado que más se enriqueció desde el inicio de la pandemia hasta febrero de 2021 fue el del empresario Carlos Blaquier, dueño del Grupo Ledesma, productor de azúcar y papel, ya que pasó de tener 120,4 millones de dólares en 2020 a 162,9 millones un año después, lo que representa un aumento del 35%.
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Le sigue el empresario Nicolás Caputo, dueño de la compañía Mirgor más Construcciones, que tenía 78,1 millones de dólares en 2020 y pasó a adquirir 100,5 millones, lo que representa un alza de 28%.
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Otras firmas dedicadas a la producción o la comercialización de alimentos, que mantienen una posición dominante en el mercado, también vieron incrementado sus bienes.
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Uno de ellos es Luis Pagani, del grupo Arcor, que pasó de tener 4.996 millones de dólares a 5.719 millones, lo que conllevó una ganancia de 723 millones en un año.
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Segundo año
En el segundo año de pandemia, seis de los siete conglomerados empresarios lograron aumentar su patrimonio.
Entre ellos destaca Paolo Rocca, situado en el puesto nº 3 de la Lista de Forbes 2020, dueño del Grupo Techint.
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Este empresario, tras conseguir 648 millones en 2020, sumó 3.776 millones más al año siguiente, por lo que su patrimonio alcanzó los 16.633 millones de dólares.
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Caputo logró más que duplicar sus bienes, al llegar hasta noviembre de 2021 o enero de 2022 a los 211 millones de dólares.
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En términos generales, el informe «sirve para entender cómo hacen los ricos para estructurar su patrimonio y desengancharse del ciclo económico argentino», explicó el director de CEPA.
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«En general, se estudia la pobreza, pero hay pocos trabajos que con rigurosidad hagan un aporte sobre la estrucuración de los aptrimonios comerciales, así que, en ese sentido, viene a aportar un poco de luz sobre algo que se caracteriza por su opacidad», afirmó Letcher.
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En su informe, CEPA destaca que gran parte de las empresas no tienen la obligación de hacer públicos sus Balances en la Comisión Nacional de Valores de Argentina por no cotizar en bolsa o no emitir obligaciones negociables.
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Desde mediados de los años 70, el organismo observa una menor presencia del Estado ante una «pérdida de recaudación sobre los más ricos, la offshorización y el aumento de la desigualdad en la Argentina», lo que se agravó con las medidas políticas adoptadas en los últimos cinco años.
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A los empresarios «puede irles bien a pesar de las crisis que se suceden en Argentina, e incluso pueden tener responsabilidades en la crisis argentinas, porque al recurrir a una estructura transnacionalizada para el ocultamiento de divisas, eso les permite valorizar su patrimonio», refirió Letcher.
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«En esa lógica, la fuga, la elusión y evasión son moneda corriente, y en buena medida los patrimonios comerciales se estructuran de esa forma para lograr esos objetivos», añadió.
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