Inversión Extranjera Directa de China en Chile se triplicó en el periodo 2019-2020 y el 54% se concentra en el sector energético

La investigación de carácter exploratorio concluye además que la agencia estatal de promoción de inversiones extranjeras, InvestChile, tuvo un aumento de un 26% en el valor total de su cartera de inversiones del gigante asiático.

SANTIAGO – «Inversiones de China en el Cono Sur de América Latina» es la última investigación de Fundación SOL. El estudio entrega un diagnóstico inicial y exploratorio de los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) provenientes de China en Argentina, Chile y Uruguay.

Según datos del Foro Económico Mundial, entre los años 2000 y 2020, el intercambio entre América Latina y China se multiplicó por 26 y se espera que se duplique en la próxima década. Si en los 2000 China participaba de menos de 2% del comercio de América Latina, para el 2035 este porcentaje podría llegar a un 25%

De acuerdo al estudio, entre 2005 y 2019 se contabiliza un total de 86 proyectos de Inversión Directa en Infraestructura por parte de China en América Latina y el Caribe, por un total de US$76.868 millones.

 «En términos relativos para Chile es más relevante el mercado chino que para Argentina y Uruguay, que muestran un nexo comercial con Brasil. China, como país de origen y destino representa un 37,2% de las exportaciones y un 27,3% de las importaciones chilenas. Porcentaje que llega a 21% en ambas dimensiones para Uruguay, y a un 9,8% de las exportaciones y 20,5% de las importaciones de Argentina» señaló Santiago Rosselot, investigador de Fundación SOL y coautor del estudio.

Inversiones chinas en el territorio de Chile

Chile es el país del Cono Sur con mayor grado de apertura comercial y con un temprano proceso de privatización de empresas estatales y el que más inversión extranjera recibe en relación al Producto Interno Bruto (PIB), alcanzando un 111% en 2021.

Durante los primeros seis meses de 2021 se produjo una entrada inédita de Inversiones Extranjeras Directas provenientes de China, ascendiendo a US$5.500 millones. No obstante, la inversión directa de empresas de propiedad sigue estando por debajo de las inversiones de Canadá y Estados Unidos, quienes lideran el listado, aunque ya ha marcado una influencia que viene en alza.

Parte de la investigación también reveló que las preferencias del gigante asiático «En Chile se observa una clara predilección por el sector energético, representando el 54% del monto total de inversiones del periodo, por un total de US$9.593 millones. Las inversiones más grandes fueron realizadas por la empresa State Grid Corporation of China (SGCC) al adquirir CGE y Chilquinta por US$3.000 y US$2.230, respectivamente» aseguró Benjamín Sáez, coautor del estudio e investigador de Fundación SOL.

En segundo lugar, están las inversiones en el sector minero, por US$726 millones, el 38% del total. El sector alimentario se posiciona en tercer lugar, suma US$1.065 millones en inversiones y representa un 6 % del total.

El estudio también reveló que la relación comercial que existe entre la empresa china Tianqi Lithium Corporation («Tianqi») y la Sociedad Química y Minera (SQM). Esta última reconocida por el accionar de sus controladores, quienes además de realizar financiamiento ilegal de candidaturas políticas desarrollaron un esquema de «Cascadas» para el control de una serie de empresas relacionadas.

«La empresa según lo informado a la Comisión para el Mercado Financiero por parte de inversiones TLC SpA, es una subsidiaria de Tianqi Lithium Corporation («Tianqi»), con fecha 5 de diciembre de 2018, inversiones TLC SpA es propietario del 25,86% de la totalidad de las acciones de SQM» explicó Recaredo Gálvez, investigador de Fundación SOL.

Las tres empresas inversoras más relevantes en el caso chileno corresponden a: State Grid Corporation of China (Chilquinta Energía y Compañía General de Electricidad) con US$5.230 millones, Tianqi Lithium Corp (SQM) con US$4.275,6 millones y Shunde Rixin and Minmetals con US$ 1.900 millones.

Los casos de Argentina y Uruguay

En Argentina se sigue la misma tendencia observada para el caso de Chile: las inversiones en el sector energético son las más relevantes, concentrando el 75 % del total. Se puede observar, sin embargo, una diferencia importante entre ambos países: si en Chile las inversiones se concentran principalmente en la energía renovable, en Argentina existe una fuerte presencia en el sector de los hidrocarburos. El sector energético, la minería de oro y litio y el transporte, concentran el 95 % del total de inversiones provenientes de China.

Mientras tanto en Uruguay, las inversiones identificadas se distribuyen entre los sectores automotriz y alimentación, siendo este último el que concentra la mayor parte, con un 67 % del total invertido. Sin embargo, el gigante asiático nunca ha superado el 0,3 % del stock de IED en el país.

Posibles escenarios del gigante asiático en el Cono Sur y Latinoamérica

La investigación agrega que, existe una tendencia que se consolidaría en las próximas décadas, sobre todo en los sectores ya mencionados: Minería, Energía, Infraestructura y Alimentos. De igual forma, otra preferencia sería la inversión en nuevos sectores que tendrán una promoción activa, como las telecomunicaciones, tecnología y sector financiero.

«Estos flujos de inversión podrían cambiar las características de estos sectores, en su uso de tecnología, en sus volúmenes de producción/extracción de bienes de comunes naturales y en sus impactos locales y globales» aseguró Sáez.

En ese sentido es que, el estudio busca ser una primera aproximación a un fenómeno reciente y asegura la necesidad de rastrear los flujos comerciales en los próximos años, no sólo en términos de su centralidad económica, sino también en cuanto a su potencial impacto ambiental y de emisiones.

En tal sentido, es relevante dilucidar alternativas que permitan mantener flujos de inversión y relaciones de intercambio comercial, desde una perspectiva del Buen Vivir y no sólo del crecimiento económico a toda costa. «Las consecuencias del ciclo reciente de expansión en los commodities ha mostrado que algunos efectos ambientales pueden resultar irreversibles y que el efecto ¨chorreo¨ de este tipo de crecimiento no se observa para la mayoría de la población» finalizó Rosselot.

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