La hipertensión arterial puede derivar en otras complicaciones, como enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, problemas de visión y otras afectaciones, según información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
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Entre los factores que pueden detonar esta situación figuran la cantidad de agua y sal en el cuerpo, el estado de riñones, sistema nervioso y vasos sanguíneos, además de los niveles hormonales.
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Personas obesas, con estrés o ansiedad, que consumen demasiado alcohol o sal, con antecedentes familiares de hipertensión, fumadoras o diabéticas corren riesgos más altos de padecer presión arterial alta.
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Entre los síntomas que podrían indicar riesgo de una emergencia por hipertensión figuran el dolor de cabeza o visión borrosa, una confusión creciente, aumento de dolor en el pecho, aumento en la dificultad de respirar o hinchazones.
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También existe una llamada hipertensión secundaria y se le identifica así cuando la detona otra afección o un medicamento.
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Entre los posibles detonantes de esta hipertensión secundaria figuran la enfermedad renal crónica, trastornos en glándulas suprarrenales, hiperparatiroidismo, embarazo, medicamentos anticonceptivos, pastillas para adelgazar, medicina para la migraña, estrechamiento de la arteria que irriga sangre al riñón o bien la apnea obstructiva del sueño.
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