¿Cómo se posiciona Boric respecto a la izquierda regional?

Gabriel Boric inaugurará un nuevo ciclo en materia de relaciones internacionales que buscará dejar atrás las fallidas experiencias de la saliente administración Piñera. 
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Por Álvaro Roslik
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Luego de la toma de posesión del cargo de presidente de la República de Chile, Gabriel Boric —el mandatario más joven de la historia de su país—, se inaugurará una nueva época en materia de relaciones internacionales, sobre la cual se espera un retorno a la tradición de políticas de Estado tras el marcado unilateralismo en la toma de decisiones en la materia por parte de la administración Piñera.
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Sin embargo, aún existen dudas sobre cuál será el rol que adoptará el nuevo jefe de Estado chileno luego de desligarse de los Gobiernos de Venezuela y Nicaragua, a quienes protocolarmente no invitó a la ceremonia de cambio de mando, en un claro gesto de alejamiento de sus posiciones y lo que representan en el concierto de las llamadas izquierdas latinoamericanas.
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En conversación exclusiva la académica Ximena Jara Mardones, docente e investigadora especializada en Comunicación Política del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y ex jefa de contenidos de la Presidencia durante la segunda administración de Michelle Bachelet (2014-2018), analiza que se puede esperar acerca del posicionamiento de Gabriel Boric en el concierto regional.
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Antonia Urrejola, ministra de Relaciones Exteriores

Según Jara, una de las pistas para deducir el posicionamiento de Boric en el ámbito internacional y su futuro perfil dentro de la izquierda latinoamericana se puede inferir a partir del nombramiento de su canciller.
Si bien las políticas internacionales las define irrestrictamente el presidente de la república, es importante entender el rol que ha tenido en los últimos años Antonia Urrejola, la canciller designada por Boric.
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Urrejola fue hasta el año 2021 presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. «Eso es relevante porque ella expresó en los meses anteriores algunas críticas a Venezuela, Nicaragua y básicamente marca una línea que habla de una forma de trabajar que será relevante e irá más allá de las tradicionales definiciones ideológicas», sostiene Jara.

«Yo creo que Gabriel Boric va a marcar una distancia respecto a lo que ha ocurrido hasta ahora, es decir, la izquierda que apoya a las izquierdas más allá de cuál es la situación que minimice los derechos humanos», afirma Jara en relación al nombramiento de Urrejola.

La decisión de no invitar a ciertos actores a la ceremonia de cambio de mando es «un gesto a las democracias de América Latina, sean del signo que sean, y al mismo tiempo está haciendo un gesto a los Gobiernos que a su entender violan los derechos humanos».
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Boric, a entender de la experta en Comunicación Política, traza una línea divisoria que no está dispuesto a cruzar en términos de democracia y derechos humanos.
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«Más allá de que hayan proximidades ideológicas en el enfoque político, si son Gobiernos de izquierda o de derecha no es lo relevante, lo relevante es cuál es la situación de la democracia«, advierte Jara.
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Ortega y Maduro, no. Bolsonaro, sí

Sorpresa causó que Boric, en su primer acto de posicionamiento internacional, no invite a los mandatarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua, sin embargo sí curse invitaciones al presidente brasileño, Jair Bolsonaro —cuyo círculo familiar ha sido relacionado con el asesinato de la activista Marielle Franco—, o al mandatario de Colombia —país donde mueren asesinados cientos de dirigentes sociales por año—, Iván Duque.
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«Creo que Bolsonaro está cuestionado por prácticas reñidas con la probidad, políticas fuertemente populistas, por tomar muy malas decisión en torno a la pandemia, pero no está cuestiona por violaciones masivas a los derechos humanos, como sí han estado en el ojo del huracán Nicaragua, que Ortega ganó unas elecciones con sus contendores encarcelados», plantea la académica.
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«En ese sentido hay una distancia y él la hace notar, el mandatario de Brasil fue electo en una elección formal y eso no está cuestionado. Distinto es si le gusta o no como él ha ejercido el cargo», concluyó la académica respecto a la invitación de Jair Bolsonaro, quien declinó de manera pública su asistencia a la ceremonia.
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Alineamiento de Boric con Gobiernos de izquierda en la región

Consultada sobre cuáles serían los Gobiernos espejo dentro del concierto latinoamericano de administraciones identificadas con la izquierda, la académica posiciona a Boric como un mandatario propenso a identificarse y tener cercanías con un posible Gobierno de Lula da Silva en Brasil, la Bolivia de Luis Arce y en menor medida con Argentina, gobernada por Alberto Fernández.

«El lo ha establecido claramente, está esperando con mucha ansiedad y es algo que le conviene, que Lula sea electo en Brasil, es algo que se ve como probable. Lula estaba invitado a la ceremonia de cambio de mando y no va a poder asistir, pero para él sería un aliado inestimable. Un Gobierno al que el Frente Amplio chileno, en el ámbito de Gabriel Boric, ha mirado con muy buenos ojos», señala Jara.

«Lo mismo sucede con Luis Arce en Bolivia, también podría ser un aliado importante para lo que viene. En el caso de Argentina, me parece que hay una comunión de ideas sobre qué es lo democrático con Alberto Fernández también, por más que él tenga una posición más incómoda hoy en día», destacó la académica.
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Respecto al acercamiento de posiciones entre Estados Unidos y Venezuela en los últimos días, Jara sostiene: «No me parece relevante para definir la política exterior de Gabriel Boric, en el sentido de que tampoco tiene una ideología ni tiene una lógica política que sea la de seguir a Estados Unidos al precio que sea«.
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Liderazgo de Boric desde la izquierda

En el concierto latinoamericano, el perfil de Gabriel Boric «es interesante por varias razones», enfatiza Jara.
En primer término, para la académica existe el plano generacional de Boric que, «de alguna manera, conversa con la necesidad de recambio generacional en el continente completo, no solo en Chile».
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En segundo término, se trata de un presidente que cree en la cuestión política y no rehuye de ella. «El cree en la funcionalidad de los partidos políticos y está ahí para renovar esa funcionalidad, pero no para contrarrestarla. Por lo tanto, es un liderazgo joven pero fuertemente dialogante, que no tiene que ver con cortes ideológicos tradicionales a la hora de hablar de derechos humanos y de deudas democráticas, eso puede ser interesante», afirma Jara.

«En casos como El Salvador, [Nayib] Bukele es un presidente joven, pero tiene un estilo completamente distinto, que es fuertemente populista. En el caso de Gabriel Boric, él cree en la acción política, milita en un partido político, formó un movimiento político, y por lo tanto, no es asistémico», asevera Jara

Un tercer elemento es su sencillez. Boric es un hombre joven que aparentemente no se lleva bien con la pompa e investidura del cargo. «Su investidura del cargo, me parece a mí, no tiene que ver con la solemnidad, con el protocolo, sino que tiene que ver con la dignidad del cargo, la legitimidad que le da el cariño popular, como lo fue Pepe Mujica, guardando las distancias, la historia y la trayectoria».
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«Es un personaje sencillo, llano, cercano y muy reacio a la pompa y a los privilegios de trato y todo eso. Me parece que puede ser un personaje que cumple con varios requisitos para ser un interesante líder latinoamericano», consideró Jara.
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Primeros cambios en política internacional

La asunción de Boric supone cambios diametrales en la conducción de la política internacional chilena, en desmedro de lo expuesto por su predecesor Sebastián Piñera y su alejamiento de políticas de Estado hacia una agenda favorable a intereses regionales coyunturales.

«Una cosa importante que va a ocurrir, creo yo, es que el grupo que propició Piñera para reemplazar a Unasur va a morir de muerte natural. Unasur se debería revigorizar y en ese sentido deberían revigorizar también las relaciones con los Gobiernos del Cono Sur que Piñera ha desestimado a lo largo de este tiempo», precisa Jara.

Uno de los aspectos que preocupan a los chilenos, y que se trató de forma improvisada por la administración saliente, es la falta de definiciones en materia migratoria. Según Jara, resulta necesario cambiar el paradigma migratorio del país en cuanto a su marco normativo, y revisar la condición de refugiados, en el caso de la migración venezolana en particular.
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«Recordemos que en Cúcuta, Piñera invitó al pueblo venezolano a que se apersonara en Chile. Hoy en día, Chile tiene una crisis migratoria sumamente importante que no ha sido ni va a ser resuelta por el Gobierno saliente. Eso genera mucho estrés en las comunidades en Chile y por lo tanto, no puedo adelantar cuál será su política, porque ciertamente es un tema muy complejo», enfatizó Jara.
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