Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 1% de todos los tipos de cáncer diagnosticados en el planeta pertenecen al mieloma múltiple, una enfermedad de la sangre que comienza con dolores en los huesos o hasta lesiones más graves.
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Visto a gran escala es un cáncer raro. En México tienen riesgo de padecerlo sólo 1 de cada 100.000 personas, de acuerdo con la Sociedad Mexicana de Oncología. En el mundo, 1 de cada 250.000. Sin embargo, hay síntomas de esta enfermedad que pudieran confundirse con problemas ortopédicos, musculares o hasta con anemia.
«El paciente [con mieloma múltiple] va a referir dolor de huesos, pueden tener fracturas sin causa aparente, sentirse fatigados o verse pálidos. Por laboratorio también nos daremos cuenta de una anemia con glóbulos rojos bajos, calcio elevado, globulina alta o falla renal», explica Fernanda García la hematóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro del Consejo Mexicano de Hematología.
El mieloma múltiple es un cáncer que no tiene cura. Tampoco se conocen con precisión las razones que lo provocan. Por eso resulta tan importante lo que los médicos llaman «la sospecha de la enfermedad», ya que al no existir síntomas muy específicos —que pueden confundirse con otros padecimientos— es difícil realizar un diagnóstico oportuno.
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«Esto es un problema, pero podemos detectarla si el paciente se realiza estudios de sangre cada año que nos permitan ver los resultados y así sospechar de este cáncer», afirma la especialista.
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A nivel mundial, el grupo de personas más afectado son las personas mayores de 70 años, aunque en México se ha diagnosticado mieloma múltiple a pacientes de entre 40 y 60 años, refiere. Sólo hubo un caso en el país de un joven de 16 años, pero en realidad se trata de una enfermedad que ataca a los adultos.
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¿Pero qué es el mieloma múltiple?
Es el segundo tipo de cáncer de sangre más frecuente en el mundo, según estadísticas de la OMS. Comienza en un determinado tipo de células —llamadas células plasmáticas— que se encuentran en la médula ósea y que, por alteraciones genéticas, sufren mutaciones que las llevan a reproducirse sin morir, abunda García.
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«No existe algo muy contundente que nos hable sobre los factores de riesgo. Se ha estudiado la exposición al petróleo, los hidrocarburos o los fertilizantes, pero la verdad no hay una postura científica homogénea con respecto a los disparadores que causan esta enfermedad», explica la también gerente de enlace médico científico en Sanofi Genzyme.
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La Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC) de la OMS es contundente: un paciente con mieloma múltiple sin tratamiento tiene una esperanza de vida de menos de un año.
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Las consecuencias pueden ser muy graves, desde insuficiencia renal que requiera de hemodiálisis hasta fracturas constantes, dolor insoportable de huesos o estado de postración por problemas óseos.
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«El tratamiento va dirigido a disminuir estas complicaciones y a apagar la enfermedad por el mayor tiempo posible», afirma la experta.
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Además, su detección oportuna permite alargar la vida del paciente hasta por 10 años.
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