‘Rompiendo el silencio’: la cruda historia de los 205 menores ejecutados por la dictadura chilena

La Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) se prepara para lanzar el libro ‘Rompiendo el silencio’, el cual da cuenta de la ejecución de 205 niñas, niños y adolescentes chilenos a manos de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
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En la investigación, se dan a conocer las historias y fotografías de los menores asesinados, así como también los relatos de sus familiares que hasta el día de hoy siguen buscando justicia.
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Yorka Salinas tenía 16 años en 1986. La noche del 30 de junio, y por razones familiares y fortuitas, no estaba en su domicilio en la calle Mamiña N°150, ubicada en la comuna de La Cisterna, en la zona sur de la capital de Chile. Cerca de la medianoche llegaron a ese inmueble los efectivos de Carabineros —la policía militarizada de Chile—, el teniente Sergio Gajardo Giadach, el sargento José Luna García, los mayores Augusto Sobarzo y Julio Binimelli, además del cabo Nabih Soza.
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Durante la noche del 30 de junio y la madrugada del 1 de julio de 1986, en el inmueble de la calle Mamiña fueron asesinadas las hermanas Margarita Eliana y María Paz Martín Martínez y el adolescente Isidro Salinas Martín, hijo de Margarita y hermano mayor de Yorka, quien perdió a tres de sus familiares en un lapso de horas.
Yorka, en conversación con Sputnik, recuerda que Isidro «era un chico superinteligente, tenía las mejores calificaciones en su escuela. Era un buen hijo y hermano, era estudiante de tercer año medio».
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Isidro Salinas tenía 18 años recién cumplidos cuando fue ejecutado por Carabineros. Es uno de los 205 niños y adolescentes que fueron asesinados por la dictadura cívico-militar. Su historia se encuentra en la investigación realizada por la AFEP titulada Rompiendo el silencio.
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La deuda pendiente con niñas, niños y adolescentes víctimas del terrorismo de Estado

Directiva de la Agrupación de Familaires de Ejecutados Políticos de Chile
© Sputnik / Alexis Polo González
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La Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) es una colectividad que nació en 1976, en plena dictadura militar, y que busca la verdad, justicia y reparación para los graves e indescriptibles crímenes llevados a cabo por el régimen de Augusto Pinochet, que en su mayoría permanecen impunes.
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Alicia Lira, presidenta de la AFEP, en conversación con Sputnik comenta que «como agrupación siempre hemos intentado recuperar la memoria y la historia, n o solamente de las y los ejecutados políticos, sino que también de las luchas que han dado los familiares a través de largas décadas por la verdad y la justicia».
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«El primer acto que hicimos fue un libro en homenaje a la Agrupación, los familiares, aquellos que conformaron la agrupación en 1976 muchos de ellos han fallecido, están enfermos. Después nos dimos cuenta de que en el caso de niñas, niños y adolescentes nunca se tocaba el tema», agrega.
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Alicia Lira
© Sputnik / Alexis Polo González
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La histórica dirigente de derechos humanos explica a Sputnik que durante la dictadura la agrupación hablaba de la defensa de la vida, de la libertad de los presos políticos y se movilizaron por ello. Sin embargo, comenta Lira, había un gran segmento de niñas y niños de los cuales no se hablaba y que sufrían el terror del aparataje estatal.
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En la transición democrática, la AFEP siguió con las banderas de libertad y justicia para los crímenes de la dictadura, libertad a los presos políticos que quedaban aún y la búsqueda de las y los detenidos desaparecidos, pero tampoco hubo mención de los niños.
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Lira comenta que «nos dimos cuenta de que esta sociedad y estos familiares teníamos una deuda pendiente con ellos, necesitábamos visibilizarlos, mostrarlos, si hay fotografías, si hay escritos, necesitábamos darlos a conocer. Por lo anterior, presentamos un proyecto hace más de dos años a lo que era antes la Unidad de Derechos Humanos que luego pasó al Ministerio de Justicia donde fue rechazado».
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos está encabezado por Hernán Larraín, y ha sido cuestionado en innumerables ocasiones por su defensa irrestricta a Colonia Dignidad cuando era senador de la República.
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Colonia Dignidad fue una secta alemana ubicada en Villa Baviera, a 382 kilómetros de Santiago, y sus dependencias fueron ocupadas para detener, torturar, ejecutar y desaparecer a opositores del régimen dictatorial. Su líder, Paul Schäfer, fue acusado de la violación de más de 20 niños que se encontraban al interior del recinto.
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El asesinato de Isidro Salinas junto a su madre y tía

Yorka Salinas
© Sputnik / Alexis Polo González
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La versión oficial de Carabineros sostuvo que al allanar el inmueble de calle Mamiña N°150 se encontraron con los cadáveres de Margarita Eliana y María Paz Martín Martínez y del joven Isidro Salinas Martín. Según consignó la Policía, «muertos por autoeliminación mediante disparos efectuados desde corta distancia».
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Sin embargo, en las autopsias realizadas en agosto de 1986, tras una exhumación de los cuerpos, quedó completamente descartada la versión entregada por Carabineros. El cuerpo de Isidro Salinas registraba dos impactos en la cabeza, uno de larga distancia y otro de corta. La causa de muerte de Margarita Eliana Martín fue traumatismo cráneoencefálico y torácico por balas con salida de proyectiles.
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En el caso de María Paz Martín, la causa de la muerte es una «herida de bala cráneoencefálica, la trayectoria intracraneana seguida por el proyectil es de derecha a izquierda, abajo arriba y levemente hacia atrás. Se trata de un disparo con cañón apoyado«.
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La jueza Ariaselva Ruz, quien estuvo a cargo de la investigación, procesó en 1988 a los funcionarios de Carabineros Sergio Gajardo Giadach, Julio Eladio Benimello Ruz, José Luna García como autores de homicidio, y como encubridor, el coronel Augusto Sobarzo Legido. Pero al pasar el caso a la justicia militar fueron sobreseídos en 1993.
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Yorka comenta que «desde ese tiempo fuimos una parte de la familia que hemos seguido el caso y ya han pasado 35 años y aún no tenemos justicia. Lo que tenemos es parte de la verdad de lo que sucedió. Se les cayó abajo el montaje que hicieron, que ellos se habían quitado la vida, pero no fue así».
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«Nosotros seguiremos exigiendo justicia porque es lo que queremos. La verdad ya la sabemos y la hemos dicho siempre y ahora hay papeles que lo avalan, que Isidro no se suicidó, que él no mató a mi mamá o viceversa, sino que lo asesinaron de una forma brutal», agrega.

Rompiendo el silencio

Yorka Salinas y Alicia Lira
© Sputnik / Alexis Polo González
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Pese a la negativa del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la AFEP continuó con su periplo para poder reunir los fondos para lanzar el libro que recopila las historias de 205 menores de edad ejecutados por la dictadura. Lograron, finalmente, optar a un fondo monetario del Ministerio de las Culturas, Artes y Patrimonio.
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Alicia Lira explica que la investigación se basó principalmente en el Informe de Verdad y Reconciliación. Sin embargo, en la agrupación no querían mostrar una estadística, querían mostrar las historias y por eso se pusieron en contacto con los familiares de las víctimas.
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De las 205 historias contadas en el libro, 160 corresponden a niños ejecutados, 41 niñas y cuatro nonatos que tienen un espacio aparte producto de lo delicado del tema, puesto que fueron cuatro las mujeres detenidas que dieron a luz a sus hijos durante las interminables sesiones de torturas.
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Alicia Lira comenta que «si bien el proyecto tuvo financiamiento, fue poco apoyado por el Gobierno de Sebastián Piñera y solo se lograron imprimir 500 copias del libro, pero a raíz de la actitud de la preocupación, de la difusión, de lo que está pidiendo la gente, se verán en la obligación de buscar reeditar el libro y esperamos contar con el futuro Gobierno de Gabriel Boric para hacerlo».
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El libro se iba a lanzar el próximo 27 de enero en la Región de Valparaíso. Sin embargo, y ante la gran cantidad de contagios de COVID-19 que sacude a Chile, fue postergado hasta nuevo aviso.
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Finalmente, Yorka Salinas comenta que «es totalmente necesario un libro así y que sean muchos, puesto que tenemos que seguir trabajando en la memoria de nuestros caídos, eso es parte de nuestro trabajo, que se siga haciendo memoria, que las nuevas generaciones conozcan lo que se ha vivido, lo que se vivió hasta hace poco con el estallido y lo que se vive hasta el día de hoy».

Por Alexis Polo González – Periodista especializado en derechos humanos y memoria.