Por un par de horas, la ilusión azul creció como espuma. El 7 de enero los medios nacionales informaron sobre una reservada reunión entre los directivos del club de fútbol Universidad de Chile, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward, y la alcaldesa de la comuna de Cerrillos (zona poniente de Santiago), Lorena Facuse.
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Por Francisco Bravo Atias
Periodista
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Los diarios consignaron que en el encuentro se analizó la posibilidad de construir un estadio para «La U», como se conoce a la institución, en un terreno de 12 hectáreas, ubicado en Cerrillos, que cumplía con todos los requisitos para un recinto que busca albergar al menos a unos 30.000 espectadores. La noticia caló, pues este equipo es el único de los llamados «tres grandes de Chile» que no tiene casa propia, a diferencia de Colo-Colo y Universidad Católica.
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Pero unas horas más tarde apareció un inesperado actor: el béisbol. La federación de ese deporte en Chile, una disciplina poco conocida en el país, pero que ha crecido en los últimos años gracias al arribo de la migración venezolana, alertó que ellos tenían comprometido ese terreno para construir canchas y jugar en los próximos Juegos Panamericanos de 2023, de los que Chile será sede.
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La información fue confirmada por el Comité Olímpico de Chile y otra vez, como ya ha pasado en varias oportunidades, el sueño de un coliseo azul se volvió a escurrir entre las manos de los «chunchos», como se conoce a los hinchas del club, por el búho que integra su escudo.
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«Que la posibilidad de que La U tenga su estadio en Cerrillos se caiga por una cancha de béisbol me parece surrealista. ¡Un deporte que ni se juega en Chile! A la otra ponen una cancha de pelota vasca o de badminton», se quejó un hincha en Twitter.
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Intentos
La primera iniciativa del club por tener un recinto propio fue en 1937, cuando se pensó edificar un complejo deportivo en la comuna de Quinta Normal (centro norte de Santiago) que incluía cancha de fútbol, de básquetbol, pista de atletismo y hasta una piscina, pero la idea se difuminó con el tiempo.
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En la década de 1940 se realizaron dos intentos por construir estadios y complejos deportivos, incluyendo uno particularmente ambicioso en la comuna de La Granja (zona sur de la capital) apoyado por el entonces presidente Gabriel González Videla (1946-1952), que prometía hasta un aeródromo. Nunca se hizo y actualmente hay un museo en ese lugar.
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Durante el Gobierno de Salvador Allende (1970-1973) se avanzó bastante, pues se consiguieron unos terrenos en la comuna de Las Condes (Santiago oriente) destinados a la construcción de un estadio pensado para unas 15.000 personas. Pero el Golpe Militar perpetrado por Augusto Pinochet (1973 a 1990) le puso fin a esos planes.
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En los años 80 la institución compró un estadio metálico armable en Brasil. Se hizo una inversión millonaria pero nunca se logró encontrar un terreno para emplazarlo. La estructura se oxidó y fue rematada. En los 90 se anunció una «Ciudad Azul» en la comuna de Lampa, a las afueras de Santiago. En 2011 se presentó una maqueta del supuesto estadio que se construiría en la comuna de La Pintana (Santiago sur) y en los últimos años ha habido al menos tres intentos más que no han llegado a puerto.
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Arrendatarios
El Estadio Nacional de Chile, propiedad del Estado, es el recinto que el club arrienda para jugar de local y donde ha conseguido alguno de sus triunfos más importantes, como la Copa Sudamericana de 2011.
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Y si bien muchos hinchas se sienten en casa al alentar a su equipo en ese lugar, el hecho de no tener estadio propio los vuelve motivo de burlas de los fanáticos de equipos adversarios.
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«No tener estadio propio es un dolor eterno para el hincha de La U, no solo porque nos transforma en blanco de burlas de nuestros rivales tradicionales, sino también porque impide edificar un ámbito espacial propicio para generar cultura azul», dijo en entrevista con la Agencia Sputnik el abogado y escritor Roberto Rabi, coautor del libro Toda La Historia de La ‘U’.
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Rabi explicó que contar con un estadio es imprescindible para un equipo grande. «Un lugar lleno de banderas, de emblemas, de estatuas de sus próceres que permita apoyar con elementos tangibles la creación de mística en las nuevas generaciones, es necesario. Nuestras divisiones inferiores necesitan un recinto propio que sea su casa», agregó.
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El experto criticó la administración de Azul Azul, la sociedad anónima que controla al club desde 2007. «Su mala gestión es palmaria. Es cuestión de revisar sus intentos erráticos de construir un estadio en Laguna Carén [Santiago norponiente], La Pintana [Santiago sur], La Cisterna [Santiago sur], Estación Central [Santiago Centro], entre otros», expresó.
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