Organizaciones de Chile firman carta junto a 70 países para exigir el cese de quemas y vertederos y pasar a una economía circular justa

SANTIAGO – El análisis publicado esta semana por la Alianza Global para las Alternativas a la Incineración (GAIA) constata que Chile es uno de los pocos países con planes para revisar su estrategia de gestión de basura como parte esencial de su plan climático. Más de un cuarto de los países incluidos en este estudio no reconocen la reducción de residuos como un objetivo fundamental, aun cuando el Grupo intergubernamental de estudio del cambio climático (GIECC) lo considera dentro de los tres factores con el mayor potencial para reducir el aumento de la temperatura dentro los próximos 10 a 20 años. 

Como parte del Acuerdo de París de 2015, los gobiernos se comprometieron a presentar planes estratégicos que su país aplicaría para colaborar con  la reducción de emisiones de gases invernadero, y cumplir así con el objetivo de 1,5˚C. Estos planes se denominan contribuciones determinadas a nivel nacional (NDCs, por sus siglas en inglés). Además, muchos países han presentado este año actualizaciones de sus NDCs en preparación para la conferencia anual por el clima de la ONU  (COP 26)

En su plan NDC, Chile se ha comprometido con una economía circular, donde los recursos se preservan en lugar de ser desechados. El país dio los primeros pasos en su Hoja de ruta nacional a la economía circular para los años 2020 a 2040, la cual cuenta con una estrategia de residuos orgánicos que permite apartar los residuos de alimentos y reducir las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero potente. Estos planes son avances prometedores que podrían convertir a Chile en un líder en materia de manejo de residuos y compensación climática.

Sin embargo, puede haber grandes diferencias entre lo que un país propone en sus NDC y lo que realiza en la práctica. En el caso de Chile, su NDC incluye una ley de responsabilidad extendida del productor destinada a «mejorar las condiciones de trabajo y calidad de vida de los recicladores informales» , pero que ha sido criticada por incentivar la competencia entre empresas privadas con mejor acceso a préstamos, capital y equipamiento, perjudicando el modo de ganarse la vida de muchos trabajadores informales.

Conclusiones clave

  • El plástico está hecho con un 99% de combustibles fósiles, y según las proyecciones actuales consumirá el 13% del presupuesto de carbono de 1,5 C para 2050. Pese a esto, Chile no ha restringido la producción de plástico aún.

  • El proyecto de incineración de residuos en evaluación para la región de la Araucanía, de realizarse, perjudicaría los objetivos climáticos del país. La quema de una tonelada de residuos produce el equivalente en emisiones de gases de efecto invernadero.

  • Chile se suma a solo el ~35% de los países que proponen un mejor sistema de recogida y selección de residuos orgánicos y/o compostaje.

  • Aunque la NDC de Chile menciona mejorar la calidad de vida de los recicladores informales, en la práctica, su aplicación podría ser más perjudicial que beneficiosa.

Alejandra Parra de la Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA, Temuco, señala, “Los gobiernos chilenos se han acostumbrado a usar bonitos discursos sin acciones reales que los respalden. Es el caso de las promesas de reducción de gases de efecto invernadero, un discurso que está siendo usado por el gobierno y las empresas privadas para promover negocios que no aportan a resolver la crisis climática sino que la aprovechan para desarrollar sectores productivos competitivos a nivel global, con enormes ganancias para las empresas, e impactos ambientales y sociales de igual magnitud en las comunidades que habitan los territorios donde se desarrollan esas actividades. Este es también el caso del sector de manejo de basura y residuos, donde el grueso de las inversiones públicas financian el entierro de la basura y un porcentaje marginal va a programas de recuperación de materiales. El apoyo institucional al proyecto WTE Araucanía es evidente a pesar de las falencias técnicas del proyecto y el rechazo transversal de la ciudadanía que ha ingresado más de 16.000 observaciones ciudadanas en contra del proyecto. Pero desde la ciudadanía seguimos promoviendo la estrategia basura cero en los municipios, donde el renuevo de las autoridades nos da esperanzas.”

Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA se unió a los miembros de GAIA firmando una carta abierta a los delegados de la COP-26 exigiendo que cierren la brecha de emisiones con el fin de garantizar que las temperaturas no suban sobre 1,5ºC que se excluyan las incineradoras de los planes climáticos, se detenga la expansión de la industria petroquímica y la extracción de combustibles fósiles, se reduzca la producción de plásticos, y se eviten los sistemas de compensación o de comercio de carbono con la excusa de ser contribuir a la “energía neta cero”. Además, los líderes mundiales deben responsabilizar a las empresas petroquímicas y contaminantes de plástico por la contaminación por plástico y el cambio climático. Hoy mismo, el movimiento Break Free From Plastic publicó su informe anual de auditoría de marcas, en el que se constata que, por cuarto año consecutivo,  Coca Cola Company y PepsiCo son las empresas que más contaminan con plástico en el mundo. 

La buena noticia es que la estrategia basura cero es comprobadamente eficaz, asequible e inclusiva y ayuda a prevenir la catástrofe climática. Ya hay cientos de ciudades liderando el camino aplicando esta estrategia como Futaleufú, Santa Juana, Rafaela y Buenos Aires. La carta abierta aboga por objetivos reales de una eliminación total de las emisiones de gases de efecto invernadero y por invertir en una economía circular de residuos cero. Esto incluiría la transición desde el enfoque de un solo uso a otro basado en la reutilización de productos y envases, junto con una protección social y de ingresos sólidos de los recicladores formales e informales. 

«La búsqueda de una legislación que responda a los retos que plantea el aumento de la cantidad de residuos en la región debe ir de la mano del movimiento de Basura Cero para encontrar respuestas a largo plazo», afirma Magdalena Donoso, Coordinadora Regional de GAIA para América Latina y el Caribe. » A la vez, es necesario que los responsables políticos incluyan a la comunidad – con organizaciones de base y recicladores – y se resistan a los intentos de las empresas de privatizar los sistemas de gestión de residuos. Los fuertes impactos del cambio climático en la región, además del impacto económico de la pandemia, sitúan la estrategia de basura cero como la solución obligada para quienes toman las decisiones, al reducir las emisiones y crear puestos de trabajo.»

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