¿Por qué el submarino nuclear Connecticut no evitó el choque?

El reciente accidente del submarino nuclear estadounidense Connecticut en el Indo-Pacífico volvió a levantar dudas sobre la seguridad de las misiones subacuáticas. Un veterano de la Marina de EEUU explicó en qué estriba la dificultad de prevenir este tipo de accidentes.
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Hasta donde se conoce, la proa del submarino nuclear USS Connecticut (SSN-22), uno de los tres de clase Seawolf, resultó gravemente dañada después de chocar con un objeto desconocido en el mar de China Meridional. Inmediatamente después del incidente, la nave se dirigió a la base naval en la isla de Guam para poder evaluar los daños. Afortunadamente, nadie a bordo murió y el reactor nuclear de la embarcación permaneció en condiciones seguras, aunque se informa de que hasta 11 marines resultaron heridos.
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Exactamente qué golpeó al Connecticut sigue siendo un misterio. No obstante, para muchos el mayor interrogante sigue siendo el motivo por el que una nave de miles de millones de dólares, equipada con sensores de última generación, no haya podido detectar el obstáculo en su camino.
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«En teoría, todos los submarinos de la Marina de EEUU cuentan con los mapas topográficos más recientes, que reflejan con gran precisión la realidad fuera del casco. En la práctica, hemos descubierto que no siempre es así», explica Aaron Amick, veterano con 20 años de experiencia a bordo de las fuerzas submarinas de EEUU.
En sus comentarios para el medio militar The Drive, el exmilitar comparte que algunas áreas de los mapas submarinos tienen decenas de metros sin detallar. Estas zonas ciegas pueden ocultar formaciones topográficas que se elevan desde el fondo hasta la envolvente operativa de un submarino.
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Amick explica que además de los mapas topográficos, los submarinos hacen uso de sonares para identificar objetos a su alrededor. Sin embargo, los comandantes a menudo no utilizan este método, ya que su funcionamiento hace que la nave sea visible para otros submarinos.
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«Si un submarino está operando en un área donde sospechan de la presencia de submarinos adversarios, pueden optar por no usar un sonar activo de alta frecuencia para verificar la topografía circundante. Esto, como se describió anteriormente, se debe a que las transmisiones del sonar revelarán su posición si se detectan», aclara Amick.
Al problema de zonas ciegas hay que sumar la elevada actividad tectónica en el mar de China Meridional y la compleja topografía del fondo asociada. Con este constante cambio, las diferencias de profundidad son muy marcadas, hasta con formaciones verticales que pueden salir a la superficie.
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Una de las posibles soluciones en un futuro sería el uso de drones de reconocimiento submarinos, agrega. Así, si dicho dispositivo se estrella contra una roca submarina, sería una pérdida, pero sin riesgo para la vida de los marineros.
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Es probable que el accidente del submarino nuclear Connecticut le cueste la carrera a su comandante, culmina Aaron Amik. De acuerdo con la práctica adoptada en la Marina de EEUU, después de un accidente así, el comandante es retirado y su lugar lo ocupa un oficial calificado. Los culpables serán determinados mediante una investigación. Se puede tratar del timonel, del ayudante de navegación o de un intendente de guardia, concluyó.

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