Para quienes nos dedicamos a la educación, y tuvimos que ser desafiados por la pandemia a la rápida implementación de clases en modalidad virtual, implicó generar un importante cambio paradigmático con la ayuda de plataformas que hoy nos ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Colegios e instituciones de educación superior fueron capacitados de manera exprés, ya que había que iniciar prontamente las clases, en aquel mes de marzo del 2020. Sin duda, que se manifestaron momentos de incertidumbre que hicieron cuestionar su efectividad y cómo sería la receptividad de nuestros estudiantes.
A casi ya dos años donde los docentes aún vienen ejecutando clases virtuales, híbridas, mixtas o presenciales; la experiencia, ha acumulado una diversidad de estrategias de enseñanza – aprendizaje basadas en Teams, Zoom, Meet, entre otras. A lo anterior, se suman aplicaciones como kahoot, canva, aulas virtuales y ediciones de microcápsulas de video que proporcionan un valor agregado en clases desde una perspectiva más activa.
Ahora que se ha comenzado a retornar a la presencialidad en muchos establecimientos educativos, ¿volveremos a la pizarra y el plumón?; ¿abandonaremos lo que ya hemos aprendido sobre Tic, con tal de seguir un marco clásico de educación? Es necesario continuar entrelazando una mixtura, donde el uso de las TIC, en momentos como el inicio, desarrollo y cierre de la clase, aparezcan visibilizadas con tal de convertirlas en un aliado perfecto para motivar a los estudiantes que sabemos, poseen estilos de aprendizaje diversos y se han venido acostumbrando a esta era digital.
Veamos un ejemplo concreto a partir de una clase de lenguaje y comunicación, en que el docente inicia su clase, presentando una cápsula de tres minutos cuya grabación la realizó un poeta, a propósito del aprendizaje sobre los textos literarios. Esta simple dinámica que pudo ser efectuada con un celular, es viable de convertirla como un recurso motivacional a la hora de iniciar la discusión de aquella clase. Lo importante, es saber tomar la decisión adecuada al contexto del grupo – curso, sin “guardar en el cajón” tanta experiencia acumulada.
Ningún profesional que forma parte de la educación del siglo XXI, podría estar en contraposición a que el uso de TIC, en una lógica de clase presencial, es recíproco ante cualquier asignatura que es impartida en el sistema escolar y universitario. Bastará con tener la disposición y la pertinencia de los recursos.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Carlos Guajardo Castillo – Director carrera de Pedagogía en Educación General Básica, UCEN