Por Manuel José Irarrázaval | Pase de movilidad: ¿Es el momento?

La reducción progresiva que habíamos tenido de los nuevos casos de COVID-19 en el país, hasta antes de las elecciones, así como los avances en materia de inmunización (sobre un 50% de la población objetiva vacunada con las dos dosis), planteó la pregunta si es posible avanzar hacia la entrega de un carnet que permita el libre desplazamiento al interior del país a las personas vacunadas al igual como lo han implementado otros países.

¿Por qué se necesita? Básicamente el análisis de los efectos negativos de las largas cuarentenas que empiezan a ser difícilmente tolerables y se hace necesario buscar medidas de “acomodo temporal”.

El efecto del aislamiento ya está siendo evidente en la salud mental de la población. Los seres humanos somos de naturaleza social, y la pérdida del contacto con los seres queridos ha acentuado la soledad de las personas mayores, las adicciones, la violencia intrafamiliar.

En el ámbito educacional implica un daño gravísimo en la educación sobre todo durante la primera infancia, la falta de socialización y la pérdida de aprendizaje, que en algunos casos se ha manifestado en el retraso del habla. En la Enseñanza Media,  estudiantes no alcanzaron el 60% de los aprendizajes necesarios en 2020, según un Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA), desarrollado por la Agencia de Calidad de la Educación.

En el caso de los escolares, lamentablemente, la teleeducación no reemplaza adecuadamente la acción presencial de la relación entre el profesor y sus alumnos ni tampoco la socialización entre pares. No solo en los aspectos de conocimientos específicos, pero también, en aspectos conductuales y emocionales.

Por último, tampoco se puede minimizar el impacto económico para las familias el no poder salir a ejercer su trabajo que genera el sustento cotidiano, situación que está haciendo que las cuarentenas sean cada vez más menos efectivas y por eso vemos un alto desplazamiento en algunas comunas.

Cuando la vacunación masiva logra disminuir el número e impacto de la enfermedad, aparece entonces el deseo de tratar de recuperar gradualmente nuestra vida antes de la pandemia, y la aparición del “pase de movilidad” responde a este anhelo. Además, se transforma en un buen incentivo para invitar a vacunarse a aquellos que están reticentes, que con esto pueden ver la utilidad de hacerlo y colaborar a alcanzar la inmunidad de rebaño.

¿Es el momento de implementarlo? Siempre que mantengamos estrictamente los requerimientos básicos del distanciamiento físico, uso de mascarillas y lavado de manos. Probablemente deberíamos esperar unas 2 o 3 semanas después de ver la evolución de los casos post elecciones y la reciente liberación de confinamiento de algunas comunas, para tener una mejor aproximación acerca del grado de inhibición de la propagación de la epidemia que aparentemente estamos logrando.

Probablemente, también sería prudente abrir gradualmente las actividades accesibles a los portadores de este pasaporte, priorizando los colegios y dejando para más adelante otras actividades más recreativas.

Por supuesto, esto no debería impedir que, si el escenario cambia, no vuelvan a restaurarse las medidas de confinamiento, si apareciera un rebrote de la epidemia.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Dr. Manuel José Irarrázaval – Presidente del Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS) / Universidad San Sebastián