Asumen Gobiernos regionales en Bolivia con desafío de pandemia de COVID-19

LA PAZ (Sputnik) — La mayor parte de las nuevas autoridades regionales de Bolivia asumió sus cargos, con mayoría opositora en los departamentos y oficialista en los municipios, y con el desafío común de enfrentar la pandemia de COVID-19 en medio de grandes limitaciones de remedios y vacunas.
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«Se antepone como prioridad la salud del pueblo ante esta pandemia que nos ha azotado, tenemos que tomar acciones inmediatas; por eso he pedido al Concejo Municipal que aprobemos una ley de contingencia sanitaria», anunció el nuevo alcalde de Cochabamba (centro), Manfred Reyes Villa, el más veterano de las nuevas autoridades.
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Promesas de luchar contra la pandemia, exigencias de recursos extraordinarios al Gobierno nacional para la salud y planes de nuevas medidas de prevención fueron anunciados por casi todos los nuevos gobernadores y alcaldes que juraron a sus cargos, la mayoría electos el 7 de marzo y algunos en segunda vuelta en abril.
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Oposición fragmentada
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Reyes Villa, quien ganó un quinto mandato como alcalde cochabambino tras retornar de un autoexilio en Estados Unidos, y el ex líder cívico Luis Fernando Camacho, quien juró como gobernador del departamento de Santa Cruz (este), emergieron como las figuras destacadas de la nueva oposición regional.
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«Que las dos principales figuras regionales sean de partidos diferentes es una suerte de fotografía de una oposición fragmentada ante un Gobierno nacional relativamente muy fuerte», dijo a Sputnik el politólogo Gonzalo Balcázar, docente de la universidad pública de La Paz.
Añadió que las urgencias provocadas por la pandemia absorberán en el futuro inmediato gran parte de la atención de las nuevas autoridades.
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En el nuevo mapa político regional, el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) tiene solo tres gobernaciones departamentales, la mitad de lo que tuvo en los seis últimos años, y ha ampliado su dominio micro regional con victorias en 240 de los 336 municipios, sin contar media docena de autonomías indígenas donde ganaron sus aliados.
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La oposición ganó seis gobernaciones, duplicando su cuota precedente, aunque solo un partido desprendido del MAS ganó en dos departamentos mientras en los restantes cuatro se impusieron agrupaciones locales.
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La oposición tiene además el control de las alcaldías de ocho de las diez ciudades más importantes, repartidas entre siete agrupaciones.
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El panorama es muy diferente en los órganos legislativos regionales renovados también en marzo, ya que el MAS tiene mayoría en todas las asambleas departamentales y en casi todos los concejos municipales.
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