Por Manuel Gallardo Cárcamo | Renca: La paradoja que demuestra que la élite no ha entendido nada 

El 18 de octubre del 2019, Chile entro en un proceso de crisis social cuyas razones son variadas, pero que se resumen en una institucionalidad debilitada que no permite al Estado proteger a los ciudadanos de los abusos de las élites políticas, económicas, sociales o empresariales.

Los ciudadanos salieron a las calles a reclamar justicia, dignidad, igualdad, transparencia, etc. algunos de forma pacífica y creativa, mientas que otros destruyendo, quemando y saqueando lo que se interponía a su paso.

En fin, muchos creíamos que las élites habían escuchado la voz del pueblo, que el pueblo había hablado lo suficientemente claro y fuerte para que esas mentes prodigiosas y dotadas entendieran la profundidad y la dimensión del problema; de hecho algunos miembros de la elite nacional de distintos ámbitos, comenzaron a señalar que los actuales modelos económicos y democráticos debían ser revisados y corregidos, incluso las fuerzas políticas con representación parlamentaria acordaron una salida institucionalizada a la crisis: la redacción de una nueva constitución política.

Sin embargo, vasto que uno de los miembros de esa elite fuera tocado en lo que ellos creen que es el derecho del afectado, para que sus amigos y partidarios nuevamente se olvidaran de las causas de la crisis social. Me refiero a lo que hoy día está ocurriendo en la elección de alcalde de la comuna de Renca.

En esa comuna se presentaron tres candidaturas a alcaldes: la profesora Virginia Fuentealba, el señor Cesar Monsalve y el actual alcalde, don Claudio Castro. La señora Fuentealba rápidamente quedo fuera de carrera cuando el Servicio Electoral rechazó la inscripción de su candidatura, aludiendo que no reunía la cantidad mínima de patrocinantes que exige la ley, apeló, pero se confirmó el rechazo. De igual manera el Servel rechazó la inscripción de candidatura de don Claudio Castro por no cumplir el tiempo requerido como independiente, candidatura que fue repuesta luego por el Tribunal Electoral Regional, pero que finalmente y luego de una apelación del Partido Regionalistas e Independientes, el TRICEL rechazó.

Cierto es que el Alcalde Castro renunció al Partido Demócrata Cristiano el 26 de octubre del 2019 y que con posterioridad, el 20 de marzo de 2020, se promulgó una ley que modificó el calendario electoral y que introdujo a la Constitución Política del Estado una serie de disposiciones transitorias, entre ellas la Trigésimo Sexta que afecta directamente al alcalde en su objetivo de postular por segunda vez al cargo edilicio de la comuna. Esta disposición señala:

“Los candidatos independientes a convencional constituyente, vayan o no en lista de independientes o asociados a un partido político; gobernador regional, alcalde y concejal no podrán haber estado afiliados a un partido político dentro del lapso comprendido entre el 26 de octubre de 2019 hasta el vencimiento del plazo para declarar candidaturas.”

Es decir, el señor Castro debió haber renunciado antes del 26 de octubre del 2019, claro es que no es culpa de Castro que el Congreso no haya tenido la prolijidad de empatar las fechas consagradas en la disposición Trigésimo Sexta Transitoria con las contenidas en ley anti díscolos, pero esas son las reglas de juego que estableció el poder legislativo de la nación; cierto es que ésta es una situación inédita y única en estas elecciones porque queda sólo un candidato que requiere un  voto para ser proclamado alcalde; cierto es que la gestión del alcalde Castro en la pandemia ha sido destacada incluso por el Ministro de Salud Enrique Paris; pero también es cierto que la ley debe cumplirse y que la igualdad ante la ley es un principio básico del estado de derecho y que esa igualdad ha sido promovida en forma reiterada incluso por el propio señor Castro en sus apariciones en distintos medios de comunicación, hasta que lo perjudico directamente.

Las acciones promovidas por la elite de amigos y partidarios del señor Castro para presionar al sistema político y a la ciudadanía renquina han sido variadas: columnas de opinión de panelistas de medios de comunicación, manifestaciones convocadas en la plaza mayor de Renca, profusa denuncias en las redes sociales, videos donde alcaldes de sectores de derecha e izquierda solicitan que se permita que Castro compita en las próximas elecciones municipales, todo a pesar que Castro no cumple con uno de los requisitos establecidos en las leyes que se promulgaron para regir el calendario electoral del 2021, sin embargo, la mayoría de estas acciones tienen un factor en común, en ellas también se busca denostar a Cesar Monsalve caracterizándolo como evangélico, conservador, misógino e incluso insinuando un consumo adictivo de alcohol y droga, sin mayores pruebas.

Estas formas de denostar a un adversario que no tiene responsabilidad alguna en lo que afecta a Castro, claramente son antidemocráticas e ilegítimas y nos recuerdan viejas prácticas de inteligencia, donde se buscaba destruir el prestigio y la imagen pública de una persona, esas operaciones de inteligencia reciben al nombre de “asesinato legal” y se basa en una antigua premisa: “Miente, miente que algo queda”; pero donde la situación toma un color de hormigas es cuando esta elite promueve una propuesta que denominaremos “la ley Castro”, una ley express que reforme todo aquello que impida a Claudio Castro postularse como Alcalde de Renca,  una propuesta como ésta no sólo es antidemocrática porque claramente sería un acto impropio que atenta contra el principio de igualdad, sino que además es ilegítima ya que es un verdadero traje a la medida para Castro, del mismo tipo que la ciudadanía rechazó una y otra vez en las manifestaciones de la crisis social del 18 de octubre.

Así, pareciera ser que la elite política de nuestra nación no ha aprendido nada después de la crisis social, nada ha escuchado ni entendido, ya que a través de sus dichos y acciones sigue promoviendo los privilegios de algunos y sosteniendo que todos somos iguales, pero que hay algunos que son más iguales que otros.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Manuel Gallardo Cárcamo – Cientista Político