El control de identidad en Chile: abusivo, ineficaz y resultado del populismo punitivo

Las protestas de los viernes en Chile se han intensificado tras la muerte a tiros del malabarista Francisco Martínez por Carabineros en medio de un control de identidad, un crimen que nuevamente puso en entredicho esta medida preventiva que según los especialistas es abusiva, discriminatoria, ineficaz y producto del populismo punitivo.
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La socióloga, académica de la Universidad de Santiago y especialista en seguridad pública, Lucía Dammert, tras la muerte a balazos del artista callejero Francisco Martínez, ocurrida el 5 de febrero de 2021, opina que se debiera «tratar de derogar la ley de control de identidad preventivo. Creo que ha sido muy mal utilizada y ha generado todo tipo de abusos», opina en conversación con Sputnik.
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«Durante todos estos años, el populismo punitivo de la élite política implicó una desgracia, porque le entregaron facultades enormes a la Policía para controlar a la población y determinar a la larga un estado de control social absoluto, en donde prima la arbitrariedad y el abuso por parte de las Policías», señala el abogado de derechos humanos Nicolás Toro.
El actual control de identidad, normativa contenida en la ley 20.931 y aprobada durante el segundo mandato de la expresidenta Bachelet (2014-2018), fue resultado de la modificación del artículo 85 del Código Procesal Penal chileno (CPP), que permite a los funcionarios policiales, sin orden previa de los fiscales, solicitar la identificación de cualquier persona en la vía pública, lugares públicos y lugares privados con acceso público. La identidad se puede verificar mediante la cédula, licencia de conducir, pasaporte o incluso la tarjeta estudiantil.
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En el caso de que la persona no pueda o no quiera acreditar su identidad, o proporcione una identidad falsa, se arriesgará a una multa y puede ser llevada a la unidad policial más cercana a fin de ser identificada. Si hubiera una orden de prisión pendiente, la persona será detenida.
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Esta última situación es la que justifica, según las autoridades, el uso de este procedimiento de control, que para Dammert, docente y especialista en seguridad pública, es una medida que en rigor no sirve «porque al final menos del 2% genera algún tipo de procedimiento policial posterior, pero aumenta notablemente la mala relación entre Carabineros y aquellos que son constantemente indagados».
Esta cifra está respaldada por los datos recopilados por la fundación Chile21, a través de su Monitor de Seguridad, en la que se detalla que en el año 2020 se realizaron 5,6 millones, de estos controles, y menos de 2% de ellos resultó en una detención. Porcentaje del que se desconoce si responde a delincuentes buscados por la Justicia por algún delito o por pensiones alimenticias.
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En cuanto al tiempo que Carabineros de Chile destina para los controles de identidad preventivos, la fundación concluye que que también son ineficientes. Porque si se calcula el total de los controles del 2020 que, a razón de 12 minutos por cada uno, la institución policial dedicó más de un millón de horas para estos fines, lo a que a nivel del número de funcionarios empleados para esta única y exclusiva labor, representa aproximadamente un 10% de la dotación de la Policía uniformada.
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A esto se suma, según la fundación, que el control de identidad ha sido un instrumento legal que ha tenido una aplicación discriminatoria en cuanto a condición socioeconómica, territorial, edad y origen étnico, todas razones junto con las anteriores que les permite concluir que es ineficaz en el combate a la delincuencia.
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Estos datos también son reforzados por un estudio de los académicos Mauricio Duce y Ricardo Lillo de la Universidad Diego Portales respecto a los controles de identidad realizados en los años 2017 y 2018, publicado el 31 de diciembre en la revista Estudios de la Justicia, tras un largo litigio con Carabineros, institución policial que por orden de la Corte Suprema tuvo que liberar dicha información, que en un principio denegó a los investigadores.
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Sus conclusiones fueron similares. Se considera que durante 2017 hubo 2.880.059 controles preventivos de identidad, mientras que en 2018 ascendieron a 4.818.074. De estos, solo un 2,9% y un 2,2%, respectivamente, terminaron en arrestos.
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Asimismo el estudio determina que existe discriminación estadística por sexo, nacionalidad y nivel socio-económico en los controles preventivos de identidad que realiza Carabineros.
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Para Dammert, esta fue una herramienta que dio la política a la Policía para ejercer el control de ciertos grupos que son considerados más peligrosos, lo que resulta aún más dramático si se considera que el ejercicio del poder policial no tiene rasgos igualitarios para toda la ciudadanía.
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«Aquí lo que hay es ‘porte de rostro’: como tiene rostro de posiblemente preocupante, o tal vez alguien dijo que dormía en las calles, o que consumía drogas, o cualquier cosa, van a pedirle el documento de identidad. ¿Sobre qué base Carabineros toma la decisión de que una persona es o no ‘peligrosa’? Probablemente sobre miles de estereotipos, más que a evidencia clara», se cuestiona la socióloga.
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Populismo Punitivo
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Control policial en el centro de Santiago - Sputnik Mundo, 1920, 23.02.2021
Control policial en el centro de Santiago