La investigación sobre la muerte del astro argentino del fútbol mundial sigue cerrándose sobre su equipo de salud: a su médico y su psiquiatra, ahora se suman como imputados su psicólogo y los dos últimos enfermeros que lo trataron. Mensajes, audios y reportes médicos irregulares abonan la hipótesis de un homicidio culposo.
La muerte del ídolo argentino de fútbol Diego Armando Maradona a finales de 2020 sigue generando repercusiones, ya no en forma de homenajes dentro de campos de juego sino en imputaciones penales en el marco de la causa judicial que investiga posibles negligencias en los cuidados a su salud. Con tres nuevos acusados por Fiscalía, ya son cinco los integrantes de su cuerpo médico sospechados de tener alguna responsabilidad en el fallecimiento del exdeportista.
En las últimas horas, el equipo de fiscales que investiga la muerte comunicó tres nuevas imputaciones: la de Carlos Díaz, psicólogo de Maradona en el último tiempo y Dahiana Madrid y Ricardo Almirón, los últimos enfermeros que atendieron al astro del fútbol mundial en su residencia dentro de un barrio privado de la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires. Almirón estuvo encargado del cuidado durante la noche antes de su fallecimiento y Madrid lo hizo en la mañana del 25 de noviembre, día en que dejó de existir.
Según informó el diario argentino Página 12, el equipo de fiscales que sigue el caso y que lidera el fiscal general de San Isidro, John Broyard, el análisis de mensajes de audio y texto entre los implicados hizo presumir a los investigadores que Maradona no contaba con una atención médica y psicológica adecuada por parte de los imputados.
El material relevado por los investigadores pudo comprobar que los enfermeros imputados colocaban en los informes médicos controles a Maradona que en realidad no le hacían, ya sea porque Maradona no lo permitía o porque se encontraba durmiendo. El hallazgo ratifica lo declarado por la propia Madrid en las primeras audiencias luego de la muerte, cuando declaró que fue obligada por el servicio médico para el que trabajaba a reportar un control a Maradona el día de su muerte que en realidad no había realizado.
Si bien los dos enfermeros serán investigados por las aparentes irregularidades en los controles, el mayor interés de los fiscales recae en el psicólogo. De acuerdo a fuentes consignadas por la agencia de noticias Télam, mensajes de texto recabados permiten determinar que el profesional «tenía un papel preponderante en las decisiones que se tomaban a nivel médico». De hecho, el reporte elaborado por Madrid en la mañana de la muerte de Maradona —si bien falta a la verdad en los primeros controles realizados— consigna que el psicólogo Díaz ingresó a la habitación a ver a Maradona a las 11:55 horas junto a la psiquiatra Agustina Cosachov, también imputada. En ese momento, el exfutbolista ya llevaba horas inconsciente
En efecto, las últimas tres imputaciones se suman a la de Cosachov y a la del médico personal de Maradona, Leopoldo Luque, quienes habían sido acusados en los primeros meses de investigación.
En todos los casos, los investigadores buscan determinar si existió un posible homicidio culposo detrás del deceso del campeón mundial de 1986. Para eso ha sido el clave el testimonio del médico Alfredo Cahe, médico personal de Maradona por 31 años, durante su época de futbolista. El profesional de la salud fue citado por la Justicia y declaró que se trató de una «muerte evitable», ya que el tratamiento indicado por Luque y Cosachov no previó los problemas cardíacos que Maradona padecía y acabó por provocarle la insuficiencia cardíaca y renal que le provocaron la muerte.
¿Qué pasará con los teléfonos de Maradona?
Mientras los nuevos imputados preparan sus defensas antes de ser convocados por la Justicia, los fiscales estudian la posibilidad de sumar nuevas pruebas y testimonios a la causa. Según consignó Télam, entre la posible nueva evidencia estarían dos teléfonos celulares Iphone que eran propiedad de Maradona y que estaban en la habitación el día de la muerte.
Para los investigadores, periciar los teléfonos podría ser fundamental para obtener nuevas pruebas, a pesar de que puedan romper la intimidad del astro que los fiscales pretendían respetar.
Esas no serían las únicas futuras actuaciones, ya que abogados de las hijas de Maradona Dalma, Gianinna y Jana —las tres con la certeza de que Luque y el equipo médico fue responsable de la muerte— solicitaron que agregue el testimonio de cuatro personas más: una psicopedagoga que trabaja con Dieguito Fernando, el hijo menor de Maradona; un asistente terapéutico que tuvo Maradona, el de Romina Milagros Rodríguez, la cocinera del exfutbolista y Carlos Álvarez, un cardiólogo que atendió a Maradona en el año 2000, luego de una descompensación en la ciudad de Punta del Este, Uruguay, que casi le cuesta la vida.
De estos cuatro testimonios, los dos últimos podrían ser de gran relevancia en una posible imputación contra el entorno médico. El de Álvarez porque fue quien le diagnosticó a Maradona una cardiopatía severa en el año 2000, patología que debió haberse tenido en cuenta en el tratamiento que llevaba. El de Rodríguez, en tanto, podría confirmar lo que ya dijo a finales de enero en un programa televisivo en el que aseguró que los médicos le pidieron a ella que le hiciera «respiración boca a boca» a Maradona.