La posible crisis de Ecuador ante la llegada de la segunda ola de COVID-19

Ecuador está ante la segunda ola de la pandemia de COVID-19. Ya el país cuenta con 251.000 casos, cerca de 15.000 fallecidos, recuerdos trágicos del impacto en Guayaquil, y, por el momento, ha recibido pocas vacunas. En uno de los hospitales del sur de Quito, cuentan cómo se preparan ante la situación.

«El hospital está en un momento crucial, donde la cantidad de flujo de pacientes con coronavirus ingresando por emergencia puede llegar a superar al diario a la cantidad de pacientes egresados», afirma Francisco Mora, coordinador institucional de vigilancia epidemiológica e infectología del hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que se encuentra en el sur de la ciudad de Quito.

Mora se encuentra en las carpas blancas instaladas en la entrada del hospital: allí se realiza «la admisión, triaje y observación por parte del personal sanitario, dividen los pacientes con sintomatología respiratoria de aquellos que no la tengan, de esta manera disminuyo el riesgo de contagio entre dos patologías distintas», explica el médico.

A su vez, allí se categoriza a quienes presentan síntomas de COVID-19 en leves, moderados y graves, «y me permite saber qué tipología de paciente tengo», para de allí conducirlos a las instalaciones previstas para cada caso.

Frente a las carpas blancas se encuentran unas carpas militares donde esperan los familiares de pacientes con COVID-19, y, del otro lado de la avenida, otras carpas militares donde se están hospitalizados pacientes leves. En cuanto al edificio hospitalario, de las cinco torres tres son de hospitalización para pacientes de COVID-19, y, ante el aumento de casos, han expandido aún más las áreas de atención: «cafetería, endoscopía, transfusional, hospital del día, ya como servicios de cuidados intermedios de pacientes coronavirus», explica.

Carpas instaladas en la entrada del hospital del IESS para recibir a posibles infectados por COVID
© SPUTNIK / MARCO TERUGGI
Carpas instaladas en la entrada del hospital del IESS para recibir a posibles infectados por COVID
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El objetivo es sencillo: «generar un modelo de gestión en el cual podemos mejorar las altas, disminuir la estadía hospitalaria, y así evitar que sature el sistema». Su implementación es compleja y, en estos días está siendo puesta a prueba.

Segunda ola

Mora afirma que existe una segunda ola de COVID-19. La primera, explica, ocurrió entre junio y agosto, y la segunda comenzó a partir de finales de diciembre. «En la tendencia epidemiológica del hospital se nota una franca tendencia y no un pico, ya no son picos al alza, sino una tendencia que se mantiene durante ya tres semanas epidemiológicas, por lo tanto, ya puedo hablar de segunda ola».

La actual tendencia es «superior a la primera ola de junio, julio y agosto», afirma el médico. Según su diagnóstico, la nueva oleada es producto de la acumulación de contagios producidos en los días festivos decembrinos, donde se sucedieron la fiesta de Quito, navidad y año nuevo.

Pero la segunda ola cuenta con algunas características que preocupan a Mora. En primer lugar, se trata de pacientes que pertenecen «al grupo etario entre los 20 y 49 años», y, en segundo lugar, «en el primer foco de la pandemia llegaban pacientes leves, ahora llegan pacientes moderados porque se han complicado en la casa».

Esto significa que además de un aumento de casos, los mismos son más complejos y amenazan con complicaciones para dar respuesta: «si las tasas siguen aumentando, el paciente que llega es más complejo, genera una instancia hospitalaria mayor, mientras más pacientes complejos tengo más instancias hospitalarias tengo y menos egresos, se va saturando».

Francisco Mora, médico del hospital del IESS
© SPUTNIK / MARCO TERUGGI
Francisco Mora, médico del hospital del IESS
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Esto significa que «podría tener que la emergencia por primera vez a lo largo de la pandemia ya comenzaría a tener pacientes más de 24 horas antes de subir a sus pisos destinados». Por eso es un momento crucial, en particular en un país que recuerda cómo en abril del año pasado colapsaron los hospitales en Guayaquil ante el coronavirus, se amontonaron cadáveres en casas, en las calles, y el gobierno optó primero por negar la crisis y luego aportó respuestas insuficientes.

Capacidad de respuestas

El hospital del IESS, como indica su nombre, pertenece a un seguro social. Ante la emergencia sanitaria las instalaciones se abrieron a todos los pacientes, afiliados o no, con una atención gratuita. Es uno de los hospitales centinela que recibe pacientes de la provincia de Pichincha y del distrito metropolitano de Quito, es decir donde se registran más casos de COVID-19.

El hospital, desde inicio de la pandemia aumentó 120% las camas disponibles. Alcanzó su límite, que, ante la segunda ola, está siendo puesto a prueba. La posibilidad de una nueva crisis está a las puertas: en caso de una saturación del sistema público de salud, solo quedarían las clínicas privadas con costos impagables para la mayoría de la población.

La combinación de pandemia, recesión económica y neoliberalismo como respuesta gubernamental ha construido un escenario peligroso. En cuanto al plan de vacunación, recién ha comenzado, y está marcado por la incertidumbre: el gobierno recibió 8.000 dosis de la vacuna de la empresa Pfizer el 20 de enero de lo que, anunció, será un plan de aplicación 86.000 dosis hasta el mes de marzo.

Sin embargo, el actual gobierno de Lenin Moreno, que dejará la presidencia en el mes de mayo, aún no ha anunciado cuándo llegará el segundo lote, ni tampoco ha dado informe de cómo han sido administradas las 8.000 dosis que ya llegaron.

En el hospital del IESS comenzaron las primeras vacunaciones el día 3 de febrero, destinadas a «personal de primera línea de emergencia, de unidades de cuidados intensivos, priorizando a quienes atienden con pacientes COVID-19 y tienen edades mayores».

A esa situación de incertidumbre nacional sobre la evolución del plan de vacunación, se ha sumado un escándalo, debido a que el ministro de salud, Juan Carlos Zevallos, desvió dosis de vacunas de un hospital público a un geriátrico privado de alto costo donde fueron vacunados algunos de sus familiares.

Lo que sigue

Resulta difícil saber qué situación sanitaria encontrará el próximo gobierno al momento de asumir en el mes de mayo. Es probable que mala, en vista de lo que han sido los diferentes momentos de la pandemia en el país, la existencia de una segunda ola, las respuestas insuficientes del gobierno, la incertidumbre sobre la llegada de las vacunas que, a su vez, se enmarca en una disputa mundial alrededor de las vacunas.

En ese marco, el candidato presidencial a las elecciones del próximo domingo, Andrés Arauz, quien se presenta por la fuerza UNES, ya anticipó haber llegado a un acuerdo con el gobierno de Argentina, encabezado por el presidente Alberto Fernández, para trabajar de conjunto para lograr que lleguen vacunas desarrolladas por el laboratorio AstraZeneca de forma rápida a Ecuador.

«No obstante ser este un emprendimiento privado renuevo mi compromiso para interceder ante las autoridades de este laboratorio a los fines de que se contemplen las necesidades del querido pueblo hermano del Ecuador», escribió Fernández en una carta dirigida a Arauz.

Por el momento el país está frente a la segunda ola de la pandemia, la recesión económica, la disminución de hecho de los salarios mínimos, la pérdida de empleos, el aumento de las necesidades materiales, incertidumbres sobre un futuro que arrastra con los años del gobierno de Moreno.

Ese escenario será parte de las variables de voto el próximo domingo, cuando millones de ecuatorianos y ecuatorianas elijan al presidente y los integrantes del poder legislativo. ¿Cuánto afectará esta situación la participación en las urnas? Si bien el voto es obligatorio en Ecuador, las imágenes de Quito muestran por el momento una ciudad replegada en gran medida sobre sí misma.