Por Alfredo Jalife-Rahme | Elon Musk abandona Silicon Valley: guerra de Texas/republicanos vs. California /demócratas

La decisión de Elon Musk de declarar la guerra a Silicon Valley, con sede en California y feudo de los demócratas y la vicepresidenta Kamala Harris, para trasladar a sus dos empresas Tesla y SpaceX a Texas, feudo republicano, puede desencadenar una subrepticia ‘guerra civil’ entre los dos principales polos de la economía y la política de EEUU.

El innovador sudafricano-canadiense-estadunidense Elon Musk anunció en forma bombástica que había iniciado el traslado de sus dos empresas estrella, Tesla, fabricante de autos eléctricos, y SpaceX, que tiene como objetivo colonizar el planeta Marte, para trasladarlas nada menos que a Texas hoy feudo del Partido Republicano y que, durante la controvertida contienda electoral, se volcó a favor de Trump.

A mi juicio, pesará más la confrontación de Texas contra California que sus respectivas alianzas con Florida, a favor de los republicanos, y Nueva York, en plena delicuescencia, a favor de los demócratas.

Como se dieron los resultados en el colegio electoral, California, con casi 40 millones de habitantes y cuya mayoría son mexicanos, se volcó con 55 votos a favor de los demócratas y de donde es oriunda su vicepresidenta Kamala Harris, mientras que Texas, con casi 30 millones de habitantes, cuya mayoría es mexicana, pero que oculta la muy discriminativa Oficina del Censo, sufragó a favor de los republicanos y de Trump.

Elon Musk emigra de la primera economía de EEUU, California —asiento del Big Tech de ensueño de Silicon Valley, con un PIB de 3,2 billones de dólares— y se traslada al segundo PIB del país: Texas, con 1,9 billones de dólares.

Como simple dato estadístico que manifiesta la fractura estadunidense, pero también la de los votantes mexicanos en EEUU, vale la pena recalcar que el 70% de los mexicanos en California votó por la dupla Biden-Harris, mientras que la mayoría de los mexicanos en Texas se volcó a favor del boleto Trump-Pence.

A mi juicio, tanto la salida de Musk de California como su arribo a Texas van mucho más allá de la banalidad esgrimida que es para «evitar un impuesto estatal sobre ingresos del 13,3% sobre ganancias de capital», y así ser favorecido en Texas que carece de «impuestos al ingreso personal», según Fox Business. Desde luego que pesa en la toma de decisiones de los inversionistas el asunto de los impuestos, mas cuando se trata de las contribuciones personales. Pero el desmantelamiento de dos importantes plantas de California donde gozaba Musk de un ambiente tecnoestratégico sin igual en el urbanismo de Silicon Valley, y su reinstalación en Texas, mucho más que en Nevada, comporta aspectos relevantes geopolíticos domésticos que no se pueden soslayar en un análisis integral-holístico.

Hoy, en la dinámica centrífuga que exhibe EEUU, California y Texas constituyen dos polos diametralmente opuestos en la geometría política del país desde el punto de vista de la pertenencia partidista y los aspectos económicos, políticos, electorales y demográficos.

Es ampliamente conocida la cercanía de Elon Musk con el todavía presidente Trump, a grado tal que en la fase preelectoral existieron amagos para que el rapero afroestadunidense Kanye West llevase como compañero de lista a Elon Musk con el fin de quitarle el máximo de votos posible de la comunidad afro a Joe Biden. Luego resultó que Elon Musk no aceptó la propuesta y la candidatura de Kanye West, esposo de la influencer Kim Kardashian, constituyó una vulgar llamarada de petate.

Llama mucho la atención la composición de los accionistas individuales e institucionales de Tesla, todavía con sede en Palo Alto (California) cuando Elon Musk la controla con el 21% del total— con esta simple tenencia Musk se colocó con en el segundo lugar del ranking global de los hombres más ricos con casi 145.000 millones de dólares, tan solo detrás de Jeff Bezos, el mandamás de Amazon—, mientras que los ‘accionistas individuales’ solo detentan el 6,34% de las acciones, frente a los tenedores de fondos mutuos 25,37%, y los inversionistas institucionales con otros 16,96%.

Para no variar, entre los 10 principales accionistas institucionales aparecen los gigabancos de costumbre: Capital Research and Management, The Vanguard Group, BlackRock, SSgA, y Fidelity, junto a los alicaídos megabancos Goldman Sachs y JP Morgan.

En lo que va del año, Tesla ha obtenido azorantes ganancias del 656% y desde su lanzamiento inicial en 2010 lleva 12,551% (sic) de ganancias en una sola década.

Cuando se mide la capitalización de mercado —el valor de las acciones cotizadas— Tesla ostenta en 567.800 millones de dólares, muy por detrás de las 5 Big Tech de Silicon Valley:

  1. Apple: 2,07 billones de dólares.
  2. Microsoft: 1,6 billones de dólares.
  3. Amazon: 1,56 billones de dólares.
  4. Google/Alphabet: 1,2 billones de dólares.
  5. Facebook: 791.000 millones de dólares.

La aeroespacial SpaceX, todavía con sede en Hawthorne (California) cuyo 54% de las acciones las detenta Musk, no cotiza todavía en la Bolsa de Valores e informa ingresos por 2.000 millones en 2019.

SpaceX ha llevado astronautas a la Estación Espacial Internacional y acaba de sufrir un descalabro con su primer vuelo de prueba a gran altitud (a 12.000 metros de altitud) de la nave Starship, que explotó mientras intentaba aterrizar, curiosamente, en Boca Chica/Texas.

En fechas recientes propuse que los dos polos de confrontación en EEUU que pueden desembocar en una guerra civil se encuentran en California, feudo demócrata, y Texas con Florida, hoy feudos republicanos, sin contar que Trump, desde su propiedad de Mar-e-Lago en Florida, puede declarar su insubordinación frente al polémico resultado electoral que no acepta debido a la manipulación electrónica de los algoritmos de Soros con Dominion y Smartmatic.

La verdadera polarización se acentúa en California y Texas. Basta considerar que, al corte de caja de hoy, la principal demanda ante la Suprema Corte de Justicia de EEUU, que desafía los resultados electorales, emana de Texas, con el apoyo de 100 (sic) republicanos de la Cámara de Representantes.

Aquí no importa que se hayan sumado 18 estados más a los impugnadores legisladores republicanos, sino lo que cuenta más es el acto de rebeldía simbólica.

La revuelta de Texas no es menor, así como el traslado de dominio de Elon Musk tampoco lo es.

No deseo en absoluto ni la guerra civil ni la balcanización de EEUU que desde su primera guerra civil sufre sus máximas tendencias centrífugas, porque en tal escenario nada descabellado golpearía a los mexicanos aquende y allende las fronteras de México que hoy recibe, de sus seis primeros ingresos, cinco provenientes de EEUU.

Al final del día habrá que focalizar los eventos y son dos polos candentes que lo representan: California y Texas —además, en forma adicional, Florida y Nueva York, sin llegar al grado de los dos primeros citados. Es por ello que me atrevo a avanzar la hipótesis de que la salida de Elon Musk de California y su traslado a Texas van en la dinámica de la balcanización y/o guerra civil que aún no se atreve a pronunciar su nombre en EEUU.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por Alfredo Jalife-Rahme – Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’.