Comunidades de la comuna de Tomé defienden la ex Fábrica FIAP ante sorpresiva demolición

TOMÉ – Ante el estupor de la comunidad tomecina, este jueves 12 de noviembre comenzó la demolición de una parte de la fachada de la ex Fábrica FIAP. El lugar es considerado un hito patrimonial en la comuna, con una historia iniciada en 1933 al abrirse la Fábrica Ítalo Americana de Paños (FIAP), y que continuó durante el siglo XX con el apogeo de la industria textil en la comuna sostenido además por las Fábricas Bellavista Tomé (1865) y Paños Oveja (1913). Actualmente, el recinto es propiedad de la pesquera Camanchaca, luciendo abandonado, como señoriales ruinas ocupadas para bodegaje ante el circular de enormes camiones en un sector ubicado en pleno centro de la ciudad.

Frente a estos hechos, diversas agrupaciones se han manifestado en su defensa, recibiendo sólo trascendidos. Si bien se sabe de un proyecto para el lugar, la empresa no ha entregado mayores detalles sobre la propuesta arquitectónica, ni sobre los criterios de protección del patrimonio, si es que los contempla, como tampoco sobre los usos en los que se incluiría el municipio con dos iniciativas: un museo textil y un corralón.

En cartas firmadas por el Consejo Comunal para el Patrimonio Tomé y con el apoyo de nueve organizaciones e iniciativas patrimoniales, culturales y territoriales, entregadas este martes 17 y miércoles 18, respectivamente, al alcalde Tomé, Eduardo Aguilera, y a la empresa, se exige detener toda demolición en el recinto, transparencia sobre el proyecto, diálogo y participación de las comunidades. 

Apoyan las cartas: Corporación La Fábrica, Casa Textil Bazarte, Agrupación Cultural y Artística Andamiajes, Escuela Libre Trome / Corporación Socioeducativa Trome, Museo en Proceso, CECUM (Centro de Educación y Cultura Mistral), Coordinadora Territorial Tomé, Asamblea Cultural Tomecina Autoconvocada (ACTA) y Asamblea Tomé Despierta.

«Como Consejo y con otras organizaciones, solicitamos reunión en agosto de este año a Camanchaca para informarnos y ver posibilidades de conversar nuestros aportes y no nos recibieron. Sin embargo, advertimos un diálogo fluido entre la administración comunal y la empresa, anunciándose ya dos usos municipales en el recinto privado: un corralón y un museo textil. ¿Acaso tienen alguna integración ambos proyectos en términos de lo patrimonial? ¿Hay alguna relación coherente que permitiría relevar un hito cultural y turístico como es un museo junto a un depósito de autos chocados?», preguntan al alcalde, evidenciando además la falta de políticas al respecto en una comuna donde –el último tiempo– diversos hitos del patrimonio arquitectónico, han sido vulnerados, demolidos o abandonados.

En la interpelación a la empresa, sostienen: «Las instalaciones de la FIAP, así como toda construcción de valor patrimonial en la ciudad, no sólo despiertan emociones compartidas para generaciones de tomecinas y tomecinos, sino también son oportunidades para levantar proyectos que potencien un desarrollo turístico con identidad. Al ser dueños de un bien patrimonial, se deben buscar soluciones con la comunidad y no acabar con la historia que nos pertenece a todas y todos por un mal entendido progreso». 

Las organizaciones revelan además la importancia de construir un futuro para la ciudad desde la participación vinculante de sus diversos actores y actoras: «A partir del 18 de octubre y en el marco del proceso constituyente, en que el pueblo ha hablado fuerte y claro para empujar los cambios que como país necesitamos, la vinculación de todos los sectores de la comunidad es hoy una obligación para la gobernanza y así construir en conjunto el tipo de desarrollo comunal que queremos».

CAMPAÑA EN DEFENSA

Desde el jueves 12 de noviembre, diversas tomecinas y tomecinos, junto a representantes de organizaciones ciudadanas, se han reunido en la fachada de la FIAP en Asambleas Abiertas que han tenido como fin el diálogo sobre la defensa de este patrimonio industrial, así como la manifestación en contra de las decisiones de la pesquera. 

«Camanchaca es una empresa que en Tomé ejemplifica las tensiones y conflictos propios de un sistema neoliberal extractivista, que se favorece de la explotación de los recursos naturales y humanos en una comuna de gran valor medioambiental, cultural y patrimonial, precarizada laboralmente. La empresa ha sido, además, durante la pandemia, un foco de contagio debido a las malas condiciones sanitarias que han debido enfrentar trabajadoras y trabajadores», afirman participantes en las manifestaciones que han continuado reuniéndose durante esta semana en el sector, recibiendo el apoyo de diversas organizaciones del Biobío, así como de la concejala de Tomé, Francisca Zúñiga, y del consejero regional, Javier Sandoval.

Las autoridades reafirman la necesidad de información respecto a los cambios que se hagan en el lugar, cuestionando el actuar tanto del municipio como de la empresa. Como negligente, lo calificó Sandoval, argumentando que no hubo tampoco la documentación necesaria que justificara la decisión de demoler, y reafirmando que en toda decisión tanto del patrimonio como del ordenamiento territorial de las ciudades debe considerarse la opinión de organizaciones y comunidades. Este martes, el CORE Biobío hizo llegar al alcalde Aguilera un oficio solicitando antecedentes tanto de la demolición como de los proyectos que se tienen para la FIAP.