Con el levantamiento social, cuyo primer aniversario conmemoramos este 18 de octubre, el pueblo de Chile cuestionó profundamente el orden establecido. El anhelo de una vida digna marchó y corrió por las calles, saltó torniquetes y soportó una represión brutal, exigiendo cambios estructurales, derechos sociales, una democracia participativa, el derecho a la diversidad y a la autodeterminación de las distintas identidades comunitarias, respeto a los derechos humanos, reconocimiento a los pueblos originarios y el cese de un modelo basado en la extracción y explotación descontrolada de la naturaleza, entre otras demandas.
Paradojalmente, la calle exigió en los hechos y sin saberlo el cumplimiento de instrumentos internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ratificado por Chile en 1975, en plena dictadura, cuyo primer artículo señala que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural”. Resulta evidente que la dictadura no aplicó para nada este pacto y más bien hizo todo lo contrario, imponiendo mediante fraude una constitución ilegítima. La misma que con algunas reformas nos rige hasta el día de hoy.
En estos días nos preparamos para revertir esta situación e iniciar un proceso constituyente que nos dote de una nueva carta fundamental. Un momento poco visto en la historia de este país, como lo señala el historiador Gabriel Salazar, donde podemos y debemos ejercer nuestra soberanía para construir el Estado que nos parezca necesario para nuestro desarrollo y bienestar.
Este real ejercicio de soberanía popular es lo que está en juego hoy. Es una oportunidad histórica que se nos brinda en medio de la fuerte crisis de legitimidad del poder político y económico. Por ello la concurrencia a las urnas debe ser masiva y el Apruebo debe obtener una amplia votación. Confiamos que así ocurra, pero nos asiste la convicción que los únicos garantes que este proceso llegue a buen puerto siguen siendo los que dieron el brinco inicial y las multitudes que se volcaron a las calles cambiando la historia.
LA OPINIÓN DE LA AUTORA NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Mariana Zegers Izquierdo– Secretaria General Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi.