Por Mauricio Montes | Assange y la muerte del periodismo de investigación

El 4 de enero de 2021, esa es la fecha en que la justicia británica emitirá veredicto sobre si autoriza o no la extradición de Julian Assange a Estados Unidos, país donde enfrentaría acusaciones por más de una decena de delitos de espionaje e intrusión informática y una pena de cárcel de al menos 175 años.

Un castigo ejemplar que, junto con las sanciones hechas a dos miembros de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda de Gambia y Phakiso Mochochoko de Lesoto, simplemente envían un claro mensaje al mundo: Estados Unidos no tolerará ser sometido a ningún juicio moral o mecanismo de justicia internacional.

La valentía de Assange ha sido reconocida por pueblos de todo el mundo, así como por activista como Roger Waters, fundador de la conocida banda Pink Floyd. Gracias a Wikileaks ha sido posible tener una dimensión real de las acciones de desestabilización e injerencia que el Pentágono y la CIA han desarrollado no sólo contra los países considerados objetivos militares.

Detrás del telón

Las revelaciones de Wikileaks sobre Venezuela, develaron la acción de los distintos representantes de la Embajada estadounidense en Caracas, quienes, por cerca de dos décadas, realizaron exhaustivas investigaciones sobre personajes, voceros, conocidos y desconocidos de la política venezolana, sus vínculos personales, políticos, económicos, que le sirvieron para hacer un registro de quienes podrían ser sus aliados.

Fue de esta manera que, en el año 2007, apalancaron un movimiento estudiantil que sirvió de semillero para los actuales líderes políticos de oposición en Venezuela. La materia prima del actual Gobierno paralelo encabezado por Juan Guaidó, y que sirve para la apropiación ilegal del patrimonio de la nación venezolana en el exterior.

Victor Hugo Majano, periodista de investigación, creador de La Tabla, sostiene que no se ha «valorado en su justa dimensión» el tamaño de la conspiración contra Venezuela y que Wikileaks desnuda a través de más de 150.000 documentos filtrados.

«Estamos hablando de información que no sólo tenía que ver con lo político, sino que también impactaba sobre los intereses de las corporaciones de Estados Unidos en el país», expone Majano.

Según el investigador, se debe prestar muchísima atención a la investigación de inteligencia del aparato de espionaje estadounidense, que contaban con perfiles personales muy precisos sobre muchísimos venezolanos considerados de interés.

«Hay que destacar el carácter, lo extenso y lo preciso de la información, porque hay información inclusive personal (…) como direcciones, intereses, formación, vinculación personal o familiar que sirvió para estructurar una serie de acciones para captarlos, para convertirlos en operadores al servicio de los intereses de Estados Unidos (…) todo girando en torno al tema petrolero», apunta.

Buena parte de los documentos filtrados por WikiLeaks, se refieren a la energía eléctrica y el petróleo, el aprovechamiento de condiciones climáticas adversas, e informantes para favorecer a las empresas ConocoPhillips y ExxonMobil.

A la luz de estos hechos, las presentes acciones contra la petrolera estatal venezolana y sus activos en el exterior lucen como una conspiración de larga data.

Majano reflexiona en que dichas prácticas se remontan a las décadas del 60 y 70, cuando comenzaron los primeros esfuerzos por nacionalizar el petróleo venezolano y se reforzó la vigilancia y el seguimiento de cada actor vinculado a áreas específicas del sector productivo como el petróleo y la agricultura. «Todos están identificados», agrega.

«Ese seguimiento se mantiene con la llegada del Gobierno de Chávez, con todo lo que es el tema de las empresas mixtas, lo que sería la participación en las asociaciones estratégicas, vinculado a todo lo que tiene que ver con el tema petroquímico y la Faja Petrolífera del Orinoco, por supuesto todo lo que era la participación de actores extranjeros, de las delegaciones cubanas, de las delegaciones de Irán. Todo lo que estamos viendo ahorita de persecución a Venezuela en cuanto a sanciones, en cuanto a medidas coercitivas, de alguna manera se visualiza allá en esos años y en esa primera década del siglo XXI con respecto a lo que era la industria y las actividades fundamentales de Venezuela», destaca.

Para el periodista de investigación, resulta del todo coherente que personajes como Leopoldo López, aparezca tantas veces mencionado en estos documentos desclasificados y publicados por Wikileaks.

A Estados Unidos no solo le interesaba analizar perfiles de funcionarios del Estado venezolano, sino también participar activamente en la creación de liderazgos políticos de oposición en Venezuela, que pudieran garantizar una sucesión en caso que Chávez fuera derrocado.

«Literalmente se pudiera decir que hay elementos de información que corresponderían a una agencia de inteligencia y no una embajada», señala Majano. 

Desde la perspectiva del comunicador, lo que ocurre con el caso de Julian Assange, no es más que la intención de Estados Unidos de ejercer un castigo ejemplarizante para quien ose dejar en evidencia las estrategias que tejen en las sombras los aparatos de inteligencia y militares de las potencias occidentales. Un precedente que sentaría las bases del fin del periodismo de investigación.

«Hay muchos datos abiertos que no son filtraciones. La tarea o el mérito que pueda tener el investigador, el periodista, es simplemente establecer los vínculos, establecer las relaciones y posiblemente ya el solo hecho de establecer relaciones, establecer vínculos, podría convertirse en un elemento de criminalización de la investigación. Obviamente todos los gobiernos estarían tentados a visualizar las cosas en esos términos y por supuesto debilitar e imposibilitar el uso de datos y la vinculación de sus datos en función de obtener resultados que conduzcan a develar algún proceso o evento», concluye Majano.

Una telaraña invisible

William Camacaro, activista social con muchos años trabajando con movimientos sociales de Latinoamérica, valora que el caso de Assange parece enviar un claro mensaje al mundo: mantener en la opacidad los mecanismos de control y manipulación de la élite occidental.

Pone como ejemplo el escándalo de las cuentas falsas de la empresa de relaciones públicas CLS Strategies.

«Una organización perteneciente a un entramado gigantesco, conectado a una arquitectura de intervención yanqui extremadamente poderosa: en su centro está el omnipotente Departamento de Estado que controla, financia, dirige y guía organismos claves como Usaid, el Pentágono, la CIA y los Comités de Relaciones Exteriores del Congreso y del Senado. Inmediatamente se encuentra la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED, por sus siglas en inglés), la Oficina de Iniciativa de Transiciones, y la Acils (American Center for International Labor Solidarity). En este entramado también participan organizaciones de derechos humanos como: Human Rights Watch, Amnistía Internacional, entre muchas otras, quienes le dan el carácter humanitario a cada intervención norteamericana», puntualiza.

Camacaro añade que a dicha red de manipulación hay que añadir al Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Democrático Nacional (NDI), poderosísimas organizaciones de los partidos Republicano y Demócrata, el Instituto CATO, conocido en Venezuela por otorgarle a Yon Goicoechea el Premio Milton Friedman en el 2008, que constó de la modesta suma de 500.000 dólares, The Dialogue, Open Society Foundations, Americas Society and Council of the Americas, Freedom House con sede en Washington, financiada por el Departamento de Estado.

En esta avanzada de Estados Unidos en la región, Camacaro sopesa la urgencia de revertir este andamiaje de manipulación internacional.

«Debemos más que nunca apostar a los movimientos sociales. En Chile hay protestas multitudinarias, a pesar de la dictadura pinochetista que aún vive allí, a pesar de la pandemia miles de personas salen a las calles a protestar en contra del modelo neoliberal. En Brasil las protestas son por miles y al presidente de ese país le es muy difícil gobernar en medio de todo el caos que ha generado, lo mismo ocurre en Colombia, Bolivia, Ecuador, hay una enorme lucha popular, y en todo el continente, que debemos apoyar», recalca.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por Mauricio Montes – Historiador y entusiasta de la fotografía. Recopilador de las historias mínimas que nacen en las luchas de resistencia de nuestros pueblos latinoamericanos.