SANTIAGO – Solo el 31,4 por ciento de este grupo de la población aseguró haber accedido a un chequeo referido a su enfermedad. Por otra parte, del total de personas que refieren haber tenido una nueva necesidad de salud en este período, sólo el 73,8 por ciento accedió a una consulta médica, lo que representa una baja sustantiva en comparación con los datos históricos de la encuesta CASEN, donde la respuesta positiva llega al 93 por ciento.
La Universidad de Chile y el Colegio Médico emitieron un nuevo informe del Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas Covid19 (MOVID19). Según el estudio, las barreras de acceso e inequidades de la salud se han amplificado durante la pandemia. Por ejemplo, la principal razón para posponer las atenciones, tanto para un nuevo problema de salud, como para enfermedades crónicas, fue el miedo al contagio del Covid 19, en un 57,1 por ciento y un 62,7 por ciento, respectivamente. “Esto significa que aumentar la disponibilidad de servicios o establecer estrategias de priorización, no necesariamente garantizará su utilización por los usuarios, debido a estas barreras subjetivas emergentes”, concluye el documento.
Otra de las conclusiones que arroja el informe, es que los controles de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, renales o respiratorias, llegan al 35,2 por ciento entre quienes pertenecen a Isapre, mientras que apenas alcanza el 26,1 por ciento de pacientes Fonasa y 13,3 por ciento sin previsión. De este grupo, específicamente respecto a la Región Metropolitana, las personas que menos accedieron a atender su necesidad médica, son de las zonas del Servicio de Salud Metropolitano Norte y el Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente.
El académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, doctor Cristóbal Cuadrado, quien también es investigador de Movid19 y Secretario Técnico del Departamento de Políticas de Salud y Estudios de Colegio Médico, indicó que “la pandemia ha impactado de manera profunda el acceso al sistema de salud, haciendo emerger nuevas barreras como el miedo a consultar, mayor probabilidad de cancelación de horas y saturación del sistema”.
Además, aseguró que “esto significa que muchos pacientes crónicos o personas con nuevas enfermedades graves cómo cánceres, han experimentado un acceso limitado durante meses, donde se observan claras inequidades entre personas Fonasa e Isapre. La reactivación del sector salud debe hacerse cargo de estas nuevas barreras y del impacto que la profundización de las inequidades en el acceso están produciendo sobre la salud de la población».
Por otra parte, la académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, Alejandra Fuentes, manifestó su preocupación por las cifras. «Siete de cada diez personas con enfermedades crónicas no ha tenido controles de salud desde el inicio de la pandemia, lo que es más agudo en el caso de los beneficiarios de Fonasa. La principal razón es el miedo al contagio. Se requiere realizar campañas comunicacionales que modifiquen la percepción de inseguridad en los servicios de salud por parte de los usuarios y usuarias, así como trabajar con agrupaciones de pacientes con el objetivo de adaptar los servicios a sus expectativas», indicó.
El doctor Jorge Pacheco, Médico de Familia, Académico Universidad de Concepción y parte del equipo de investigadores, precisó que “como se ha observado en educación, no deberíamos asumir que por tener servicios de salud disponibles van a ser utilizados. El miedo al contagio en los centros de salud puede disminuir la búsqueda de atención, incluso por enfermedades graves como infarto o cáncer. Por lo tanto, debe ser considerado en la reactivación sanitaria”.
Dentro de las recomendaciones de los expertos están el desarrollo de campañas comunicacionales, separar zonas de atenciones respiratorias de las que no ven ese tipo de patologías; fortalecer el sistema público y adecuar la oferta de servicios y el fortalecimiento de la atención remota.
El estudio MOVID-19 estudio que es realizado en colaboración con la Universidad Diego Portales, la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad San Sebastián, la Universidad Central y la Universidad de La Frontera. En el trabajo han participado 55.030 personas durante las últimas 21 semanas.
Por Antonia Orellana / Fotos: Alejandra Fuenzalida.