El papa Francisco urgió a los líderes mundiales a fortalecer la solidaridad y el multilateralismo en su videomensaje, transmitido durante la sesión plenaria en la Asamblea General de la ONU.
La humanidad debería elegir el camino que «conduce al fortalecimiento del multilateralismo, expresión de una renovada corresponsabilidad mundial, de una solidaridad fundamentada en la justicia y en el cumplimiento de la paz y de la unidad de la familia humana, proyecto de Dios sobre el mundo», acotó el pontífice.
En palabras de Francisco, «la crisis actual también nos ha demostrado que la solidaridad no puede ser una palabra o una promesa vacía».
Hablando de la emergencia sanitaria del coronavirus, el obispo de Roma observó que «la pandemia ha puesto de relieve la urgente necesidad de promover la salud pública y de realizar el derecho de toda persona a la atención médica básica. Por tanto, renuevo el llamado a los responsables políticos y al sector privado a que tomen las medidas adecuadas para garantizar el acceso a las vacunas contra el COVID-19 y a las tecnologías esenciales necesarias para atender a los enfermos».
Además, la humanidad debe superar la «cultura del descarte», originada por «una gran falta de respeto por la dignidad humana, una promoción ideológica con visiones reduccionistas de la persona, una negación de la universalidad de sus derechos fundamentales, y un deseo de poder y de control absolutos que domina la sociedad moderna de hoy», aseveró Francisco.
Lucha contra la injusticia económica
El papa Francisco instó a la comunidad internacional a poner fin a las injusticias económicas.
«La comunidad internacional tiene que esforzarse para terminar con las injusticias económicas (…) Tenemos la responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas», declaró el pontífice.
Según él, uno de los modos para alcanzarlo consistiría en «reconsiderar el papel de las instituciones económicas y financieras, como las de Bretton Woods, que deben responder al rápido aumento de la desigualdad entre los súper ricos y los permanentemente pobres».
Para Francisco, «un modelo económico que promueva la subsidiariedad, respalde el desarrollo económico a nivel local e invierta en educación e infraestructura, que beneficie a las comunidades locales, proporcionará las bases para el mismo éxito económico y a la vez, para renovación de la comunidad y la nación en general».
El pontífice destacó la importancia de la creación de una nueva ética en el campo de las finanzas, que «supone ser conscientes de la necesidad de que todos se comprometan a trabajar juntos para cerrar las guaridas fiscales, evitar las evasiones y el lavado de dinero que le roban a la sociedad, como también para decir a las naciones la importancia de defender la justicia y el bien común sobre los intereses de las empresas y multinacionales más poderosas».