Los que desean bajar de peso generalmente necesitan reducir su ingesta diaria de calorías, lo que a menudo conduce a un aumento del apetito y a una intensa sensación de hambre. Estos son algunos trucos comprobados científicamente que te ayudarán a sentirte saciado por más tiempo, si quieres adelgazar.
- Comer conscientemente
Nuestro cerebro está ‘programado’ para saber cuándo tenemos hambre y cuándo estamos saciados. Sin embargo, comer rápido o mientras se está distraído puede hacer más difícil al cerebro reconocer estas señales.
Resolver este problema es bastante fácil, basta comer conscientemente, es decir, poner atención a lo que ingieres sin estar mirando la televisión o el teléfono. Masticar bien cada pedazo de alimento también ayuda, ya que da al cerebro más tiempo para procesar las señales de saciedad.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, mostró que comer conscientemente también puede ayudar a las personas a sentir más placer al comer, además de evitar la ingesta compulsiva de alimentos.
- Hacer ejercicio
Además de los beneficios ampliamente conocidos de la práctica de actividades físicas, el ejercicio puede influir también en el apetito.
Una investigación de la Universidad Politécnica Estatal de California sugiere que mantenerse activo puede disminuir la activación de las regiones cerebrales relacionadas con los antojos alimentarios, lo que, por ende, podría resultar en una reducción de las ganas de comer.
La práctica de ejercicio también puede reducir los niveles de la hormona del hambre, al tiempo que aumenta la sensación de saciedad, apuntó un estudio realizado por la Universidad Griffith, en Australia.
- Dormir lo suficiente
Ejercitarse es importante, pero descansar también desempeña un importante papel a la hora de mantener el organismo funcionando como debe. Dormir lo suficiente también puede ayudar a reducir el hambre y evitar el aumento de peso.
Investigaciones llevadas a cabo por la Universidad de Chicago mostraron que dormir menos horas de lo recomendado puede conllevar un aumento del hambre y del apetito hasta en un 24%, además de disminuir hasta un cuarto los niveles de algunas hormonas de saciedad.
Otro estudio, realizado en la Universidad de Ottawa, en Canadá, reveló que aquellas personas que duermen menos de siete horas por la noche suelen sentir sus niveles de saciedad después del desayuno un 26% más bajos.