Por Luis Acevedo Espínola | 50 años de la Unidad Popular

El 04 de septiembre se cumplieron 50 años del triunfo de Salvador Allende y la Unidad Popular. Comenzaba así la llamada vía chilena al socialismo. 

Tras varios intentos, Allende logra conseguir poco menos de 40% de los votos situándose cómo primera mayoría, teniendo a Alessandri en segundo lugar y Tonic tercero. El sistema electoral de la época, daba la definición de quién sería Presidente al Congreso, en caso de que ninguno obtuviera la mayoría suficiente. Así, eran fundamentales los votos de la DC. Por ello, se pactar un acuerdo de garantías, permitiendo finalmente el apoyo de la DC a la investidura de Allende como Presidente.

Durante su mandato su coalición tenía algunas divisiones, siendo la más marcada aquellos que sostenían la vía insurreccional (sectores del PS) y otros la vía democrática institucional (PC), pero al momento de las votaciones se alineaban.

Eso permitió reformas importantes, como la Escuela Nacional Unificada (ENU) o la nacionalización del cobre, que tuvo apoyo transversal. Se agrega también la continuación de la Reforma Agraria iniciada tiempo atrás y profundizada por Frei Montalva, el antecesor de Allende en el cargo. Esto último se logró gracias a la asesoría del abogado Eduardo Novoa Monreal y los Decretos Leyes de la década de los 30.

Ya luego, en 1973, en las elecciones parlamentarias, la Unidad Popular aumentaría incluso su éxito, superando el 40%, cerca a obtener la mayoría parlamentaria por si sola, lo cual hubiera permitido hacer mayores cambios.

No obstante, el 11 de septiembre se detiene todo este proceso democrático e institucional por vía de la fuerza. Las FFAA tomaban el poder vía golpe de Estado incluso bombardeando a La Moneda. Allende se quita entonces la vida, e inicia un periodo oscuro de la historia de Chile.

Hoy en día se está en ad portas de iniciar un proceso constituyente, que nuevamente las mayorías se expresarán, según los pronósticos, para dar pie a este proceso respetando la democracia e institucionalidad.

Desde la mirada de la izquierda, claramente representa una nueva opción de cambios profundos vía democrática e institucional más allá de la gestión y las reformas que se hicieron durante los gobiernos de la Concertación primero y de la Nueva Mayoría después.

Aunque claro, el proceso constituyente tiene la cancha establecida en términos genéricos, pero uno de los más relevantes es el quórum. Los ⅔ son exigencia clara de que el diseño institucional en este proceso necesita mayorías más elevadas que la mayoría absoluta.

Se mira con esperanza avanzar en dicha agenda: un Estado de Derecho Social y Democrático que recoja el desarrollo del Constitucionalismo; derechos sociales efectivos y resguardados; mejor distribución del poder que termine el presidencialismo; en fin, varios puntos a tocar en el proceso. La pregunta es si acaso se logrará ese nivel de consenso.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por Luis Acevedo Espínola – Es Abogado Magíster en Derecho Penal y Procesal Penal, estudiante de un Magíster en Derecho Constitucional de la Universidad de Talca y de un Diplomado en Docencia Universitaria de la USACH. Ha trabajado en la Unidad de Drogas de la Fiscalía y en la Unidad de Delitos Sexuales. Es socio activo del Instituto de Ciencias Penales, miembro del Colegio de Abogados y militante del Partido Socialista. Actualmente se desempeña como Profesor de Introducción al Derecho en la USACH y de Compliance en la UNAB, y al ejercicio libre de la profesión en materias penales, constitucionales y de salud, además de colaborar en el equipo jurídico de la AFEP.