Primer Informe «Vida en Pandemia»: impacto económico + bienestar mental

  • Estudio longitudinal de investigadores de la Universidad de Chile revela que sectores de menores ingresos, jóvenes y mujeres son los más golpeados por la pandemia

  • Investigación advierte una amplia sensación de incertidumbre económica. El 24% de los encuestados cree altamente probable quedar sin trabajo, mientras un 48% piensa que la deuda del hogar aumentará, y un 56% proyecta una reducción en el ingreso del hogar.

  • Plantea también que la fragilidad financiera e incertidumbre económica ha generado un deterioro emocional en más de la mitad de las 2.552 personas consultadas. La experiencia frente a la pandemia demostró además un marcado contraste entre el sentir de jóvenes y personas mayores.

  • Estos son sólo parte de los resultados del primer informe del estudio Vida en Pandemia, trabajo interdisciplinario que monitoreará la forma en que la crisis sanitaria está impactando a distintos grupos de la población a nivel socioeconómico, sociopolítico, psicológico y cultural.

SANTIAGO – La desigualdad tiene una primera connotación socioeconómica que se traduce también en distintas formas de vivir la cotidianidad y entender a la sociedad en contextos de crisis como la actual. Esta es una de las primeras aproximaciones del estudio #VidaenPandemia, una investigación longitudinal e interdisciplinaria de la Universidad de Chile que monitoreará las condiciones materiales y el sentir de distintos grupos de la población frente a la nueva vida en tiempos del COVID-19.

Este jueves 27 de agosto se dio a conocer el primer informe del estudio, el cual entregó resultados sobre impacto económico, estado de ánimo y salud mental de una primera encuesta a 2.552 personas.

Bienestar mental y físico, trabajo y endeudamiento, actuar de la autoridad, condiciones de aislamiento, relaciones familiares y comunitarias, y visiones de la sociedad son parte de los temas abordados en este trabajo que hará un seguimiento sobre la forma en que la pandemia está impactando la vida de las personas a nivel psicológico, socioeconómico, sociopolítico y cultural. Este jueves 26 de agosto se dio a conocer el primer informe de esta investigación, el cual contiene los principales resultados sobre impacto económico, estado de ánimo y salud mental a partir de una primera encuesta aplicada a 2.552 personas durante julio.

Impacto económico y estado de ánimo

La pandemia ha generado una desestabilización, fragilidad e incertidumbre económica que está afectando la calidad de vida y el estado de ánimo. El impacto, sin embargo, ha sido desigual, siendo los más golpeados grupos pertenecientes a estratos sociales de menores ingresos, generaciones intermedias y jóvenes, y mujeres. Esta es una de las primeras conclusiones planteadas por el Informe N°1 de Vida en Pandemia.

En relación a empleo, un 21% de los encuestados dice haber perdido su trabajo; mientras un 24% señala que algún miembro de su familia quedó sin empleo. Esta cifra es mayor entre jóvenes de 18 a 29 años, un 25% de los cuales indica haber perdido su trabajo.

El nivel de endeudamiento, en tanto, es elevado en el segmento de menores ingresos, donde un 73% de las personas declara problemas para pagar créditos de consumo y un 56% señala dificultades para comprar artículos básicos. Este problema también alcanza al grupo de más altos ingresos, un 32% de los cuales indican problemas para pagar créditos de consumo. El desglose etario indica, por otra parte, que los jóvenes son los más endeudados, quienes en un 60% reportan problemas para pagar créditos de consumo y un 38% indica dificultades para comprar artículos básicos.

Identificó además dos tipos de experiencia en los extremos, la de hombres mayores, con una sentir más bien positivo; y la de jóvenes y mujeres de menores ingresos, con una vivencia más bien negativa.

Otra distinción importante se dio en relación a fuentes de financiamiento para grupos con diferente nivel de ingreso. En el cuartil de menores ingresos, el 37% de los encuestados indicó haber recibido un aporte o préstamo de familiares o amigos. Por otra parte, en los segmentos más acomodados predominó la reestructuración de créditos preexistentes.

El escenario de desestabilización y fragilidad económica ha provocado un extendido sentimiento de incertidumbre. Esta situación se ve reflejada principalmente en tres indicadores: 24% de los entrevistados cree altamente probable quedar sin trabajo, 48% piensa que es altamente probable que la deuda del hogar aumente y un 56% afirma como altamente probable que el ingreso del hogar se reduzca. El panorama de incertidumbre económica es más complejo entre los más pobres, segmento donde el 75% cree que el ingreso del hogar se reducirá en los próximos meses, y el 66% cree que la deuda del hogar aumentará.

¿Cómo estamos viviendo esta crisis?

Las respuestas relacionadas a sentimientos y sentidos puestos en juego durante la pandemia, varían principalmente por edad y secundariamente por género. En términos generales, el estado de ánimo ha sufrido un deterioro durante la pandemia en más de la mitad de las personas, y alrededor de un tercio está desanimado o muy desanimado en el presente.

Uno de los resultados más llamativos fue que a mayor edad la experiencia se situó en un registro emocional y de sentido más próximo a un polo positivo. El análisis por grupo etario indica que 65% de los jóvenes entre 18 y 29 años dice que su bienestar o salud mental ha empeorado. En el otro extremo, un 45% de las personas mayores de 60 años indica empeoramiento de su bienestar o salud mental y un 53% dice mantenerse igual que antes de la pandemia.

El estudio es liderado por la profesora de la Facultad de Ciencias Sociales, Irma Palma, y cuenta con la colaboración de investigadores de distintas unidades académicas de la U. de Chile.

La diferencia etaria se ve reflejada también en respuestas sobre el estado de ánimo al momento de ser encuestado, las que reflejan que un 44 % de los más jóvenes está desanimado o muy desanimado y un 20% señala que está animado, cifras que contrastan con el segmento de mayor edad, donde sólo el 24% dice estar desanimado o muy desanimado y un 36% afirma estar animado.

En cuanto a género, un 62% de las mujeres señala que su bienestar o salud mental ha empeorado, versus un 50% en el caso de los hombres. Pero los resultados más reveladores aparecen al considerar respuestas por género y edad. Bajo este prisma, resalta que el 69% de mujeres más jóvenes, entre 18 y 29 años, y el 63% de las pertenecientes al segmento 30 a 44 años, declaran que su bienestar o salud mental ha empeorado. El alto impacto en mujeres también se replica en los segmentos 45-59 y sobre 60, con un 59% y 55%, respectivamente. En los hombres, el segmento más afectado fue el juvenil, donde un 61% indicó empeoramiento de su bienestar o salud mental.

Las diferencias por grupo también son notorias al considerar género y edad en preguntas sobre estado de ánimo actual. En este ámbito, el 42% de los hombres y el 45% de las mujeres entre 18 y 29 años declaran sentirse desanimados o muy desanimados. La tendencia es algo distinta entre mayores de 60 años, con un 19% de hombres que señala sentirse desanimado y un 44% que afirma estar animado, mientras en las mujeres la respuesta predominante, con un 47%, es “ni animado ni desanimado”.

Sentimientos frente a la crisis

Responsabilidad, preocupación y solidaridad son los tres términos comunes a las experiencias de las generaciones, los estratos y el género. En sentido inverso, el miedo es un sentimiento excepcional: lo experimentan mujeres jóvenes y de grupos de más bajos ingresos. El cansancio, en tanto, es una experiencia de mujeres jóvenes de todos los estratos sociales.

Uno de los resultados de la encuesta fue que 73 por ciento de las personas de menores ingresos señaló problemas para pagar créditos de consumo y 56 por ciento los tiene para comprar artículos básicos.

El estudio identificó dos tipos de experiencia en los extremos, la de los hombres mayores, por un lado, y la de jóvenes (hombres y mujeres) y mujeres con menores niveles de ingreso, por otro. Para los primeros, la experiencia es de signo positivo, es bienestar-esperanza, tranquilidad-calma, confianza, optimismo, seguridad, alegría, responsabilidad, preocupación, solidaridad y gratitud. Para el otro grupo la experiencia está asociada a malestar-cansancio, aburrimiento, inquietud, frustración, angustia y agobio.

En el ámbito del malestar las emociones predominantes son dos: cansancio y aburrimiento. El primero domina la experiencia de generaciones jóvenes e intermedias, y de mujeres situadas en distintos estratos socioeconómicos. El aburrimiento, en tanto, se suma a la experiencia de cansancio en jóvenes

Próximos informes y encuestas

Este informe N°1 de Vida en Pandemia entrega resultados parciales sobre la primera ola de encuestas aplicada a un universo que comprende hombres y mujeres, individuos jóvenes, de edades medianas y adultos/as mayores de diversos niveles socioeconómicos que habitan en gran parte del territorio nacional en comunas con y sin confinamiento. Los próximos informes sobre esta primera ola de encuestas entregarán resultados específicos sobre estudios a distancia desde el hogar, conducción política de la pandemia, moral de grupo y prácticas anticonceptivas, entre otros temas.

Vida en Pandemia aplicará en total cuatro olas de encuestas durante este año para monitorear la evolución del impacto de la pandemia en la sociedad. El proyecto es liderado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y cuenta con el patrocinio de instancias centrales del plantel, del Instituto Milenio para la Investigación de Imperfecciones de Mercado y Políticas Públicas (MIPP) y de UNESCO. En él participarán investigadores e investigadoras de la Universidad pertenecientes a las facultades de Ciencias Sociales, Economía y Negocios, Ciencias Físicas y Matemáticas; Filosofía y Humanidades, Medicina y Derecho.

DOCUMENTOS ADJUNTOS
– Vida en Pandemia, Informe 1.a: Impacto económico
– Vida en Pandemia, Informe 1.b: Experiencia frente a la crisis
ENLACES RELACIONADOS
– Sitio web: Vida en Pandemia

Por Cristian Alejandro Fuentes – Universidad de Chile