El Partido Progresista exige la renuncia inmediata del Director de Carabineros, General Rozas, y plantea la necesidad de abrir un debate para avanzar en una nueva institucionalidad policial

SANTIAGO – El presidente del Partido, Camilo Lagos, dijo que «Carabineros ha cruzado todo límite ético: urge la salida de Rozas y abrir un debate para el reemplazo de Carabineros por una nueva institucionalidad policial»

El Partido Progresista de Chile, a través de su presidente Camilo Lagos, manifestó que la colectividad reaccionó con estupefacción e indignación frente a la confirmación de que el pasado 13 de agosto, a través de una Orden General (N°2787), el general director de Carabineros, Mario Rozas, cambió el nombre de la Academia de Ciencias Policiales, por Rodolfo Stange Oelckers, al que calificó como «un personaje destacado de la historia institucional».

El presidente del PRO, señaló que ha llegado la hora de acoger el planteamiento formulado por Marco Enríquez–Ominami en el Foro Internacional de Derechos Humanos, en el sentido de «poner término a Carabineros de Chile y abrir paso al establecimiento de una nueva institución policial, comprometida con la democracia y los derechos fundamentales de las personas».

En el encuentro desarrollado en enero pasado, Enríquez–Ominami manifestó: «Creo que hay que disolver a Carabineros porque creo que ya no funciona», detallando que ha devenido en «una institución sin ninguna formación, incapaz de controlar los fenómenos sociales (…) Debe disolverse ya esa policía y crearse una nueva policía».

En ese contexto, Camilo Lagos cree que «Carabineros ha cruzado todos los límites éticos, desde su responsabilidad en las numerosas y gravísimas violaciones a los derechos humanos cometidas desde el 18 de octubre de 2019, hasta esta deplorable reivindicación de uno de las jerarcas de la tiranía cívico–militar». Además subrayó que: «Rozas debe renunciar a su cargo ahora mismo. Piñera ha señalado en reiteradas oportunidades que fue opositor a la dictadura y que ha sido un demócrata. Esta es una oportunidad de demostrar si eso es efectivo y no es otro cómplice pasivo exigiendo la renuncia a Rozas».

El líder del Partido Progresista indicó que «Estamos frente a una expresión abierta de negacionismo, pero al mismo tiempo ante una evidencia que prevalece en Carabineros, una doctrina de irrespeto a los derechos humanos».

En el mismo escenario, Lagos advierte que «No se puede dejar pasar las gravísimas declaraciones de la presidenta de la UDI», esto, a raíz de los dichos de Jacqueline Van Rysselberghe, quien señaló que «Hay una estatua de Allende frente a La Moneda y eso no llama a nada. Rodolfo Stange es una figura dentro de Carabineros, podrá gustar o no, pero hacer de eso un tema político no corresponde». Al respecto Lagos señaló que «si no estuviéramos hablando de hechos tan dramáticos para las chilenas y chilenos, esas palabras moverían a risa».

Al mismo tiempo agregó que «Es evidente que estamos frente a una materia política, porque estamos hablando de una reivindicación a quien fuera uno de los integrantes de la Junta Militar de Gobierno entre octubre de 1985 y marzo de 1990, es decir, quienes usurparon el poder político por la violencia desde el golpe de Estado», señaló, precisando además que «Es una ofensa grosera comparar a uno de los jerarcas de la tiranía con Salvador Allende, que fue electo por la voluntad democrática de las chilenas y chilenos».

«No nos sorprende la postura de la UDI. Stange fue general director de Carabineros en la etapa final de la dictadura, período en el que Carabineros continúo siendo el perpetrador principal de las violaciones a los derechos humanos. Se mantuvo en el cargo hasta octubre de 1995 por obra y gracia de la transición pactada y se negó a renunciar cuando Eduardo Frei se lo solicitó, cuando se conoció su rol en las operaciones de obstrucción a la justicia en el caso de los degollamientos de Parada, Guerrero y Nattino. Pues bien, una vez que culminó su ominosa carrera en Carabineros, la UDI lo presentó como candidato a senador y lo incorporó a sus filas» sentenció.

«El Estado chileno tiene la obligación, frente a nuestra sociedad y también ante la comunidad internacional, de no olvidar las violaciones a los derechos humanos, como elemento básico de las políticas de reparación y la creación de las condiciones para la no repetición. Por lo tanto, el negacionismo es contradictorio con los derechos humanos.  Esta nueva afrenta a las chilenas y chilenos por parte de Rozas no puede quedar impune», concluyó Lagos.