La pandemia no frenó el proteccionismo y las disputas comerciales de EEUU con el resto del mundo, en especial con China y la Unión Europea. Por el contrario, profundizó ese escenario conflictivo.
Este comportamiento adelanta un horizonte muy complicado para la pospandemia en el comercio internacional, que puede agudizar las tendencias proteccionistas de las economías desarrolladas y, por lo tanto, afectar la recuperación global.
La Organización Mundial de Comercio estima ahora una caída de hasta el 18,5% en el intercambio de bienes y servicios a nivel internacional para este año.
En lugar de un marco de cooperación y coordinación para atender la crisis global provocada por la COVID-19, EEUU ha dinamitado los espacios de intercambio y colaboración entre las potencias, como el G-20.
Derrumbe
El comercio mundial se redujo abruptamente en el primer semestre del año, debido al impacto de la pandemia en la economía mundial.
Los economistas de la OMC estiman que, si bien el volumen del comercio registrará una fuerte caída en 2020, es poco probable que se llegue a la situación hipotética más desfavorable prevista en abril, que proyectaba una contracción del 32%.
Según las estadísticas de la OMC, el volumen del comercio de mercancías se redujo a un ritmo interanual del 3% en el primer trimestre. Las estimaciones iniciales para el segundo trimestre apuntan a un descenso interanual del 18,5%.
«El desplome del comercio al que asistimos actualmente alcanza niveles históricos; de hecho, es el más pronunciado de que tenemos constancia. Pero hay un importante lado positivo en este fenómeno, y es que podría haber sido mucho peor», afirmó el Director General Roberto Azevêdo.
Hegemonía
La muy fuerte caída del Producto Interno Bruto de la mayoría de los países debido a la pandemia ha provocado en lo inmediato un brusco descenso del comercio internacional.
Este retroceso prolonga la tendencia que comenzó con la crisis de 2008. La evolución del comercio global empezó a acompañar el crecimiento económico mundial, cuando hasta ese momento lo duplicaba.
El economista argentino radicado en Francia Bruno Susani escribió que la administración Trump busca organizar el comercio mundial en función de las necesidades de mantener su hegemonía económica.
En la década del 90 hubo un sostenido aumento del comercio mundial, que se aceleró a partir de 2001 con la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Esa expansión se produjo por la etapa de la globalización dominada por la deslocalización de ciertas producciones para disminuir costos salariales y mantener la tasa de ganancias de corporaciones de las economías desarrolladas.
A eso se le sumó el avance tecnológico en los procesos productivos en China e India. Todos esos factores derivaron en un incremento sostenido del comercio internacional.
La crisis de 2008 frenó esa expansión y la situación ya no es la misma. La pandemia COVID-19 puede generar un ciclo inverso. Una reversión del proceso de deslocalización, con una mayor concentración de la producción en los países desarrollados y, por lo tanto, un menor flujo de intercambios de bienes y servicios globales.
Barreras
La OMC está al servicio de las economías desarrolladas. Entrega distintas herramientas que les permitieron proteger sus mercados internos, a la vez que limitaron fuertemente el margen de maniobra del resto de los países para impulsar estrategias de desarrollo productivo.
Un ilustrativo documento de la cancillería de Argentina de hace unos años advierte que, sin embargo, el hecho de que las reglas establecidas favorezcan a un grupo pequeño pero muy poderoso de economías desarrolladas no impide que EEUU sea el país más demandado en las instancias de solución de controversias de la OMC y el principal infractor a las normativas de dicha organización.
EEUU despliega un amplio abanico de barreras ilegítimas para evitar el ingreso de ciertos productos importados que podrían competir con su producción nacional.
Es uno de los países con mayor experiencia en la aplicación de todo tipo de barreras de corte proteccionista. Emplea un amplio conjunto de medidas distorsivas para el comercio, como topes arancelarios en ciertos productos primarios, contingentes arancelarios (es decir, cuotas con arancel preferencial), subsidios a la exportación y obstáculos técnicos (compre nacional o barreras sanitarias y fitosanitarias), entre otras barreras.
Doble discurso
Mientras postula el libre comercio en los foros internacionales, EEUU dispone medidas proteccionistas de sus mercados locales.
En los últimos dos años, la administración Trump concentra la mitad de las denuncias que se han presentado ante la OMC en ese periodo.
Es el país que recibió la mayor cantidad de demandas en la historia de la OMC (121 acusaciones). Además es el que más casos ha perdido en la OMC. Fue condenado en el 75% de los casos en los que, siendo parte demandada, hubo un fallo del órgano de solución de diferencias.
También es el segundo país del mundo en cantidad de investigaciones antidumping iniciadas (508 casos iniciados, 319 medidas definitivas). Además aplica medidas compensatorias y licencias de importación.
Fija máximos arancelarios prohibitivos para algunos productos primarios: tabaco (350%), maní (140%), queso (50%), azúcar (49%). Consiguió imponer, al igual que la UE, una suerte de «proteccionismo legalizado» para sí mismo en el marco de la OMC al aplicar subsidios directos a la producción y las exportaciones de productos agropecuarios, una de las medidas más cuestionadas en ese marco institucional multilateral.
Destinará en los próximos 10 años más de 950.000 millones de dólares en subsidios a sus productores primarios. Esta acción distorsiva desplaza la competencia potencial de otros países e induce una mayor volatilidad en los precios internacionales de los alimentos.
Bloqueo
Esa cantidad de sanciones podrían ser bastante más elevada. A fines de 2015, EEUU bloqueó la renovación de los miembros que finalizaban sus mandatos en el órgano de apelaciones de la OMC, máxima instancia de resolución de controversias comerciales.
Hoy hay un solo miembro de ese órgano y no puede funcionar. Bloquear su funcionamiento es como dejar sin objeto a la OMC.
Ese comportamiento viene acompañado de una serie de represalias comerciales iniciada por EEUU.
No es solo la guerra comercial con China, país que lo considera una amenaza, sino que también dispuso restricciones comerciales con países europeos considerados aliados. Y con otros alineados con su política exterior, como Corea y Brasil.
La decisión de Donald Trump de elevar los aranceles sobre el acero y el aluminio y la consecuente respuesta de la Unión Europea de subir tarifas sobre otros bienes de EEUU fue una ruptura de las reglas de convivencia del comercio internacional entre aliados.
Las medidas proteccionistas son colocadas cada vez que intereses de empresas estadounidenses se enfrentan a situaciones complicadas para mantener posiciones en su mercado interno o para preservar mercados internacionales.
Exportaciones mundiales
El economista Silvio Guaita explica que EEUU representa el 25% del Producto Bruto mundial, porcentaje que es más elevado si se contabiliza las producciones de subsidiarias y filiales de sus multinacionales instaladas en otros países.
Su economía es un motor relevante pero ya no único, puesto que China y su área de influencia en Asia también se han convertido en un importante impulsor de la economía mundial.
Por eso la política proteccionista y la guerra comercial entablada por EEUU pueden provocar una salida lenta de la actual crisis global.
Más aún cuando el crecimiento del comercio internacional se desacelera en relación al avance del Producto mundial, como viene sucediendo desde hace más de diez años.
China
En esa disputa en el terreno comercial, EEUU está tensando al máximo la relación con China, su principal competidor en la carrera por ser potencia económica mundial.
Entre las 500 mayores empresas del mundo, según el ranking Forbes, ya hay casi tantas chinas como estadounidenses. En la práctica, esta crisis ha mostrado que China tiene un papel más relevante en la producción global, el comercio, el turismo y los mercados de materias primas.
Desde 2018 EEUU está incrementando las disputas comerciales, en especial con China.
A inicios de este año, antes de la irrupción de la pandemia COVID-19, habían llegado a un principio de acuerdo, con importantes condicionamientos para China. Pero luego de ese trato, la administración Trump siguió la embestida acusando a China, sin ninguna prueba, por supuestamente haber esparcido el coronavirus.
Esa estrategia de enfrentamiento tiene otro frente en el área de la tecnología y de las telecomunicaciones con las restricciones a la empresa china Huawei, que está adelantada en el desarrollo del 5G en relación a firmas estadounidenses.
La Casa Blanca argumenta que esa decisión se debe a lo que considera una amenaza a su «seguridad nacional».
En esa instancia de disputa entre potencias, alimentada por la potencia en declive, EEUU, no existe OMC y ningún otro organismo internacional con competencias para intervenir y frenar esa escalada que pone en riesgo la estabilidad de la economía mundial.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Alfredo Zaiat – Periodista, escritor y economista, jefe de la sección de Economía y del suplemento Cash de Página 12 desde 1997. Conduce desde hace 18 años el programa radial ‘Cheque en blanco’. Ganador del premio ETER en varias oportunidades. Integra el cuerpo docente del Programa Amartya Sen de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros ‘¿Economistas o astrólogos?’, ‘Historia de la economía argentina del siglo XX’ junto a Mario Rapoport, ‘Economía a contramano’, ‘Amenazados. El miedo en la economía’ y ‘Macrisis. Otro fracaso del neoliberalismo en Argentina’.